miércoles, 28 de octubre de 2020

Floración da señales para mejorar rendimiento de aguacate Hass

Conocer los estados biológicos que se dan en secuencia en estas plantas, como la floración, es clave para saber cuándo es más indicado realizar las labores culturales en el cultivo, que son aquellas relacionadas con su mantenimiento y cuidado –como control de malezas, poda, fertilización, monitoreo y control de plagas y enfermedades– y la cosecha.

Así lo explicó el ingeniero agrónomo Raúl Saavedra, quien está vinculado al proyecto “Incremento de la competitividad sostenible en la agricultura de ladera en todo Valle del Cauca, occidente”, adelantado por la Universidad Nacional de Colombia (UNAL) Sede Palmira.

En el marco de esta iniciativa se está llevando a cabo una investigación con la que se están tomando los diferentes estados fenológicos (biológicos) de la floración del aguacate Hass, la cual arrojará una escala del desarrollo floral que le servirá de referencia a los agricultores para optimizar su producción.

Aunque existen antecedentes de este tipo de estudios, aún siguen siendo pocos, pues, según lo indagado, solo se tienen tres como referencia: en el Cauca, Tolima y Antioquia.

Sin embargo, esta es la primera que se realiza en la zona de ladera de Roldanillo (Valle), cuya área de estudio seleccionada fue la de la vereda La Tulia, del corregimiento El Retiro.

Es importante tener esto en cuenta, pues las investigaciones en fenología suelen ser muy específicas para cada zona o región. Por ello, con este estudio se proyecta que los resultados obtenidos en la zona de ladera de Roldanillo aporten información para cultivos establecidos desde los 1.700 hasta los 2.400 msnm, altura recomendada para sembrar el aguacate Hass.

“La información que vamos a obtener sería aplicable para los cultivos establecidos en un área de 4 a 10 kilómetros o más extensa”, manifiesta el ingeniero Saavedra.

Para llevar a cabo dichos análisis se deben tomar por lo menos 10 árboles del cultivo y, de cada uno seleccionar mínimo una rama en dirección a los puntos cardinales. En cada rama se escogen cinco flores, a las cuales se les sigue una secuencia de cambios anatómicos. Es decir, los estados que se encuentren definen una secuencia durante los meses que demora un ciclo de aguacate (de 6 a 8). Lo ideal de estos estudios es que, entre más específico, mucho mejor la información.

Hasta el momento, la información más relevante disponible de este estudio incluye yemas en reposo y en brotación, botones florales y primeras flores abiertas, y además de cómo abre y cierra la flor del aguacate y sus características. También se tienen registros de datos sobre precipitación, humedad relativa, temperatura y radiación solar.

Una flor “perfecta”

“Las flores en aguacate son hermafroditas –tienen los órganos masculinos y femeninos–, son perfectas, son completas”, dice el ingeniero Saavedra.

En un primer momento se tiene una yema en estado durmiente que empieza a activarse, origina unos botones, y después unas flores. En este aspecto se debe poner especial atención, pues existen cultivares con flores tipo A, como el Hass, y con flores tipo B, como el Fuerte, que se caracterizan por el género de sus flores en la primera apertura.

La flor del aguacate Hass (tipo A) abre en estado femenino en la mañana, y en otras variedades de tipo B abre como masculina en ese mismo momento. Es decir, si se tienen dos flores de tipo A y tipo B en el mismo cultivo, estas podrían polinizarse. 

Eso significaría que, en un momento dado, los productores de aguacate podrían pensar en tener árboles de tipo A y B en una misma zona de cultivo, pues esa mezcla les traería grandes beneficios a la hora de producir los frutos.

Los investigadores concluyeron que para que la flor del aguacate Hass se mantenga con una periodicidad del ciclo tipo A siempre y se requiera de un tipo B, se necesitarían unas condiciones “ultraideales”. Estas, con las variaciones climáticas del Valle del Cauca, por ejemplo, son difíciles de tener.

Esta investigación es muy importante para los agricultores, pues les brinda información que les ayudará a incrementar los rendimientos de sus cultivos, y además deja una puerta abierta para futuras investigaciones, que arrojarán datos más detallados relacionados con la influencia de las variaciones climáticas en la floración.








viernes, 16 de octubre de 2020

UNAL y Agrosavia premian proyectos agropecuarios

 Propuestas para el mejoramiento genético del maracuyá y la producción de bioplaguicidas para los cultivos de caña, algodón y arroz, son 2 de las 8 iniciativas beneficiadas en el marco de la convocatoria que busca unir investigadores de ambas instituciones

Para la financiación de los proyectos seleccionados, Agrosavia y la Universidad Nacional de Colombia (UNAL) dispusieron de 800 millones pesos, aportados en partes iguales, es decir que cada proyecto recibirá hasta 100 millones de pesos.

