Mediante la técnica de ensayo de flujo lateral (LFD), que consiste en una prueba con tiras reactivas, los agricultores podrán detectar la presencia de transgénesis (combinación de material genético), que amenazarían la biodiversidad de maíces criollos y el equilibrio de agroecosistemas campesinos, debido a la entrada del maíz transgénico OGM a Colombia.
Desde 2017, el Grupo de Investigación en Agroecología
(GIAUN) de la Universidad Nacional de Colombia (UNAL) Sede Palmira, se propuso
acompañar a la Red de Mercados Agroecológicos y Campesinos del Valle del Cauca
(Redmac) tanto para contribuir al desarrollo de estrategias que multipliquen
las semillas criollas de maíz como para detectar la contaminación de semillas nativas
por la liberación y siembra incontrolada de maíces genéticamente modificados.
“Con la entrada de maíces transgénicos y su propagación tan
rápida en el territorio nacional, las semillas se están contaminando, lo cual
provocaría una pérdida de la biodiversidad en el territorio colombiano”, afirma
la profesora Marina Sánchez de Prager, coordinadora del GIAUN.
Según la docente, el Grupo de Investigación en Recursos
Fitogenéticos Neotropicales (Girfin) de la UNAL Sede Palmira y la ingeniera
agrónoma Lady Díaz Velandia, también de la Institución, en Latinoamérica
existen cerca de 220 razas de maíz, 69 de ellas en México –centro de origen del
cereal– y otras 34 en Colombia.
La coordinadora Sánchez afirma que las semillas transgénicas
afectan las dinámicas de poblaciones de insectos como mariposas, abejas,
avispas e incluso bacterias.
“En países como México ya declararon no aceptar más las
siembras de transgénicos, pues desplazan los maíces criollos. En Colombia, la
Cámara de Representantes tiene pendiente revisar la modificación del artículo
81 de la Constitución Política para prohibir el ingreso, la producción,
comercialización y exportación de semillas transgénicas OGM”, recordó.
Colores, señal de transgénesis
Los LFD solo detectan si hay o no contaminación transgénica
en las semillas o plantas, mediante tiras reactivas que rastrean proteínas
transgénicas específicas. La primera detecta cuatro proteínas (Cry2Ab2,
Cry3Bb1, Cry34Ab1, Cry1F) de la familia del gen CRY, y la segunda la proteína
CP4-EPSPS del Roundup Ready (herbicida a base del glifosato).
Cartilla para las comunidades
El equipo investigador, conformado por docentes,
agricultores y estudiantes, inició los ensayos seleccionando las semillas de
maíz a evaluar y el tejido foliar de plántulas con 12 días de desarrollo. El
uso de este método se plasmó en una cartilla a disposición de la comunidad,
donde se leen recomendaciones como las siguientes:
Se prepara la sustancia buffer o
amortiguadora, en la que se diluirá la tirilla. La sustancia es diferente para
cada referencia. Luego se toman las semillas de maíz y se muelen hasta obtener
una textura harinosa y homogénea.
Para el procedimiento, se vierte polvo de maíz en un tubo de
ensayo y se agrega el volumen del buffer según la tirilla a
evaluar. Se agita la mezcla en el tubo y se deja reposar por un minuto.
Después, con una micropipeta, tomar 0,5 ml de la mezcla del tubo de ensayo
y se transfieren a un tubo de microvolumen de 1,5 ml.
El probador toma la tirilla y la introduce en el tubo para
que la almohadilla de la tira absorba la muestra. Se esperan máximo 10 minutos
para leer el resultado de la tirilla STX63200 y 20 minutos para la tira
STX74000. Por último, esta se retira y se registran los resultados. Estas
muestras se deben repetir tres veces para precisar más los resultados.
Las investigadoras explican que si al introducir la tirilla
a la mezcla aparecen líneas de color rojo aparte de la línea de control,
“significa que las semillas presentan transgénesis; si no aparece ninguna línea
adicional, quiere decir que la semilla está libre de contaminación para esa
proteína específica”.
La ingeniera Díaz agregó que recomienda realizar pruebas PCR
(reacción en cadena de la polimerasa) en laboratorios especializados, ya que
“esta técnica es más exacta y visualiza en mayor cantidad cuántas de las
muestras que se procesaron están contaminadas”.
El equipo de investigación también desarrolla un video
explicativo para que en todo el país las comunidades puedan realizar estas
pruebas siguiendo las instrucciones descritas.
La ONG Internacional de Cooperación al Desarrollo Swissaid,
junto con la UNAL, colabora en la capacitación del uso de esta herramienta para
agricultores afiliados a la Redmac y comunidades campesinas e indígenas.
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