lunes, 21 de diciembre de 2020

Deforestación en el Caribe sigue en aumento

 La ganadería extensiva, los monocultivos y los asentamientos humanos serían los principales responsables del aumento en las cifras de deforestación de la Región Caribe colombiana.

Esta región suele dividirse en tres subregiones: el paisaje seco y desértico de La Guajira; la región más húmeda de los departamentos de Cesar, Magdalena, Atlántico, Bolívar, Córdoba y Sucre, y el ambiente de ciénaga y humedal por acción de los ríos Magdalena, Cauca y Sinú.

Sin embargo, a medida que aumentan las cifras de deforestación por actividades humanas, algunos de esos ecosistemas y relictos podrían ser los últimos en la región.

Para la profesora Denisse Viviana Cortés, especialista en manglares, vegetación acuática y conservación, la flora de la Región Caribe responde a un patrón relacionado con las lluvias, pues en el norte las condiciones secas y áridas propician cierta flora, que se va a haciendo más compleja hacia el sur.

“Los manglares de la línea de costa son seguidos por los matorrales espinosos de La Guajira; al sur aparecen bosques bajos, y a medida que llueve más se entra al piedemonte, a las zonas montañosas donde aparecen bosques altos y densos. Además, las formaciones de ciénaga y de humedales de tierras bajas –donde se encuentran palmas y manglares de agua dulce– reciben las inundaciones de los sistemas hídricos”, explica la profesora Cortés.

En palabras del profesor Juan Emiro Carvajal, experto en taxonomía, ecología y conservación de anfibios y reptiles, la fauna de la Región también sigue patrones similares relacionados con lo hídrico y están mejor representados y distribuidos en las zonas húmedas, como en el sur de Córdoba, Bolívar y en la Serranía del Perijá.

“Allí está la mayor riqueza de mamíferos, anfibios, reptiles, aves. La fauna de los relictos de bosque seco tropical de la planicie es la capaz de resistir cambios de extrema sequía y lluvia”, puntualiza el investigador.

Transformación por los humanos

En el programa El resonar de la Tierra –espacio de UN Televisión y el Instituto de Ciencias Naturales (ICN)– la investigadora Cortés explicó que algunos ecosistemas en los que priman pastizales y árboles han sido transformados significativamente por actividades ganaderas.

En el caso de la Ciénaga Grande de Santa Marta, la construcción de la carretera afectó el flujo de los ecosistemas de agua dulce y salada, lo que generó alta mortandad de vegetación. Algunos desarrollos hoteleros han secado y talado el manglar para construir, e incluso algunos aeropuertos siguen esa línea.

Según la profesora Cortés, “en otras zonas, como en Córdoba, se han observado cambios en el curso del río y su desembocadura, causando la muerte de la vegetación que soporta aguas dulces porque entra más agua salada; aunque se aumenta el manglar, la vegetación de agua dulce, como el cativo, se convierte en relicto y se pone en riesgo”.


El profesor Carvajal señala que otro responsable de la deforestación es la ampliación de la frontera agrícola y los monocultivos, como palma de aceite.

Agrega que “un estudio multitemporal de la cuenca del río Cesar mostró un patrón de aumento de palma aceitera en Cesar, Córdoba, Sucre y Magdalena, y con ello cambios en los bosques nativos, secos y semihúmedos con lo que se relegó a grupos sensibles de anfibios y reptiles; los que quedan son especies que se acoplan a las transformaciones”.

Desde 1998 la parte norte de la Región ha tenido un crecimiento acelerado en este cultivo y aunque existen datos hasta 2013 de anfibios y reptiles afectados, se necesita monitoreo constante de las entidades encargadas.

Estrategias de conservación


La profesora Cortés subraya que “algunos manglares en Córdoba, Sucre y sus zonas aledañas se conservan porque las comunidades se han encargado de restaurarlos en compañía de las corporaciones autónomas. Allí se autorregulan para extraer madera, tener mejores prácticas de pesca y caza, destapan los canales de agua e imparten formación para el ecoturismo; sin embargo se necesitan políticas fuertes, porque la conservación varía según el departamento y los insumos de base ya existen”.

Sobre este punto, el profesor Carvajal agrega que el ICN ha realizado obras como Colombia, diversidad biótica, en la que se muestra el capital natural de la Región, con tomos especiales para el sistema de ciénagas, para la alta, media y baja montaña, y recuerda que “esa información está disponible en tomos impresos, informes científicos y hay un portal web del que se pueden descargar y consultar de forma gratuita y en línea”.

Por último, la investigadora Cortés recomienda que las autoridades tomen esa información de base y se establezcan las líneas que direccionen los proyectos y políticas públicas para la preservación, conservación y manejo de esos ecosistemas.


lunes, 14 de diciembre de 2020

Fertilización integral, la más efectiva para cultivar mora

 Entre la fertilización química, la orgánica y la integral, esta última –a la que se le agregaron biofertilizantes– demostró mejorar de manera significativa el rendimiento del cultivo y la calidad de los frutos

Los biofertilizantes son microorganismos benéficos, una mezcla de cepas microbianas –como hongos y bacterias– que cumplen la función de mejorar la nutrición del suelo con diferentes actividades biológicas como la fijación de nitrógeno, la movilización de fósforo y de otros minerales, y la asociación micorrizal; además son promotores de crecimiento vegetal.

Así lo explica la ingeniera agrónoma Daniela Giraldo Jiménez, de la Universidad Nacional de Colombia (UNAL) Sede Medellín, quien participó en una investigación que buscó evaluar el efecto de la fertilización a base de fuentes químicas y orgánicas, y además determinar cómo influyen los microorganismos benéficos (biofertilizantes) en la nutrición de la especie.