La “Convocatoria Conjunta de Proyectos de Investigación, Desarrollo e Innovación (I+D+i) del Sector Agropecuario, Agrosavia y UNAL 2020” recibió 56 propuestas, calificadas como de “muy alto nivel” por el doctor José Ernesto Mancera, director Nacional de Investigación y Laboratorios de la UNAL.

Uno de los proyectos seleccionados es “Evaluación y selección de genotipos élite para el mejoramiento genético del maracuyá en Colombia” con el cual se busca proteger esta fruta de problemas como el hongo Fusarium solani y la virosis. La investigación fue adelantada por Jhon Albeiro Ocampo Pérez, de la Facultad de Ciencias Agropecuarias de la UNAL Sede Palmira, y Yacenia Morillo Coronado, de Agrosavia.

Otra de las iniciativas que será financiada es el “Desarrollo de una metodología in vitro como herramienta para la formulación de bioplaguicidas destinados a cultivos de caña de azúcar, algodón y arroz”. La investigadora principal de la UNAL es Diana Marcela Aragón Novoa –de la Facultad de Ciencias Sede Bogotá–, y por Agrosavia el responsable es Diego Francisco Cortés Rojas; ellos explican que “este proyecto ayudará al fortalecimiento de nuevas metodologías involucradas en el diseño y desarrollo de bioproductos, disminuyendo costos y sin usar insectos plaga”.

Los otros 6 proyectos seleccionados, en los que trabajarán investigadores de la UNAL Sede Bogotá y Agrosavia, incluyen la valoración de subproductos del beneficio de cacao en Nariño; el uso de bioestimulantes para mitigar la falta de agua en cultivos de maíz de la Región Caribe; la caracterización de la colección de batata de Agrosavia; la construcción de estrategias que mejoren la seguridad y soberanía alimentaria en comunidades afrodescendientes rurales en el Cesar; el análisis de experimentos en suelos agrícolas; y la relación de la diversidad de microorganismos en semillas de cacao con su germinación en Tumaco.

Alianza productiva

“Lo interesante de la convocatoria es que se investigará en alianza entre grupos de Agrosavia y de la UNAL para que contribuyan con el cambio técnico del sector agropecuario y aporten conocimiento científico de alto nivel relevante para el país”, señaló el director Mancera.

Agregó que “en 2019 se firmó un acuerdo para fortalecer el sector agropecuario con Agrosavia y un convenio específico para crear una bolsa de recursos comunes, destinados a proyectos que se alinean con las áreas estratégicas de las instituciones y las necesidades de la nación”.

El Comité de Selección explicó que las cuatro propuestas que alcanzaron los mayores puntajes, pero que no fueron seleccionadas para financiación, entrarán en un nuevo Banco de Proyectos Financiables. Las propuestas del Banco podrán ser financiadas si obtienen recursos adicionales, o de común acuerdo sus investigadores las podrán presentar a convocatorias externas.

Líneas de investigación

Las áreas en las que los investigadores podían presentar sus propuestas fueron: ganadería y especies menores, que incluye vacas, abejas, cuyes y aves; permanentes, es decir enfocadas en plantas como caucho, café o chontaduro; transitorios y agroindustriales, como investigaciones en arroz, algodón, maíz o caña; raíces y tubérculos, como papa, yuca o ñame; hortalizas y plantas aromáticas, que reúne ahuyama, ají, cebolla y plantas aromáticas; frutales, orientada a estudios en aguacate, mora, uchuva, mango, lulo y piña; y la última categoría fue cacao.

El profesor José Ismael Peña Reyes, director Nacional de Extensión, Innovación y Propiedad Intelectual de la UNAL, agregó que “esta convocatoria demuestra que juntos logramos hacer muchas cosas, que esta alianza es una de las múltiples que podemos hacer con entidades como Agrosavia, que estos proyectos van a rebosar en beneficios para las instituciones, y en últimas para Colombia”.

“El convenio ha sido muy positivo en todos los sentidos; fue muy difícil seleccionar los proyectos 8 financiados, ya que al menos 12 tenían muy buenos puntajes. Felicitamos a los investigadores, a los profesores y a las unidades a las que pertenecen en cada institución”, comentó el doctor Mancera.



lunes, 12 de octubre de 2020

Cambios en el paisaje afectaría salud de fauna silvestre

 La fragmentación del paisaje afecta de múltiples maneras la supervivencia de los animales silvestres y puede influir en su respuesta inmunológica.

Así lo advierte la bióloga Ana Cristina Fernández, magíster en Bosques y Conservación Ambiental, quien en su tesis del Doctorado en Ecología de la Universidad Nacional de Colombia (UNAL) Sede Medellín, busca determinar cómo influye el creciente cambio o fragmentación del paisaje rural en la dinámica de las patologías que circulan naturalmente en poblaciones de fauna que habitan una zona determinada.

El estudio “Efecto de la configuración del paisaje en la ecología de la enfermedad en fauna silvestre”, se desarrolla en el contexto “Una salud” (one health), enfoque interdisciplinario para minimizar los daños y maximizar los beneficios de la gestión conjunta de las personas, los animales y la salud ambiental.

