En los municipios cafeteros de Quipile y Juli, en Cundinamarca, una mayor presencia y frecuencia de abejas polinizadoras está relacionada con un incremento de plantas en los cafetales y con una menor distancia a los bosques más cercanos.
El estudio de la bióloga Juliana Cepeda Valencia, doctora en
Agroecología y profesora ocasional de la Universidad Nacional de Colombia
(UNAL), también mostró que las principales especies polinizadoras de estos
sistemas productivos serían las abejas de las familias Apidae (Trigona y Apis
mellifera) y Halictidae, que encuentran su fuente de alimentos en malezas y
árboles dentro del cultivo.
La bióloga destaca que los resultados de su trabajo
complementan lo reportado en otras investigaciones sobre la importancia de las
abejas en la producción de cultivos de café.
Algunos estudios mencionan además que cuantas más abejas
haya en los sistemas de cultivos cafeteros, mayor será el número de flores que
se podrían convertir en frutos viables.
La investigadora refiere que “se ha encontrado que la
polinización cruzada para el café (transporte de polen de una planta a otra)
implica una estabilidad en la producción de sus frutos, los cuales son de mayor
calidad, más grandes, más pesados y con mayor contenido de azúcares, lo que no
solo sugiere relaciones importantes entre estos polinizadores con la producción
de café o su estabilidad, sino también con la calidad, algo clave en la
agricultura”.
La investigadora refiere que “se ha encontrado que la
polinización cruzada para el café (transporte de polen de una planta a otra)
implica una estabilidad en la producción de sus frutos, los cuales son de mayor
calidad, más grandes, más pesados y con mayor contenido de azúcares, lo que no
solo sugiere relaciones importantes entre estos polinizadores con la producción
de café o su estabilidad, sino también con la calidad, algo clave en la
agricultura”.
Así fue el estudio
En Quipile y Juli se delimitaron diversos puntos de muestreo
que hacían referencia a diferentes sistemas de cultivo de café, algunos eran
sistemas de policultivos tradicionales y otros comerciales, en los que
predominaba una única especie vegetal encargada de dar sombra (sombrío
monoespecífico), en este caso, plátano.
“En el policultivo tradicional había mucha más riqueza de
especie vegetal, mientras que en los comerciales había más maderables y
frutales que forman parte del sombrío del café, y en los sombríos monoespecíficos
el café solo estaba asociado con el plátano”, detalla.
En cada lugar, incluyendo los parques de bosques cercanos a
la zona, se midieron índices de manejo como el porcentaje de intensidad de uso
de agroquímicos y la frecuencia de su aplicación, para identificar dentro del
sistema qué tanta riqueza y diversidad había dentro. Además en cada una de las
fincas se caracterizó cada sistema productivo.
“En paralelo hicimos un muestreo de los polinizadores y un
registro de las abejas presentes en la zona de estudio, lo cual se hizo de
forma individual por cada abeja para analizar el polen de contacto (polen en
sus patas), que indica qué plantas están visitando, y el polen de carga, que
dan pista de si son visitantes florales o posible polinizadores”.
En todos los sistemas de estas zonas de cafetales se
encontraron con mayor frecuencia y abundancia las especies Apis
mellifera, del género Trigona, Paratrigona, y
especies de la familia Halictidae, esta última asociada con los espacios que no
tienen sombrío.
La investigadora señala que se realizó un análisis para
entender mejor los grados de intensificación del café, y con las variables más
destacadas se generaron relaciones con la riqueza de las abejas. Encontramos
que las especies vegetales más visitadas están en la parte interna del cafetal,
mientras que otras están dentro de la zona, pero por fuera del cafetal.
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