Este estudio forma parte del proyecto “Incremento de la competitividad sostenible en la agricultura de ladera en todo el Valle del Cauca, occidente”, administrado y ejecutado por la UNAL Sede Palmira y dirigido por Pedro Zapata, asesor del cultivo de mora del proyecto.

Los análisis se hicieron mediante una investigación participativa en la finca Potosí –productora de mora– del corregimiento La Magdalena, en Guacarí (Valle del Cauca), donde se tienen sembradas 1.600 plantas de mora (Rubus glaucus Benth) variedad Castilla, ecotipo sin espinas, distribuidas en cinco lotes, tres de los cuales se tomaron para establecer los tratamientos.

Estos consistieron en seis planes de fertilización: química, orgánica y combinada (química y orgánica). Las aplicaciones se realizaron mensualmente y la dosis de cada uno de los tratamientos, que también contenía biofertilizantes, se determinó según el análisis inicial del suelo, pues lo importante era suplir sus necesidades nutricionales cada mes.

Se analizaron tanto macronutrientes –nitrógeno, fósforo y potasio– como meso y micronutrientes –azufre, magnesio, calcio, boro, zinc, cobre–. Las variables evaluadas con todo el proceso fueron el rendimiento y la calidad de fruto; en la primera se analizó la producción y el número de frutos, y en la segunda el diámetro, la longitud y la concentración de sólidos solubles totales (azúcares).

Producción y frutos

En términos de producción, los investigadores observaron que el plan de fertilización que obtuvo el mejor resultado fue el que combinaba fertilizantes químicos y orgánicos (compostaje y lombricompuesto), ya que produjo 2,39 kilos por planta en promedio mensual, mientras que antes se producía alrededor de 1,5 kilos.

Sobre este plan, la ingeniera Giraldo señala que “se trabaja una fertilización integral, pues se maneja tanto la materia orgánica como la fertilización química”.

Sin embargo también destaca que la fertilización solo orgánica –que es a base de compostaje y lombricompuesto y se aplica a nivel foliar– también obtuvo uno de los mejores resultados: 2,26 kilos mensuales por planta, por lo que se considera una estrategia alternativa para aquellos productores que desean establecer sistemas productivos agroecológicos.

En cuanto a la asociación, uno de los objetivos era reconocer qué planes mejoraban la concentración de azúcares, ya que comercialmente algunos sectores les exigen a los productores una buena concentración de estos para conservarles el precio de la fruta o para ampliar la comercialización.

Por eso se pudo determinar que al aplicarle microorganismos al tratamiento combinado –que es integral y tiene buena producción– tenía el efecto de aumentar las concentraciones de azúcares en el fruto. En promedio, la mora tiene de 6,5 a 7 grados Brix, pero en la investigación se obtuvieron hasta 7,5 u 8 grados Brix.

Es importante mencionar que como el cultivo de mora siempre ha sido de economía campesina (agricultores familiares), el tema de la investigación aún está en crecimiento: “todavía se desconocen los requerimientos nutricionales propios de la especie, y sobre todo en diferentes fases fenológicas”, señala la ingeniera Giraldo.

Por lo anterior, las investigaciones como esta son importantes pues –en este caso– representan aportes significativos a la etapa de producción, reflejados en datos que podrían ser determinantes para disminuir impactos ambientales, mejorar los rendimientos y la calidad de la mora, e incluso para potenciar la comercialización de este cultivo.

Esta investigación fue apoyada por la Asociación de Fruticultores y Mujeres Transformadoras de Productos Agropecuarios (Frutymat).


jueves, 10 de diciembre de 2020

Encuentros virtuales sobre restauración ecológica del Bosque Seco Tropical

 Actores sociales del área de influencia de la zona de Restauración Ecológica de El Quimbo, en el departamento del Huila, y otros de diferentes regiones del país vinculados con la academia, asociaciones agroambientales, grupos ecológicos, organizaciones no gubernamentales, entidades, independientes y empresas del sector privado, demostraron su interés en participar en los intercambios de conocimientos y experiencias sobre los procesos de restauración ecológica del Bosque Seco.

La ejecución del Plan de Restauración Ecológica del Bosque Seco Tropical de El Quimbo, Enel-Emgesa y Fundación Natura, programaron un ciclo de seminarios virtuales con el propósito de continuar promoviendo la apropiación social del conocimiento.


El primer ciclo, denominado  Aproximaciones a la restauración ecológica del Bosque Seco Tropical, culminó en septiembre de 2020, mientras que el segundo, Diseño, implementación, mantenimiento y monitoreo de estrategias de restauración ecológica de Bosque Seco Tropical, inició el pasado 21 de octubre y se desarrolló en tres sesiones semanales virtuales a través de Zoom, los días 21, 28 de octubre, y 4 de noviembre de 2020.

En los seminarios participaron profesionales y expertos vinculados al Plan de Restauración Ecológica del Bosque Seco Tropical de la Central Hidroeléctrica El Quimbo, así como actores sociales del área de influencia directa, vinculados con la academia, asociaciones de productores, grupos ecológicos, promotores turísticos, entidades, instituciones, entre otros, interesados en ampliar la información sobre los ejes temáticos abordados en el primer ciclo y adquirir nociones metodológicas sobre la puesta en marcha de un proceso de restauración ecológica.


