La eficacia de la metodología Sustainability Analysis Framework (marco FoodSAF), aplicada en algunos países de Latinoamérica y África, se puso a prueba en Susa (Cundinamarca) y Vélez (Santander). El trabajo, que duró cinco años, se realizó con organizaciones campesinas para mejorar condiciones medioambientales y sociopolíticas.
No obstante, lograr avances significativos en los aspectos
relacionados con la alimentación supone un reto cada vez más difícil dada la
persistencia de fenómenos económicos, políticos, científicos, ambientales y
climáticos adversos.
Cristian Moreno Moreno, magíster en Seguridad Alimentaria y
Nutricional e integrante del Observatorio de Soberanía y Seguridad Alimentaria
y Nutricional de la Universidad Nacional de Colombia (UNAL), aplicó el marco
FoodSAF para evaluar y mejorar la sustentabilidad de los sistemas alimentarios
en esas comunidades.
El proyecto "Hacia la sustentabilidad alimentaria en
Sudamérica y África" fue desarrollado por la Universidad de Berna (Suiza)
y la ONG Compas (Bolivia), y aplicado en Colombia por la UNAL. En él, el
investigador Moreno sistematizó la experiencia y realizó la retroalimentación
con las comunidades campesinas de Susa y Vélez.
Un proceso de cinco puntos
"La metodología se enfoca en 5 pasos. En el primero,
identificar las partes interesadas en evaluar y transformar las problemáticas
de los sistemas alimentarios, encontramos que los actores más interesados
fueron las comunidades campesinas y no tanto las grandes industrias ni las
entidades estatales, por eso decidimos trabajar con ellas", menciona el
investigador.
Después se desarrolló la evaluación, que es un encuentro con
los campesinos; allí se hace un mapeo de cómo funciona el sistema alimentario a
través de la cartografía social y se ubican los principales puntos: dónde está
la producción, hacia dónde va, cómo se comercializa, qué flujos se realizan,
cuáles son los insumos para la producción, cuánto dinero se invierte, etc.
"Cuando se tiene la imagen conjunta entre todos los participantes, se hace
la evaluación de 5 dimensiones y 15 indicadores", amplía.
Luego de realizar la evaluación, se generó una puntuación en
una escala del 0 al 4, siendo 4 el mejor desempeño en términos de
sustentabilidad. "Los resultados se grafican y se muestran a los
participantes en un diagrama de telaraña identificando las debilidades y
fortalezas del sistema". Después se realiza un plan de acción, en el cual
la comunidad propone acciones coincidentes con los puntos a mejorar.
El paso siguiente fue el seguimiento de las acciones del
proyecto, en donde se trabajó con entidades locales para transformar los
procesos de recuperación de paisaje e impulso tecnológico, lo que podría
mejorar a largo plazo la sustentabilidad alimentaria de estos municipios.
Aprendizajes
El investigador destaca que esta metodología tiene aspectos
innovadores en cuanto a la forma en la que se aborda y mide la sustentabilidad
alimentaria.
Agrega que las dimensiones de este trabajo son inter y
transdisciplinarias y abordan elementos "más integrales y aterrizados
hacia los sistemas alimentarios, como la soberanía y seguridad alimentaria, la
resiliencia socioecológica, la pobreza e inequidad, etc. Todo se integra y esto
permite un mayor diálogo y participación por parte de la comunidad".
Asegura que se evidenció una ausencia para promover el
bienestar en los aspectos sociopolíticos del campesinado, "hay
aprendizajes alrededor de cómo esta herramienta impacta y mejora la
organización y la construcción del tejido social para la transformación de
estos sistemas alimentarios. Lo importante es que forjamos conocimiento de
manera conjunta y nos centramos en las actividades cotidianas. Cuando hicimos
el ejercicio sistemático de evaluar cada aspecto y buscar transformaciones, nos
dimos cuenta de que hay una fuerza muy poderosa para mejorar los sistemas
alimentarios desde el trabajo participativo".