miércoles, 1 de noviembre de 2017

"2017 ENCUENTRO CON LA NATURALEZA"



Fríjoles sin fronteras

Mi sueño siempre ha sido llegar a la población de menos recursos en África a través de la ciencia. Y ahora, como “doctora de plantas”, como me dicen mis hijos, ayudo a regular el flujo de los fríjoles entre el mayor banco de germoplasma de fríjol del mundo en Colombia y muchos países en África.
Los fríjoles son esenciales en África subsahariana. Tan solo en África oriental, son el producto básico más comercializado, y a menudo un plato de comida se considera incompleto sin ellos. En muchos países africanos, cada mujer, con solo una pequeña parcela de tierra, puede sembrar y vender fríjol, para poner un plato nutritivo en la mesa.
Gracias a décadas de investigación, ya hemos logrado un enorme progreso en el mejoramiento de los fríjoles. Ahora son más nutritivos y asequibles, y las plantas son más productivas y robustas frente al calor y la sequía.
Pero si hemos de cumplir el Objetivo de Desarrollo Sostenible “poner fin al hambre, lograr la seguridad alimentaria y una mayor nutrición”, vamos a necesitar elevar la barra aún más alto.
Como fitomejoradora, dependo de la diversidad genética para lograr avanzar en mi trabajo. Si se pierde para siempre una variedad de fríjol, es posible que nunca sepamos cómo sus atributos únicos podrían habernos ayudado – y a futuras generaciones – para enfrentar retos específicos. Es por eso que las 37.000 accesiones en la colección mundial de fríjol del CIAT en Colombia y las 3.000 en nuestro banco de germoplasma en Uganda se encuentran en el centro del trabajo de la Alianza Panafricana de Investigación en Fríjol (PABRA) para mejorar los fríjoles para el continente.
Conservar estos fríjoles de manera segura es clave para producir nuevas variedades con mejores características, para empoderar a los agricultores para mejorar su producción, resiliencia e ingresos.
Necesitamos además incrementar el rango y disponibilidad de fríjol con mejores cualidades – como mayor contenido de hierro, tolerancia a plagas y enfermedades, y resiliencia al calor, la sequía y baja fertilidad del suelo.
Pero para hacerlo, es vital el intercambio de datos y muestras de fríjol. Durante los últimos 20 años, PABRA – la mayor red de investigadores de fríjol en África – ha reunido a socios de toda África para compartir datos, experticia y muestras de fríjol. Sin embargo, en muchos casos, las políticas no siguen el mismo ritmo – algunas veces esto significa que hay largas demoras en el desarrollo de variedades mejoradas y en ponerlas a disposición de los agricultores.
Existen excepciones. El Mercado Común de África Oriental y Austral (COMESA) es una zona de libre comercio para 20 países, que nos ha permitido acelerar significativamente la liberación de nuevas variedades de fríjol. Eso significa que, por primera vez, podemos usar datos de variedades ricas en hierro liberadas en Uganda, Burundi y Ruanda para lanzar las mismas variedades en Tanzania y Kenia, en donde las condiciones ecológicas son similares, en lugar de duplicar extensos procedimientos de pruebas en cada país.
Estos desarrollos de políticas nos permiten tener un mayor impacto, por ejemplo, para incorporar mejores variedades de fríjol en los programas de alimentación escolar con el propósito de abordar el problema de la malnutrición o para ayudar a los agricultores a vencer la sequía en sus campos.
Nuestra sólida red de programas nacionales de investigación debe galvanizarse para aprovechar estas oportunidades, para asegurar que los fríjoles mejorados se puedan mover con mayor rapidez entre fronteras, y estén disponibles para más personas a precios asequibles. No obstante, lograr un mayor progreso en África requiere de nosotros, como una comunidad científica, para atravesar fronteras nacionales y compartir todo lo que tenemos: desde conocimientos, datos y líneas de mejoramiento o germoplasma para llevar mejores fríjoles a la mesa. Nuestros agricultores dependen de ello.