Al segundo ciclo de seminarios se inscribieron un total de 117 personas, quienes participan en sesiones que parten de la presentación del abordaje integral de un proceso de restauración ecológica y las especies vegetales nativas utilizadas en la restauración ecológica del Bs-T de la cuenca alta del río Magdalena para, de esta manera, avanzar en las estrategias de restauración ecológica del Bs-T de la zona, implementación y mantenimiento y, finalmente, con estas nociones culminar con la metodología empleada en el monitoreo de las estrategias y la zonificación de áreas para restauración ecológica.

A partir de la primera sesión, los participantes lograron identificar la complejidad de los proyectos de restauración y la importancia de ejecutarlos enmarcados en metas nacionales y globales. De igual manera, reconocieron que la restauración debe ser concebida y abordada integralmente desde un enfoque interdisciplinario, para atender los componentes del proceso (ecológico, financiero, administrativo, operativo, divulgación y articulación social), en el que se deben documentar todas las experiencias, no solo desde los aspectos ecológicos. Así mismo, que la comunidad debe estar presente en todas las fases de la restauración desde el inicio del proceso

Las personas que deseen conocer del desarrollo de cada sesión o que se inscribieron y no lograron asistir a alguna, podrán revisar semanalmente la cuenta en YouTube de Fundación Natura en la que será publicado el video de Zoom de cada encuentro. De igual manera, los interesados en participar de las próximas sesiones pueden contactarse para recibir información con la profesional Diana Patricia Polania Plazas, al correo: dpolania@natura.org.co.

miércoles, 25 de noviembre de 2020

Colombia desaprovecha alto potencial para cultivar cereales

 Aunque los cultivos de arroz y maíz representan la mayor área sembrada del país, con 522.444 y 400.000 hectáreas respectivamente, su potencial de producción está descuidado.

Una de las razones para este señalamiento es en que el país, con alrededor de 18 millones de hectáreas aptas para maíz en el primer semestre y 18,3 millones en segundo, se podrían tener 36 millones de hectáreas sembradas, como lo hace Estados Unidos.

Sin embargo hoy se siembra alrededor del 1,1 % de esa área agrícola disponible, de manera que este potencial se está desaprovechando, y en cambio sí se está supliendo con importaciones.

Así lo expuso Henry Vanegas Angarita, ingeniero agrónomo de la Universidad Nacional de Colombia (UNAL) Sede Palmira y director de la Federación Nacional de Cultivadores de Cereales, Leguminosas y Soya (Fenalce), en su ponencia sobre la importancia de los cereales en el país, durante el seminario “Actualidad en los renglones productivos de cereales, caña, frutales y hortalizas”, organizado por la Facultad de Ciencias Agropecuarias para celebrar el Día del Agrónomo.


“El maíz es un gran competidor con la caña de azúcar; actualmente el 40 % del etanol en Colombia es de maíz, por ejemplo”, destacó.

En el seminario, apoyado por el Ministerio de Agricultura, la Corporación Colombiana de Investigación Agropecuaria (Agrosavia), el Centro de Investigación de la Caña de Azúcar de Colombia (Cenicaña), Fenalce y la Asociación Hortofrutícola de Colombia (Asohofrucol), se mostró el panorama y estado actual de los renglones productivos más importantes del país.

 

Industria azucarera, la más productiva

A lo largo de los años, el sector azucarero ha logrado una unión entre investigadores, cultivadores y técnicos de los ingenios, señaló Freddy Garcés Obando, ingeniero agrónomo de la UNAL Sede Medellín y director de Cenicaña, y agregó que gracias a este esfuerzo Colombia es considerado el país de mayor productividad relativa, superando en un 45 % el promedio mundial de producción por unidad de área con 241.500 hectáreas de superficie cultivada.

Frutas y hortalizas, en crecimiento

Álvaro Ernesto Palacio, gerente de Asohofrucol, destaca la agricultura limpia y señala que entre las líneas productivas más importantes del sector está el plátano, uno de los principales productos en seguridad alimentaria.

El Departamento Administrativo Nacional de Estadística (DANE), en su censo de 2014, determinó que Colombia tenía alrededor de 950.000 hectáreas sembradas con plátano.

Por otro lado están los cítricos, que en el país alcanzan ya unas 115.000 hectáreas sembradas y que vienen creciendo debido a la siembra de lima ácida Tahití y de la naranja Valencia.

En cuanto a mango, Colombia tiene una gran oportunidad, aunque ese proceso también va lento. El mundo pide especialmente mango Keitt y Kent, el primero de los cuales se está promocionando en el país; el segundo, aunque es mejor en el comercio, tiene que adoptar una tecnología muy específica.

El aguacate es otro producto en crecimiento, con alrededor de 85.000 hectáreas: 25.000 de Hass y el resto de pieles verdes. En cuanto a hortalizas, las que más se consumen en el mundo y en el país son el tomate y la cebolla.

Demandas tecnológicas

Diego Aristizábal, ingeniero agrónomo de la UNAL Sede Bogotá y director de Agrosavia en Palmira, señaló que entre las principales demandas tecnológicas del área frutícola figuran el manejo de cosecha, poscosecha y transformación; socioeconomía, inteligencia competitiva y desarrollo empresarial; material de siembra y mejoramiento genético, entre otros.

En cuanto a problemas sanitarios, se mencionaron las moscas de las frutas, la antracnosis, Phytophthora spp. y Fusarium spp., trips, entre otros.

Los retos en la agroindustria hacia el futuro se centran en la calidad y el valor agregado de materias primas y productos, evaluación de calidad y desarrollo de procesos escalables para generar valor a nivel de pymes agroindustriales.

