Entre la fertilización química, la orgánica y la integral, esta última –a la que se le agregaron biofertilizantes– demostró mejorar de manera significativa el rendimiento del cultivo y la calidad de los frutos
Los biofertilizantes son microorganismos benéficos, una
mezcla de cepas microbianas –como hongos y bacterias– que cumplen la función de
mejorar la nutrición del suelo con diferentes actividades biológicas como la
fijación de nitrógeno, la movilización de fósforo y de otros minerales, y la
asociación micorrizal; además son promotores de crecimiento vegetal.
Así lo explica la ingeniera agrónoma Daniela Giraldo Jiménez, de la Universidad Nacional de Colombia (UNAL) Sede Medellín, quien participó en una investigación que buscó evaluar el efecto de la fertilización a base de fuentes químicas y orgánicas, y además determinar cómo influyen los microorganismos benéficos (biofertilizantes) en la nutrición de la especie.
Este estudio forma parte del proyecto “Incremento de la
competitividad sostenible en la agricultura de ladera en todo el Valle del
Cauca, occidente”, administrado y ejecutado por la UNAL Sede Palmira y dirigido
por Pedro Zapata, asesor del cultivo de mora del proyecto.
Los análisis se hicieron mediante una investigación
participativa en la finca Potosí –productora de mora– del corregimiento La
Magdalena, en Guacarí (Valle del Cauca), donde se tienen sembradas 1.600
plantas de mora (Rubus glaucus Benth) variedad Castilla, ecotipo
sin espinas, distribuidas en cinco lotes, tres de los cuales se tomaron para
establecer los tratamientos.
Estos consistieron en seis planes de fertilización: química,
orgánica y combinada (química y orgánica). Las aplicaciones se realizaron
mensualmente y la dosis de cada uno de los tratamientos, que también contenía
biofertilizantes, se determinó según el análisis inicial del suelo, pues lo
importante era suplir sus necesidades nutricionales cada mes.
Se analizaron tanto macronutrientes –nitrógeno, fósforo y
potasio– como meso y micronutrientes –azufre, magnesio, calcio, boro, zinc,
cobre–. Las variables evaluadas con todo el proceso fueron el rendimiento y la
calidad de fruto; en la primera se analizó la producción y el número de frutos,
y en la segunda el diámetro, la longitud y la concentración de sólidos solubles
totales (azúcares).
Producción y frutos
En términos de producción, los investigadores observaron que
el plan de fertilización que obtuvo el mejor resultado fue el que combinaba
fertilizantes químicos y orgánicos (compostaje y lombricompuesto), ya que
produjo 2,39 kilos por planta en promedio mensual, mientras que antes se
producía alrededor de 1,5 kilos.
Sobre este plan, la ingeniera Giraldo señala que “se trabaja
una fertilización integral, pues se maneja tanto la materia orgánica como la
fertilización química”.
Sin embargo también destaca que la fertilización solo
orgánica –que es a base de compostaje y lombricompuesto y se aplica a nivel
foliar– también obtuvo uno de los mejores resultados: 2,26 kilos mensuales por
planta, por lo que se considera una estrategia alternativa para aquellos
productores que desean establecer sistemas productivos agroecológicos.
En cuanto a la asociación, uno de los objetivos era
reconocer qué planes mejoraban la concentración de azúcares, ya que
comercialmente algunos sectores les exigen a los productores una buena concentración
de estos para conservarles el precio de la fruta o para ampliar la
comercialización.
Por eso se pudo determinar que al aplicarle microorganismos
al tratamiento combinado –que es integral y tiene buena producción– tenía el
efecto de aumentar las concentraciones de azúcares en el fruto. En promedio, la
mora tiene de 6,5 a 7 grados Brix, pero en la investigación se obtuvieron hasta
7,5 u 8 grados Brix.
Es importante mencionar que como el cultivo de mora siempre
ha sido de economía campesina (agricultores familiares), el tema de la
investigación aún está en crecimiento: “todavía se desconocen los
requerimientos nutricionales propios de la especie, y sobre todo en diferentes
fases fenológicas”, señala la ingeniera Giraldo.
Por lo anterior, las investigaciones como esta son
importantes pues –en este caso– representan aportes significativos a la etapa
de producción, reflejados en datos que podrían ser determinantes para disminuir
impactos ambientales, mejorar los rendimientos y la calidad de la mora, e incluso
para potenciar la comercialización de este cultivo.
Esta investigación fue apoyada por la Asociación de
Fruticultores y Mujeres Transformadoras de Productos Agropecuarios (Frutymat).
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