jueves, 23 de marzo de 2023
jueves, 9 de marzo de 2023
Injerto de maracuyá con cholupa tiene potencial para combatir la secadera
Cuando el hongo de suelo Fusarium solani ataca las enredaderas de maracuyá, su crecimiento se detiene, las hojas se marchitan y en su interior se aprecian manchas rojizas y anaranjadas que dan cuenta de la intensidad de la acción letal del hongo, y por eso la enfermedad que causa recibe el nombre de “secadera”. En busca de una variedad que pueda hacerle frente a esta afectación, se probó con resultados prometedores la injertación entre parientes silvestres de este fruto, como la badea y la cholupa.
Con cerca de 10.000 hectáreas sembradas, Colombia es el
segundo productor de maracuyá en el mundo después de Brasil (60.000 hectáreas).
Las mayores áreas sembradas se concentran en Valle del Cauca, Meta y Huila, con
un 70 % de la producción.
En cuanto a exportaciones, aunque el país comparte la misma
área sembrada con Perú, este se consolida como el mayor exportador con 25
millones de dólares, frente a los 2,5 millones de dólares que en promedio
exporta Colombia, lo cual representa una oportunidad para el crecimiento de
este importante subsector frutícola.
Aunque el maracuyá (Passiflora edulis f. flavicarpa Degener)
es una de las frutas tropicales más apetecidas en el mundo –no solo por su
exótico sabor sino también por su alto contenido de nutrientes, vitaminas y
antioxidantes–, enfermedades como la secadera, producida por F. solani,
amenazan su expansión y producción. Para controlar el dañino impacto de este
hongo, en algunos casos se recurre al uso indiscriminado de agroquímicos.
El prometedor panorama del maracuyá motivó un proyecto de
investigación de la Universidad Nacional de Colombia (UNAL) Sede Palmira y la
Corporación Colombiana de Investigación Agropecuaria (Agrosavia) que busca,
mediante la enjertación, una alternativa para hacerle frente a la secadera. El
aporte más reciente de esta alianza es el trabajo para la Maestría en Ciencias
Agrarias de Joel Espinal Aguilar.
En la enjertación estaría la respuesta
El injerto es el arte de unir el tallo y su sistema de
raíces con un sistema de brotes (copa) de otras especies de la misma familia
(en este caso de pasifloras), de manera que posteriormente crezcan y se
desarrollen como una planta compuesta para aumentar la resistencia a las
enfermedades causadas por patógenos que viven en el suelo.
Aprovechando los recursos genéticos del maracuyá, se
evaluaron cinco especies silvestres parientes de Passiflora que
funcionaron de portainjertos: maracua (P. alata), gulupa (P. edulis f. edulis),
badea (P. quadrangularis), pasionaria azul (P. caerulea)
y cholupa (P. maliformis). Estas se seleccionaron con base en la
resistencia parcial o total al hongo F. solani reportada en la
literatura. A partir de ellas se obtuvo compatibilidad.
De estas uniones, el resultado más prometedor lo dio el
injerto de maracuyá con cholupa, fruta autóctona del Huila conocida por su
sabor cítrico, rica en vitaminas, antioxidantes y fibras.
El profesor John Ocampo Pérez, del Grupo de Investigación en
Recursos Fitogenéticos Neotropicales de la UNAL Sede Palmira, afirma que “ahora
hay que llevar esta tecnología al campo para que los campesinos la adopten y
mejoren su rentabilidad”.
Lo más acertado es que un vivero certificado –que maneje los
aspectos de asepsia, fisiología y genética– realice el procedimiento de
enjertación y ofrezca las plántulas a los productores”, agregó el docente,
director del trabajo de maestría.
Como parte del proyecto de investigación con Agrosavia se
publicó el libro-manual Tecnología para el cultivo del maracuyá en Colombia,
dirigido a investigadores, técnicos, productores y cualquier colombiano
interesado en conocer cómo se siembra la semilla del maracuyá, cómo se prepara
el terreno, cómo se implementan los sistemas de riego, cuáles son las mejores
zonas climáticas para sembrarlo, cuál es el manejo adecuado de plagas y
enfermedades, costos de producción, potencialidad de exportación y el mapa con probabilidad
de éxito para la siembra.
“Se trata de una obra sólida, resultado del proyecto de
investigación y de las experiencias acumuladas durante 15 años de estudio del
maracuyá en Colombia y otros países de la región”, destaca el profesor Ocampo.
La UNAL Sede Palmira regalará algunos ejemplares impresos a productores, y próximamente el libro se subirá a internet para que se pueda consultar y descargar.
miércoles, 1 de marzo de 2023
En maíz identifican y caracterizan hongos que producen toxinas
Por primera vez en Colombia se identificaron hongos tóxicos asociados con la mazorca de maíz, causantes de pérdidas en rendimiento y calidad del cultivo, por ser la principal fuente de contaminación antes y después de la cosecha. Este es un hallazgo importante si se tiene en cuenta que, por su capacidad para producir micotoxinas, estos microorganismos pueden afectar la salud humana y animal.