Por su parte, Ángelo Quintero Palacio, de la Dirección de Innovación, Desarrollo Tecnológico y Protección de Minagricultura, señaló que el agrónomo del siglo XXI debe enfocarse en el desarrollo rural del país, responder a los cambios económicos por la apertura de mercados internacionales y conocer lo que pasa en las bolsas y las tendencias de los consumidores.

“El agrónomo del Valle del Cauca ha jugado un papel fundamental en el desarrollo de la región, siendo este uno de los departamentos con producción más tecnificada del país y con un uso eficiente de recursos hídricos”, expresó el profesor Mario García, decano de la Facultad de Ciencias Agropecuarias de la UNAL Sede Palmira.


jueves, 19 de noviembre de 2020

Cáscaras de frutas servirían para producir biocarbón

 Estudiantes de la Universidad Nacional de Colombia (UNAL) Sede Palmira vieron en los residuos de pitahaya, tomate de árbol, totumo y chontaduro, que regularmente son mal dispuestos, un potencial de aprovechamiento para generar un nuevo producto.

Muchas veces las industrias –sin importar su tamaño– no disponen correctamente los residuos de estos frutos de alto consumo en el Valle del Cauca, y suelen desecharlos en acueductos y otros lugares causando un impacto ambiental negativo.

En este contexto, el ingeniero agroindustrial Wilson Daniel Caicedo y la ingeniera ambiental Valentina Arias Velasco, ambos de la UNAL Sede Palmira, vieron la oportunidad de aprovechar estos residuos en la producción de otro material y reducir el impacto ambiental generado por su mala gestión.

En este caso se enfocaron en transformarlos en biocarbón por medio de pirólisis, un proceso térmico mediante el cual se descompone químicamente la materia orgánica.

“El biocarbón se utiliza como fuente de energía, por lo que ahí se estaría solucionando una segunda problemática”, explica el ingeniero Caicedo.

Normalmente las industrias utilizan estos carbones en calderas, para calentar agua o aire. Entre los procesos que se puede llevar a cabo están el secado de algún producto o la pasteurización de líquidos como jugos o leche, es decir que sirve especialmente para tratamientos térmicos.

Para llevar a cabo el proceso de transformación, lo primero que se hizo fue recoger los residuos en Palmira (Valle); algunos se compraron y otros adquirieron directamente con los vendedores de frutas.

Después las cáscaras se sometieron a un secado para luego pulverizarlas. Los polvos de cada fruto se enviaron a la Universidad Autónoma de Occidente, donde la profesora Gladis Mirian Aparicio Rojas hizo los respectivos estudios de caracterización térmica, la cual consiste en evaluar –en un rango que va hasta los 900 °C, por ejemplo– cómo es la pérdida de masa de los residuos.

A partir de los datos térmicos, los investigadores determinan hasta qué punto pueden hacer ese calentamiento y qué tanta masa se reduce.

Después de la caracterización térmica sigue el tratamiento de los datos mediante modelos matemáticos, en los que se evalúan los gráficos térmicos obtenidos para determinar si es rentable o no utilizar estos residuos

Uno de los aspectos más importantes que se observó fue la cantidad de materia que quedó después del proceso de pirólisis: entre 15 y 20 % puede ser rentable. En este caso los porcentajes estuvieron entre 18 y 30 % de biocarbón, con lo que se concluye que dichos residuos sí tienen potencial.

Por otro lado, además de este producto existe una segunda opción de aprovechamiento, la cual no se pudo desarrollar por la pandemia. Y es que a partir del biocarbón los investigadores tienen proyecciones de utilizarlo para producir carbón activado.


miércoles, 11 de noviembre de 2020

Productores del Piedemonte Casanareño siguen comprometidos con el medio ambiente

 Las 29 familias que se han unido a la firma de acuerdos de conservación  producción, inician una nueva etapa en la que con acompañamiento técnico, seguirán comprometidos con la implementación de métodos más sostenibles que mejoren su producción y conserven los ecosistemas presentes en sus fincas.

El paisaje que conforma está región, se caracteriza por tener grandes terrenos de llanuras formados al pie de un macizo montañoso, el Pidemonte Casanareño además, se considera un corredor biológico por contar con diversidad de bosques riparios y densos, e importantes nacimientos de microcuencas que en la zona desembocan en los ríos Cravo Sur y Charte.

Es por esto que, desde 2019, familias ganaderas del municipio de Yopal (Casanare) firmaron los acuerdos de conservación  producción con los que se comprometieron a cuidar áreas de bosques, nacimientos y rondas hídricas en sus fincas.

Mediante un incentivo definido en función de los compromisos de conservación, estas familias vienen implementando acciones como instalación de cercas vivas, división de potreros, aislamiento de áreas de conservación, infraestructura ganadera, entre otras, con las que se espera generar cambios en la productividad de sus fincas, y a futuro ayuden a reducir presiones sobre los bosques y otras áreas de importancia ambiental.

Después del periodo de cuarentena, más exactamente el 18 de agosto de 2020, se dio inicio a una nueva fase de la mano con Ecopetrol, en la que se busca:

  1. Validar el cumplimiento de las acciones de conservación acordadas con los productores vinculados.
  2. Brindar acompañamiento técnico a la implementación y mantenimiento de buenas prácticas.
  3. Evaluar los impactos de las acciones implementadas.
  4. Fortalecer las capacidades técnicas de los productores vinculados.

“Esto que estoy haciendo, es para tener los bosques en conservación, porque está conservación es muy buena para el agua, la fauna, para todo en general. Este cambio de pradera que hice en mi finca, lo hice con apoyo de los técnicos de Fundación Natura y el cambio se ve, ya está todo praderizado. Lo malo fue que por la pandemia, no hubo atención técnica en estos 5 meses, menos mal habíamos tenido capacitación y pude hacer este trabajo” Manifiesta Carlos Corredor, productor de la vereda Aracal del municipio de Yopal (Casanare).