En el caso de los loros, se busca establecer el nivel de respuesta inmunológica y determinar el estado de estrés crónico por afectación o cambios del paisaje.

“Algunas situaciones aumentan los niveles de estrés de un animal, como por ejemplo la escasez de agua; pero si ese estrés se mantiene por semanas, meses o años, se acumula, se vuelve crónico y debilita el sistema inmune, lo que los hace más susceptibles a contraer enfermedades que se comparten entre humanos y animales”, señaló la investigadora.

Este factor empeora la respuesta inmune, aumenta la probabilidad de infectarse, contribuye a la disminución de esas poblaciones y podría afectar su supervivencia en puntos específicos, debido no solo a factores propios de su hábitat, sino también a la presencia de enfermedades zoonóticas.

Desde este enfoque se adelantan labores para el cuidado del medioambiente, como garantizar la salud de la fauna silvestre y controlar la potencial transmisión de enfermedades zoonóticas (entre animales y humanos), la gestión de hábitats, el correcto aprovechamiento de recursos naturales en ganadería, o la reintroducción y repoblación de especies, entre otras.


Contagios en cautiverio

Entre las diferentes enfermedades que presentan los loros estudiados, una de las más frecuentes es la clamidiosis, conocida como ornitosis o psitacosis, causada por la bacteria Chlamydia psittaci.

En loros es común que durante el cautiverio se contagien y presenten problemas respiratorios, afectaciones en el sistema digestivo o síntomas oculares.

Pese a que en los Centros de Atención y Valoración de Fauna Silvestre (CAV) se controlan los síntomas, no es posible eliminar la bacteria del cuerpo de las aves, que seguirán siendo portadoras toda su vida y presentarán síntomas si su sistema inmune se debilita.

Las autoridades ambientales locales (Corantioquia, Área Metropolitana del Valle de Aburrá y Universidad CES), encargadas de la operación de la red de tratamiento de la fauna silvestre recuperada en el territorio, se vincularon a la investigación mediante el convenio 040-COV1906-66.

En el CAV de Barbosa (Antioquia) se identificó un grupo de loros cuya historia clínica sugería infección con C. psittaci. Se les hicieron pruebas de Elisa y PCR para confirmar el diagnóstico y establecer la secuencia genética de la cepa de la bacteria, con el fin de identificar la procedencia de estos patógenos.

Paralelamente se inició el proceso de rehabilitación, un acondicionamiento para facilitarles su reincorporación al hábitat natural. Para eso se ubican en jaulas especiales en las que puedan fortalecer su capacidad de vuelo, y su dieta se redirecciona a frutos y semillas de especies nativas para que sean capaces de buscar su alimento; también son adiestrados en reconocimiento de otros loros como sus congéneres.

“Fue un proceso de casi un año, en el cual estuvimos casi todos los días haciéndoles ejercicio, revisando sus dietas, procurando fortalecer comportamientos necesarios para la supervivencia en la vida silvestre y el abandono de sus hábitos domésticos”, indica la investigadora Fernández.

En diciembre de 2019 liberaron los loros en las haciendas Las Camelias y Egipto en el municipio de Caucasia, Bajo Cauca antioqueño, en zona de bosque húmedo tropical con temperatura promedio de 30 °C a una altitud de 40-90 msnm.

Para hacerles seguimiento, antes de liberar a los loros se les puso un radio-collar o collar de telemetría, que permite ubicarlos dentro del paisaje, saber cómo se desplazan e  interactúan con poblaciones de loros de la zona.

También se tomaron muestras de sangre para hacer pruebas de Elisa a loros silvestres que habitaban allí, para verificar que en ese hábitat también había presencia de la bacteria C. psittaci.

También se complementaron las pruebas Elisa de loros en “rehabilitación” con pruebas de PCR, y entre finales de 2019 y comienzos de este año se tomaron muestras a loros silvestres y se enviaron a laboratorio para hacerles dicha prueba.

En abril y marzo de este año se iba a hacer conteo de loros que habitaban en la zona de estudio, pero llegó la cuarentena por COVID-19 y se tuvieron que suspender las actividades y las salidas a campo.

El profesor Joan Gastón Zamora, doctor en Ciencias con énfasis en Ecología Evolutiva y director de la tesis, explica que se busca entender si existen diferentes tipos de cepas de la bacteria en el ambiente donde liberaron los loros y se compararían las de los liberados y los silvestres.

“La idea era identificar si había variación, y una forma de identificar si hay contacto, infectación o recombinación –es decir, diferentes cepas provenientes de diversos lugares– es a través de los análisis genéticos con las pruebas de PCR”, especifica el docente.

La expectativa es retomar la investigación a inicios de 2021, cuando se reinicien las actividades académicas, para conocer qué pasó durante este tiempo con los loros estudiados, hacer el conteo de los silvestres y culminar el estudio.