Según la Organización de las Naciones Unidas para la
Alimentación y la Agricultura (FAO), el 25 % de los cultivos alimentarios
del mundo se ven afectados por hongos productores de micotoxinas. Por eso es
importante conocer qué especies de hongos están presentes en la mazorca o elote
del maíz y cuáles pueden producir micotoxinas.
Ese fue el objetivo del trabajo adelantado por el ingeniero
agrónomo David Velásquez Ortiz, magíster en Ciencias Agrarias de la Universidad
Nacional de Colombia (UNAL) Sede Palmira, el cual contribuye a la
caracterización morfológica y molecular de especies toxigénicas (que producen
toxinas) y no toxigénicas (que no lo hacen).
Las micotoxinas son compuestos químicos producidos de forma
natural por una serie de hongos, especialmente Aspergillus, Penicillium, Fusarium y Alternaria.
Dichos hongos atacan forrajes o pastos, cereales, leguminosas, frutos secos,
frutas y hortalizas. Por tratarse de metabolitos secundarios, su producción
depende de la temperatura y la humedad, por lo que en estas zonas se forman
tanto en el cultivo en campo como durante la recolección, el transporte y
almacenamiento.
Hasta el momento se han identificado más de 400 micotoxinas
en diversos cereales, semillas oleaginosas, granos de café y frutos secos,
entre otros alimentos. Las detectadas con mayor frecuencia son las aflatoxinas,
deoxinivalenol, fumonisinas y zearalenona.
“Como son resistentes al calor, una vez producidas por el
hongo no se pueden eliminar de la mazorca ni de los productos derivados del
maíz”, anota el investigador.
En humanos y animales, el riesgo de contaminación radica en
que pueden causar intoxicaciones agudas. En el caso menos grave provocan
náuseas o diarrea, y en el peor causan hepatitis aguda, disfunción renal e
incluso la muerte. También genera intoxicaciones crónicas que pueden afectar el
hígado, los riñones, el sistema nervioso y el sistema inmune.
El magíster explica que “la expresión y gravedad de los
efectos tóxicos depende de la dosis ingerida, del grado de exposición, del tipo
de micotoxina, y de la edad y el estado nutricional del individuo que consume
alimentos contaminados”.
Para el estudio se visitaron 25 localidades productoras de
maíz en el Valle del Cauca, se colectaron 125 mazorcas y de cada una se
seleccionaron 15 granos de forma aleatoria. A partir de esta muestra se
aislaron 155 hongos, y con base en las características morfológicas de cada
género se seleccionaron 50 aislamientos.
Estos porcentajes exceden los niveles máximos establecidos
por la Administración de Alimentos y Medicamentos de los Estados Unidos, la
Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) de la Unión Europea y del
Ministerio de Salud y Protección Social colombiano para maíz no elaborado y
alimentos a base de maíz destinados al consumo humano directo.
“La identificación y caracterización de hongos toxigénicos y
la evaluación oportuna de las micotoxinas permiten desarrollar y fortalecer las
diferentes estrategias de prevención, control y vigilancia de estos
contaminantes que garantizan la calidad e inocuidad del maíz y los productos
derivados destinados al consumo humano y animal”, asegura el ingeniero agrónomo
Velásquez.
La detección se realizó mediante la amplificación de los
fragmentos de PCR utilizando cebadores de los genes implicados en la
biosíntesis de cada micotoxina y una cuantificación mediante el análisis
cuantitativo ELISA empleando kits Veratox de Neogen para cada micotoxina,
técnica que permite analizar un gran número de muestras con alta precisión en
los resultados.
Combinaciones binarias
El magíster menciona que “cuando el hongo presenta la
capacidad de producir dos o más micotoxinas en simultáneo, la acción combinada
de estas en el maíz o en productos derivados de consumo humano y animal altera
la naturaleza de su toxicidad debido a que los posibles efectos pueden llegar a
ser inferiores, iguales o mayores a la suma de los efectos tóxicos
individuales.
En esta investigación se encontraron las combinaciones
binarias DON+ZEA, DON+FUM y FUM+ZEA, y una única combinación ternaria
DON+FUM+ZEA, la cual genera más preocupación por los graves riesgos asociados
con la salud humana.
Se trata del primer reporte en el mundo que confirma la
presencia y producción de DON y ZEA por la especie Fusarium sororula,
y de AFL por Aspergillus sydowii en el maíz.
De otra parte, de las 13 especies identificadas, 9 son un
nuevo reporte del huésped para el Valle del Cauca y para Colombia: Fusarium
sororula, Penicillium citrinum, Aspergillus sydowii, A. tamarii, A. wentii, Talaromyces
funiculosus, T. sayulitensis, T. stollii y T.
wortmannii).
El estudio fue dirigido por el profesor Eyder Daniel Gómez
López, director del grupo de investigación en Protección Vegetal para el
Mejoramiento de la Productividad de la UNAL Sede Palmira.