El equipo de trabajo, conformado por 4 técnicos en distintas áreas, tiene ahora el reto de brindar el acompañamiento necesario para que los productores lleguen al cumplimiento total de las metas pactadas en los acuerdos. Estas labores se iniciaron bajo la autorización de la Alcaldía de Yopal y siguiendo todos los protocolos de bioseguridad de Fundación Natura.

Este proceso se lleva a cabo por la Inversión Forzosa de no menos del 1% por la captación de agua para uso doméstico e industrial que inició Equión, aprobada por la ANLA. A finales de febrero de 2020, Equión entrego los campos a Ecopetrol, quien debe continuar dando cumplimiento a la obligación de los acuerdos pactados a 30 meses, culminando a finales del 2021 e inicios de 2022.

No olvides usar tu bioseguridad! 




miércoles, 28 de octubre de 2020

Floración da señales para mejorar rendimiento de aguacate Hass

Conocer los estados biológicos que se dan en secuencia en estas plantas, como la floración, es clave para saber cuándo es más indicado realizar las labores culturales en el cultivo, que son aquellas relacionadas con su mantenimiento y cuidado –como control de malezas, poda, fertilización, monitoreo y control de plagas y enfermedades– y la cosecha.

Así lo explicó el ingeniero agrónomo Raúl Saavedra, quien está vinculado al proyecto “Incremento de la competitividad sostenible en la agricultura de ladera en todo Valle del Cauca, occidente”, adelantado por la Universidad Nacional de Colombia (UNAL) Sede Palmira.

En el marco de esta iniciativa se está llevando a cabo una investigación con la que se están tomando los diferentes estados fenológicos (biológicos) de la floración del aguacate Hass, la cual arrojará una escala del desarrollo floral que le servirá de referencia a los agricultores para optimizar su producción.

Aunque existen antecedentes de este tipo de estudios, aún siguen siendo pocos, pues, según lo indagado, solo se tienen tres como referencia: en el Cauca, Tolima y Antioquia.

Sin embargo, esta es la primera que se realiza en la zona de ladera de Roldanillo (Valle), cuya área de estudio seleccionada fue la de la vereda La Tulia, del corregimiento El Retiro.

Es importante tener esto en cuenta, pues las investigaciones en fenología suelen ser muy específicas para cada zona o región. Por ello, con este estudio se proyecta que los resultados obtenidos en la zona de ladera de Roldanillo aporten información para cultivos establecidos desde los 1.700 hasta los 2.400 msnm, altura recomendada para sembrar el aguacate Hass.

“La información que vamos a obtener sería aplicable para los cultivos establecidos en un área de 4 a 10 kilómetros o más extensa”, manifiesta el ingeniero Saavedra.

Para llevar a cabo dichos análisis se deben tomar por lo menos 10 árboles del cultivo y, de cada uno seleccionar mínimo una rama en dirección a los puntos cardinales. En cada rama se escogen cinco flores, a las cuales se les sigue una secuencia de cambios anatómicos. Es decir, los estados que se encuentren definen una secuencia durante los meses que demora un ciclo de aguacate (de 6 a 8). Lo ideal de estos estudios es que, entre más específico, mucho mejor la información.

Hasta el momento, la información más relevante disponible de este estudio incluye yemas en reposo y en brotación, botones florales y primeras flores abiertas, y además de cómo abre y cierra la flor del aguacate y sus características. También se tienen registros de datos sobre precipitación, humedad relativa, temperatura y radiación solar.

Una flor “perfecta”

“Las flores en aguacate son hermafroditas –tienen los órganos masculinos y femeninos–, son perfectas, son completas”, dice el ingeniero Saavedra.

En un primer momento se tiene una yema en estado durmiente que empieza a activarse, origina unos botones, y después unas flores. En este aspecto se debe poner especial atención, pues existen cultivares con flores tipo A, como el Hass, y con flores tipo B, como el Fuerte, que se caracterizan por el género de sus flores en la primera apertura.

La flor del aguacate Hass (tipo A) abre en estado femenino en la mañana, y en otras variedades de tipo B abre como masculina en ese mismo momento. Es decir, si se tienen dos flores de tipo A y tipo B en el mismo cultivo, estas podrían polinizarse. 

Eso significaría que, en un momento dado, los productores de aguacate podrían pensar en tener árboles de tipo A y B en una misma zona de cultivo, pues esa mezcla les traería grandes beneficios a la hora de producir los frutos.

Los investigadores concluyeron que para que la flor del aguacate Hass se mantenga con una periodicidad del ciclo tipo A siempre y se requiera de un tipo B, se necesitarían unas condiciones “ultraideales”. Estas, con las variaciones climáticas del Valle del Cauca, por ejemplo, son difíciles de tener.

Esta investigación es muy importante para los agricultores, pues les brinda información que les ayudará a incrementar los rendimientos de sus cultivos, y además deja una puerta abierta para futuras investigaciones, que arrojarán datos más detallados relacionados con la influencia de las variaciones climáticas en la floración.








viernes, 16 de octubre de 2020

UNAL y Agrosavia premian proyectos agropecuarios

 Propuestas para el mejoramiento genético del maracuyá y la producción de bioplaguicidas para los cultivos de caña, algodón y arroz, son 2 de las 8 iniciativas beneficiadas en el marco de la convocatoria que busca unir investigadores de ambas instituciones

Para la financiación de los proyectos seleccionados, Agrosavia y la Universidad Nacional de Colombia (UNAL) dispusieron de 800 millones pesos, aportados en partes iguales, es decir que cada proyecto recibirá hasta 100 millones de pesos.

