miércoles, 25 de noviembre de 2020

Colombia desaprovecha alto potencial para cultivar cereales

 Aunque los cultivos de arroz y maíz representan la mayor área sembrada del país, con 522.444 y 400.000 hectáreas respectivamente, su potencial de producción está descuidado.

Una de las razones para este señalamiento es en que el país, con alrededor de 18 millones de hectáreas aptas para maíz en el primer semestre y 18,3 millones en segundo, se podrían tener 36 millones de hectáreas sembradas, como lo hace Estados Unidos.

Sin embargo hoy se siembra alrededor del 1,1 % de esa área agrícola disponible, de manera que este potencial se está desaprovechando, y en cambio sí se está supliendo con importaciones.

Así lo expuso Henry Vanegas Angarita, ingeniero agrónomo de la Universidad Nacional de Colombia (UNAL) Sede Palmira y director de la Federación Nacional de Cultivadores de Cereales, Leguminosas y Soya (Fenalce), en su ponencia sobre la importancia de los cereales en el país, durante el seminario “Actualidad en los renglones productivos de cereales, caña, frutales y hortalizas”, organizado por la Facultad de Ciencias Agropecuarias para celebrar el Día del Agrónomo.


“El maíz es un gran competidor con la caña de azúcar; actualmente el 40 % del etanol en Colombia es de maíz, por ejemplo”, destacó.

En el seminario, apoyado por el Ministerio de Agricultura, la Corporación Colombiana de Investigación Agropecuaria (Agrosavia), el Centro de Investigación de la Caña de Azúcar de Colombia (Cenicaña), Fenalce y la Asociación Hortofrutícola de Colombia (Asohofrucol), se mostró el panorama y estado actual de los renglones productivos más importantes del país.

 

Industria azucarera, la más productiva

A lo largo de los años, el sector azucarero ha logrado una unión entre investigadores, cultivadores y técnicos de los ingenios, señaló Freddy Garcés Obando, ingeniero agrónomo de la UNAL Sede Medellín y director de Cenicaña, y agregó que gracias a este esfuerzo Colombia es considerado el país de mayor productividad relativa, superando en un 45 % el promedio mundial de producción por unidad de área con 241.500 hectáreas de superficie cultivada.

Frutas y hortalizas, en crecimiento

Álvaro Ernesto Palacio, gerente de Asohofrucol, destaca la agricultura limpia y señala que entre las líneas productivas más importantes del sector está el plátano, uno de los principales productos en seguridad alimentaria.

El Departamento Administrativo Nacional de Estadística (DANE), en su censo de 2014, determinó que Colombia tenía alrededor de 950.000 hectáreas sembradas con plátano.

Por otro lado están los cítricos, que en el país alcanzan ya unas 115.000 hectáreas sembradas y que vienen creciendo debido a la siembra de lima ácida Tahití y de la naranja Valencia.

En cuanto a mango, Colombia tiene una gran oportunidad, aunque ese proceso también va lento. El mundo pide especialmente mango Keitt y Kent, el primero de los cuales se está promocionando en el país; el segundo, aunque es mejor en el comercio, tiene que adoptar una tecnología muy específica.

El aguacate es otro producto en crecimiento, con alrededor de 85.000 hectáreas: 25.000 de Hass y el resto de pieles verdes. En cuanto a hortalizas, las que más se consumen en el mundo y en el país son el tomate y la cebolla.

Demandas tecnológicas

Diego Aristizábal, ingeniero agrónomo de la UNAL Sede Bogotá y director de Agrosavia en Palmira, señaló que entre las principales demandas tecnológicas del área frutícola figuran el manejo de cosecha, poscosecha y transformación; socioeconomía, inteligencia competitiva y desarrollo empresarial; material de siembra y mejoramiento genético, entre otros.

En cuanto a problemas sanitarios, se mencionaron las moscas de las frutas, la antracnosis, Phytophthora spp. y Fusarium spp., trips, entre otros.

Los retos en la agroindustria hacia el futuro se centran en la calidad y el valor agregado de materias primas y productos, evaluación de calidad y desarrollo de procesos escalables para generar valor a nivel de pymes agroindustriales.

Por su parte, Ángelo Quintero Palacio, de la Dirección de Innovación, Desarrollo Tecnológico y Protección de Minagricultura, señaló que el agrónomo del siglo XXI debe enfocarse en el desarrollo rural del país, responder a los cambios económicos por la apertura de mercados internacionales y conocer lo que pasa en las bolsas y las tendencias de los consumidores.

“El agrónomo del Valle del Cauca ha jugado un papel fundamental en el desarrollo de la región, siendo este uno de los departamentos con producción más tecnificada del país y con un uso eficiente de recursos hídricos”, expresó el profesor Mario García, decano de la Facultad de Ciencias Agropecuarias de la UNAL Sede Palmira.


jueves, 19 de noviembre de 2020

Cáscaras de frutas servirían para producir biocarbón

 Estudiantes de la Universidad Nacional de Colombia (UNAL) Sede Palmira vieron en los residuos de pitahaya, tomate de árbol, totumo y chontaduro, que regularmente son mal dispuestos, un potencial de aprovechamiento para generar un nuevo producto.

Muchas veces las industrias –sin importar su tamaño– no disponen correctamente los residuos de estos frutos de alto consumo en el Valle del Cauca, y suelen desecharlos en acueductos y otros lugares causando un impacto ambiental negativo.