La “Convocatoria Conjunta de Proyectos de Investigación, Desarrollo e Innovación (I+D+i) del Sector Agropecuario, Agrosavia y UNAL 2020” recibió 56 propuestas, calificadas como de “muy alto nivel” por el doctor José Ernesto Mancera, director Nacional de Investigación y Laboratorios de la UNAL.

Uno de los proyectos seleccionados es “Evaluación y selección de genotipos élite para el mejoramiento genético del maracuyá en Colombia” con el cual se busca proteger esta fruta de problemas como el hongo Fusarium solani y la virosis. La investigación fue adelantada por Jhon Albeiro Ocampo Pérez, de la Facultad de Ciencias Agropecuarias de la UNAL Sede Palmira, y Yacenia Morillo Coronado, de Agrosavia.

Otra de las iniciativas que será financiada es el “Desarrollo de una metodología in vitro como herramienta para la formulación de bioplaguicidas destinados a cultivos de caña de azúcar, algodón y arroz”. La investigadora principal de la UNAL es Diana Marcela Aragón Novoa –de la Facultad de Ciencias Sede Bogotá–, y por Agrosavia el responsable es Diego Francisco Cortés Rojas; ellos explican que “este proyecto ayudará al fortalecimiento de nuevas metodologías involucradas en el diseño y desarrollo de bioproductos, disminuyendo costos y sin usar insectos plaga”.

Los otros 6 proyectos seleccionados, en los que trabajarán investigadores de la UNAL Sede Bogotá y Agrosavia, incluyen la valoración de subproductos del beneficio de cacao en Nariño; el uso de bioestimulantes para mitigar la falta de agua en cultivos de maíz de la Región Caribe; la caracterización de la colección de batata de Agrosavia; la construcción de estrategias que mejoren la seguridad y soberanía alimentaria en comunidades afrodescendientes rurales en el Cesar; el análisis de experimentos en suelos agrícolas; y la relación de la diversidad de microorganismos en semillas de cacao con su germinación en Tumaco.

Alianza productiva

“Lo interesante de la convocatoria es que se investigará en alianza entre grupos de Agrosavia y de la UNAL para que contribuyan con el cambio técnico del sector agropecuario y aporten conocimiento científico de alto nivel relevante para el país”, señaló el director Mancera.

Agregó que “en 2019 se firmó un acuerdo para fortalecer el sector agropecuario con Agrosavia y un convenio específico para crear una bolsa de recursos comunes, destinados a proyectos que se alinean con las áreas estratégicas de las instituciones y las necesidades de la nación”.

El Comité de Selección explicó que las cuatro propuestas que alcanzaron los mayores puntajes, pero que no fueron seleccionadas para financiación, entrarán en un nuevo Banco de Proyectos Financiables. Las propuestas del Banco podrán ser financiadas si obtienen recursos adicionales, o de común acuerdo sus investigadores las podrán presentar a convocatorias externas.

Líneas de investigación

Las áreas en las que los investigadores podían presentar sus propuestas fueron: ganadería y especies menores, que incluye vacas, abejas, cuyes y aves; permanentes, es decir enfocadas en plantas como caucho, café o chontaduro; transitorios y agroindustriales, como investigaciones en arroz, algodón, maíz o caña; raíces y tubérculos, como papa, yuca o ñame; hortalizas y plantas aromáticas, que reúne ahuyama, ají, cebolla y plantas aromáticas; frutales, orientada a estudios en aguacate, mora, uchuva, mango, lulo y piña; y la última categoría fue cacao.

El profesor José Ismael Peña Reyes, director Nacional de Extensión, Innovación y Propiedad Intelectual de la UNAL, agregó que “esta convocatoria demuestra que juntos logramos hacer muchas cosas, que esta alianza es una de las múltiples que podemos hacer con entidades como Agrosavia, que estos proyectos van a rebosar en beneficios para las instituciones, y en últimas para Colombia”.

“El convenio ha sido muy positivo en todos los sentidos; fue muy difícil seleccionar los proyectos 8 financiados, ya que al menos 12 tenían muy buenos puntajes. Felicitamos a los investigadores, a los profesores y a las unidades a las que pertenecen en cada institución”, comentó el doctor Mancera.



lunes, 12 de octubre de 2020

Cambios en el paisaje afectaría salud de fauna silvestre

 La fragmentación del paisaje afecta de múltiples maneras la supervivencia de los animales silvestres y puede influir en su respuesta inmunológica.

Así lo advierte la bióloga Ana Cristina Fernández, magíster en Bosques y Conservación Ambiental, quien en su tesis del Doctorado en Ecología de la Universidad Nacional de Colombia (UNAL) Sede Medellín, busca determinar cómo influye el creciente cambio o fragmentación del paisaje rural en la dinámica de las patologías que circulan naturalmente en poblaciones de fauna que habitan una zona determinada.

El estudio “Efecto de la configuración del paisaje en la ecología de la enfermedad en fauna silvestre”, se desarrolla en el contexto “Una salud” (one health), enfoque interdisciplinario para minimizar los daños y maximizar los beneficios de la gestión conjunta de las personas, los animales y la salud ambiental.

En el caso de los loros, se busca establecer el nivel de respuesta inmunológica y determinar el estado de estrés crónico por afectación o cambios del paisaje.

“Algunas situaciones aumentan los niveles de estrés de un animal, como por ejemplo la escasez de agua; pero si ese estrés se mantiene por semanas, meses o años, se acumula, se vuelve crónico y debilita el sistema inmune, lo que los hace más susceptibles a contraer enfermedades que se comparten entre humanos y animales”, señaló la investigadora.

Este factor empeora la respuesta inmune, aumenta la probabilidad de infectarse, contribuye a la disminución de esas poblaciones y podría afectar su supervivencia en puntos específicos, debido no solo a factores propios de su hábitat, sino también a la presencia de enfermedades zoonóticas.

Desde este enfoque se adelantan labores para el cuidado del medioambiente, como garantizar la salud de la fauna silvestre y controlar la potencial transmisión de enfermedades zoonóticas (entre animales y humanos), la gestión de hábitats, el correcto aprovechamiento de recursos naturales en ganadería, o la reintroducción y repoblación de especies, entre otras.


Contagios en cautiverio

Entre las diferentes enfermedades que presentan los loros estudiados, una de las más frecuentes es la clamidiosis, conocida como ornitosis o psitacosis, causada por la bacteria Chlamydia psittaci.

En loros es común que durante el cautiverio se contagien y presenten problemas respiratorios, afectaciones en el sistema digestivo o síntomas oculares.

Pese a que en los Centros de Atención y Valoración de Fauna Silvestre (CAV) se controlan los síntomas, no es posible eliminar la bacteria del cuerpo de las aves, que seguirán siendo portadoras toda su vida y presentarán síntomas si su sistema inmune se debilita.

Las autoridades ambientales locales (Corantioquia, Área Metropolitana del Valle de Aburrá y Universidad CES), encargadas de la operación de la red de tratamiento de la fauna silvestre recuperada en el territorio, se vincularon a la investigación mediante el convenio 040-COV1906-66.

En el CAV de Barbosa (Antioquia) se identificó un grupo de loros cuya historia clínica sugería infección con C. psittaci. Se les hicieron pruebas de Elisa y PCR para confirmar el diagnóstico y establecer la secuencia genética de la cepa de la bacteria, con el fin de identificar la procedencia de estos patógenos.

Paralelamente se inició el proceso de rehabilitación, un acondicionamiento para facilitarles su reincorporación al hábitat natural. Para eso se ubican en jaulas especiales en las que puedan fortalecer su capacidad de vuelo, y su dieta se redirecciona a frutos y semillas de especies nativas para que sean capaces de buscar su alimento; también son adiestrados en reconocimiento de otros loros como sus congéneres.

“Fue un proceso de casi un año, en el cual estuvimos casi todos los días haciéndoles ejercicio, revisando sus dietas, procurando fortalecer comportamientos necesarios para la supervivencia en la vida silvestre y el abandono de sus hábitos domésticos”, indica la investigadora Fernández.

En diciembre de 2019 liberaron los loros en las haciendas Las Camelias y Egipto en el municipio de Caucasia, Bajo Cauca antioqueño, en zona de bosque húmedo tropical con temperatura promedio de 30 °C a una altitud de 40-90 msnm.

Para hacerles seguimiento, antes de liberar a los loros se les puso un radio-collar o collar de telemetría, que permite ubicarlos dentro del paisaje, saber cómo se desplazan e  interactúan con poblaciones de loros de la zona.

También se tomaron muestras de sangre para hacer pruebas de Elisa a loros silvestres que habitaban allí, para verificar que en ese hábitat también había presencia de la bacteria C. psittaci.

También se complementaron las pruebas Elisa de loros en “rehabilitación” con pruebas de PCR, y entre finales de 2019 y comienzos de este año se tomaron muestras a loros silvestres y se enviaron a laboratorio para hacerles dicha prueba.

En abril y marzo de este año se iba a hacer conteo de loros que habitaban en la zona de estudio, pero llegó la cuarentena por COVID-19 y se tuvieron que suspender las actividades y las salidas a campo.

El profesor Joan Gastón Zamora, doctor en Ciencias con énfasis en Ecología Evolutiva y director de la tesis, explica que se busca entender si existen diferentes tipos de cepas de la bacteria en el ambiente donde liberaron los loros y se compararían las de los liberados y los silvestres.

“La idea era identificar si había variación, y una forma de identificar si hay contacto, infectación o recombinación –es decir, diferentes cepas provenientes de diversos lugares– es a través de los análisis genéticos con las pruebas de PCR”, especifica el docente.

La expectativa es retomar la investigación a inicios de 2021, cuando se reinicien las actividades académicas, para conocer qué pasó durante este tiempo con los loros estudiados, hacer el conteo de los silvestres y culminar el estudio.






jueves, 24 de septiembre de 2020

GRUPOS DE PLANTAS EN ARMONÍA

 Las plantas que crecen en mutua  estrecha vecindad, además de producir mayor efecto decorativo , se conservan siempre en un mejor estado y armonía. 

Con este fin puede utilizarse toda clase de maceteros, desde los más baratos de plástico para unas pocas plantas pequeñas hasta las más elegantes, con la capacidad para ejemplares  de  proporciones majestuosas.

 Los maceteros pequeños son para el clásico regalo que se disfruta unos doce meses y se arrinconan cuando las plantas se secan o crecen hasta no caber en la meseta.

Las plantas suelen secarse por exceso de riego ; las raíces se pudren y mueren, les siguen pronto las hojas, que amarillean y caen. 

Cuando las plantas resultan demasiado crecidas para el macetero , el remedio consiste en sacarlas del tiesto y plantarlas individualmente en otros de tamaño adecuado.

Cabe también decir que se pueden sacar del macetero  y cardarles  raíces para sacar varias plantas pequeñas que puedan arraigar más holgadamente en un macetero decorativo de mayor tamaño.