En este contexto, el ingeniero agroindustrial Wilson Daniel Caicedo y la ingeniera ambiental Valentina Arias Velasco, ambos de la UNAL Sede Palmira, vieron la oportunidad de aprovechar estos residuos en la producción de otro material y reducir el impacto ambiental generado por su mala gestión.

En este caso se enfocaron en transformarlos en biocarbón por medio de pirólisis, un proceso térmico mediante el cual se descompone químicamente la materia orgánica.

“El biocarbón se utiliza como fuente de energía, por lo que ahí se estaría solucionando una segunda problemática”, explica el ingeniero Caicedo.

Normalmente las industrias utilizan estos carbones en calderas, para calentar agua o aire. Entre los procesos que se puede llevar a cabo están el secado de algún producto o la pasteurización de líquidos como jugos o leche, es decir que sirve especialmente para tratamientos térmicos.

Para llevar a cabo el proceso de transformación, lo primero que se hizo fue recoger los residuos en Palmira (Valle); algunos se compraron y otros adquirieron directamente con los vendedores de frutas.

Después las cáscaras se sometieron a un secado para luego pulverizarlas. Los polvos de cada fruto se enviaron a la Universidad Autónoma de Occidente, donde la profesora Gladis Mirian Aparicio Rojas hizo los respectivos estudios de caracterización térmica, la cual consiste en evaluar –en un rango que va hasta los 900 °C, por ejemplo– cómo es la pérdida de masa de los residuos.

A partir de los datos térmicos, los investigadores determinan hasta qué punto pueden hacer ese calentamiento y qué tanta masa se reduce.

Después de la caracterización térmica sigue el tratamiento de los datos mediante modelos matemáticos, en los que se evalúan los gráficos térmicos obtenidos para determinar si es rentable o no utilizar estos residuos

Uno de los aspectos más importantes que se observó fue la cantidad de materia que quedó después del proceso de pirólisis: entre 15 y 20 % puede ser rentable. En este caso los porcentajes estuvieron entre 18 y 30 % de biocarbón, con lo que se concluye que dichos residuos sí tienen potencial.

Por otro lado, además de este producto existe una segunda opción de aprovechamiento, la cual no se pudo desarrollar por la pandemia. Y es que a partir del biocarbón los investigadores tienen proyecciones de utilizarlo para producir carbón activado.


miércoles, 11 de noviembre de 2020

Productores del Piedemonte Casanareño siguen comprometidos con el medio ambiente

 Las 29 familias que se han unido a la firma de acuerdos de conservación  producción, inician una nueva etapa en la que con acompañamiento técnico, seguirán comprometidos con la implementación de métodos más sostenibles que mejoren su producción y conserven los ecosistemas presentes en sus fincas.

El paisaje que conforma está región, se caracteriza por tener grandes terrenos de llanuras formados al pie de un macizo montañoso, el Pidemonte Casanareño además, se considera un corredor biológico por contar con diversidad de bosques riparios y densos, e importantes nacimientos de microcuencas que en la zona desembocan en los ríos Cravo Sur y Charte.

Es por esto que, desde 2019, familias ganaderas del municipio de Yopal (Casanare) firmaron los acuerdos de conservación  producción con los que se comprometieron a cuidar áreas de bosques, nacimientos y rondas hídricas en sus fincas.

Mediante un incentivo definido en función de los compromisos de conservación, estas familias vienen implementando acciones como instalación de cercas vivas, división de potreros, aislamiento de áreas de conservación, infraestructura ganadera, entre otras, con las que se espera generar cambios en la productividad de sus fincas, y a futuro ayuden a reducir presiones sobre los bosques y otras áreas de importancia ambiental.

Después del periodo de cuarentena, más exactamente el 18 de agosto de 2020, se dio inicio a una nueva fase de la mano con Ecopetrol, en la que se busca:

  1. Validar el cumplimiento de las acciones de conservación acordadas con los productores vinculados.
  2. Brindar acompañamiento técnico a la implementación y mantenimiento de buenas prácticas.
  3. Evaluar los impactos de las acciones implementadas.
  4. Fortalecer las capacidades técnicas de los productores vinculados.

“Esto que estoy haciendo, es para tener los bosques en conservación, porque está conservación es muy buena para el agua, la fauna, para todo en general. Este cambio de pradera que hice en mi finca, lo hice con apoyo de los técnicos de Fundación Natura y el cambio se ve, ya está todo praderizado. Lo malo fue que por la pandemia, no hubo atención técnica en estos 5 meses, menos mal habíamos tenido capacitación y pude hacer este trabajo” Manifiesta Carlos Corredor, productor de la vereda Aracal del municipio de Yopal (Casanare).


El equipo de trabajo, conformado por 4 técnicos en distintas áreas, tiene ahora el reto de brindar el acompañamiento necesario para que los productores lleguen al cumplimiento total de las metas pactadas en los acuerdos. Estas labores se iniciaron bajo la autorización de la Alcaldía de Yopal y siguiendo todos los protocolos de bioseguridad de Fundación Natura.

Este proceso se lleva a cabo por la Inversión Forzosa de no menos del 1% por la captación de agua para uso doméstico e industrial que inició Equión, aprobada por la ANLA. A finales de febrero de 2020, Equión entrego los campos a Ecopetrol, quien debe continuar dando cumplimiento a la obligación de los acuerdos pactados a 30 meses, culminando a finales del 2021 e inicios de 2022.

No olvides usar tu bioseguridad!