Si desea usted mismo plantar varios ejemplares en el macetero, para empezar, es comprar uno que, además de decorativo tenga una profundidad suficiente y el tamaño preciso para acoger holgadamente varias plantas .


Antes de la plantación hay que llenar el macetero con una capa de grava esto con el fin de facilitar el drenaje y luego plantar cada ejemplar individualmente ,sujetarlo bien en su lugar antes de pasar al siguiente.
 Hay que vencer a toda costa la tentación de atestar el macetero, ya que el resultado de jardinería dejaría mucho que desear y las plantas se resentirían por falta de espacio .

El primer requisito para la elección de las plantas es compatibilidad de sus necesidades en lo que respecta al suelo, la humedad, la luz y el riego.

Debe resultar una combinación agradable de follaje verde y jaspeado o de otros colores con el debido contraste en la forma de las hojas y un equilibrio entre los ejemplares altos medianos y pequeños .
Pueden ponerse uno o dos con flor, para aumentar la vistosidad del conjunto .
 
Esperamos que esta información sea e su interés. 

   




 

viernes, 18 de septiembre de 2020

Pigmentos de la mandarina le pondrían color a los panes

 Los carotenoides (pigmentos) de la cáscara de la mandarina presentan un alto potencial agroindustrial como colorante natural de productos horneados y para reemplazar los artificiales, en especial la tartrazina.

Jessica Esparza Estrada, magíster en Ingeniería Agroindustrial de la Universidad Nacional de Colombia (UNAL) Sede Palmira, es la autora del trabajo mediante el cual se busca aprovechar un residuo de la industria de los cítricos, en este caso de la mandarina oneco, la variedad que más se cultiva en el Valle del Cauca, para evaluar qué tan factible es usarla en productos horneados.

En la actualidad, los colorantes artificiales siguen representando una problemática muy compleja, pues a pesar de que varios han sido prohibidos o se ha desestimado su uso, en Colombia se siguen utilizando con la aprobación del Ministerio de Salud.

 Tal es el caso de la resolución 10593 de 1985 que, de manera explícita, permite el uso de colorantes conocidos como nocivos para la salud como la tartrazina o amarillo n°. 5 y rojo cochinilla A, entre otros.

A estos se les ha asociado con diferentes enfermedades como erupciones cutáneas, asma bronquial, problemas del sistema inmunológico y algunas reacciones alérgicas.

 También se les atribuye una influencia considerable en el comportamiento impulsivo, hiperactivo y en el trastorno del déficit de atención en niños.

Por otro lado, según lo explica la magíster Esparza, “la industria de cítricos genera un alto porcentaje de residuos, los cuales pueden ir a las corrientes de agua, y como la mandarina es un residuo orgánico y necesita oxígeno para degradarse, representa una problemática ambiental”.

En su trabajo realizó una caracterización físico-química de la cáscara en fresco y deshidratada, en el cual se analizaron las propiedades de materia seca, color, actividad de agua, pH, determinación de compuestos fenólicos totales y de la capacidad antioxidante y cuantificación de carotenoides. Este último para hacer una comparación y determinar si la concentración de carotenoides aumentaba o disminuía durante la deshidratación.

 Allí se evidenció un aumento significativo y los carotenoides más representativos fueron β-criptoxantina y zeaxantina.

Es importante destacar que el proceso de extracción se realizó por ultrasonido y se descubrió que la concentración de carotenoides tuvo un máximo de 144,93 miligramos por cada 100 gramos de muestra seca.

Después de deshidratarla, los investigadores molieron la cáscara e hicieron un extracto lipídico cuyo solvente fue el aceite de girasol. Para su elaboración hicieron un diseño estadístico y usaron la metodología de optimización de superficie de respuesta con el fin de obtener el mayor rendimiento de carotenoides en el extracto.

Ese extracto, ya optimizado a través del proceso anterior, se evaluó en una matriz biológica con el fin de ver si tenía un potencial colorante para sustituir la tartrazina, la más utilizada en la industria de panificación. Dicho extracto fue probado en la elaboración de galletas, tortas y pan.

Para este punto se hicieron unos análisis previos con diferentes concentraciones del extracto con el fin de ver cuál formulación se acercaba más al producto de control, es decir el que tenía colorante artificial. Una vez obtenida esa formulación, se evaluó la degradación térmica de los carotenoides en cada producto, para ver cómo se comportaban con la temperatura de horneado.

“Evaluamos diferentes temperaturas y diferentes tiempos de horneado en cada producto con el propósito de establecer, termodinámicamente, la condición óptima para que los carotenoides se degradaran menos”, explica la magíster Esparza.

Los resultados de este proyecto mostraron que los carotenoides más estables son α-caroteno y β-caroteno en torta, licopeno y β-caroteno en galleta y β-criptoxantina y zeaxantina en pan. Además, agrega la investigadora, “al evaluar el efecto de pigmentación de los carotenoides en productos de panificación se logra una variación de color muy cercana a los tratamientos de control que contenían tartrazina”.

Aunque se trata de una investigación preliminar, estos resultados demuestran que los pigmentos de la cáscara de la mandarina sí tienen un alto potencial para reemplazar los colorantes artificiales más usados en la industria de productos horneados.

 Estos, además, adicionarían calidad nutricional y propiedades funcionales.

Cabe resaltar que, como lo indica la investigadora en la tesis, el consumo de los colorantes naturales en la industria de alimentos en el mundo fue de 72.281 toneladas en 2011, y se proyectó un crecimiento a una tasa anual compuesta de 5,2 % entre 2015 y 2020, con respecto al consumo de los de origen sintético.