La Magnolia Santanderiana, autóctona del país y de este “rincón florido de Santander”, ubicado al lado del Páramo de Santurbán, fue una de las especies halladas que podría estar en riesgo de desaparecer si no se detiene la tala de bosques; en la otra orilla de este gran primer estudio de la flora en Charta, se encontró una bromelia, que solo se había registrado en Suesca (Cundinamarca). Los resultados del recorrido abren un espectro de posibilidades para el manejo y cuidado de este santuario de flora del país.
Con este trabajo, Daniela Tolosa Oliveros, bióloga de la
Universidad Nacional de Colombia (UNAL), recorrió la vereda Durán, lugar del
que es oriunda, para aportar a la comunidad con un conocimiento más profundo de
su patrimonio en biodiversidad, y que los hallazgos sirvan para establecer
mejores planes gubernamentales de preservación del mismo.
La investigadora relata que “la zona se ha visto envuelta en
disputas por proyectos mineros, que los habitantes no han permitido que se
lleven a cabo, pues representan un riesgo para la riqueza de los bosques, en
especial cerca al Páramo de Santurbán, que en días recientes se visto afectado
por incendios forestales; y aunque las zonas estudiadas no han sido afectadas,
no se descartan posibles afectaciones a futuro”.
De las 300 plantas recolectadas durante 40 días, alrededor
de 190 fueron caracterizadas, un interesante proceso porque hay ejemplares de
diversas especies que, desde la Expedición Botánica, no han podido ser
identificados, lo cual evidencia el arduo trabajo en el que la comparación es
la clave.
El proceso se realizó en el Herbario Nacional Colombiano,
alojado en el Instituto de Ciencias Naturales (ICN), lugar al que se llevaron
las muestras, distribuidas por partes de la planta, flores y algunos frutos;
allí se pudieron en un horno a 60 ° C y luego se acumularon unas sobre otras en
alcohol para que no se dañaran; se dejaron durante 40 días antes de
analizarlas.
Para el estudio se eligieron 3 zonas -entre los 2.300 y
2.500 msnm-, con cultivos principalmente de mora, y en menor medida el de lulo
y papa. Solo en 2020 la producción de mora en el país fue de 140.000 toneladas,
y el municipio de Charta aporta el 3 % del total que se comercializa en los
mercados de grandes ciudades como Bucaramanga.
Dentro de las plantas que encontró una sorpresa, la
caracterización de la bromelia Tilandsia suescana, la cual, como su
nombre lo indica, solo se había hallado en Suesca; esto demuestra la
importancia de hacer este tipo de estudios, pues permiten transformar lo que se
conoce sobre la zona, y en Charta aún no se había llevado a cabo algo de esta
magnitud.
Por otro lado, halló 92 especies, 62 géneros y 42 familias,
entre las que se destacan algunas como las melastomatáceas, asteráceas y
aráceas, ampliamente distribuidas en esta región y que tienen un importante
valor ecosistémico para distintas clases de insectos.
Un hallazgo preocupante fueron 2 especies en peligro de
extinción, entre ellas Magnolia Santanderiana, endémica de
Colombia, y que se ha visto mermada por problemáticas ambientales como la tala
de bosques, un problema que se ha presentado desde hace varios años.
“Durante las décadas del 70 y 80 se presentó una
transformación del bosque nativo en la zona, pues se taló para plantar grandes
extensiones de pino y eucalipto, lo cual cambio el panorama para otras especies
y el día a día de las comunidades. Otra actividad que también puede estar
teniendo un impacto es la ganadería, en la que se dañan los suelos”, asegura la
bióloga, quien contó con la ayuda de la profesora Lauren Raz, del ICN.
Añade que este fue un trabajo adelantado de la mano con la
comunidad, que acompañó cada proceso lo cual es importante ya que uno de los
enfoques clave del proyecto era dialogar y construir conocimiento con los
habitantes de la zona; con preguntas acerca de cómo era el bosque hace 10, 20 o
50 años, cómo les llaman a sus plantas más emblemáticas y qué piensan acerca de
lo que ha ocurrido.
Nombres como talco, pepecurio, rascado, entre otros, fueron
registrados para distintas especies, evidenciando el legado y trabajo de
memoria realizado con la comunidad con cada entrevista y recorrido. Son por lo
menos 39 plantas que ya están extintas para los pobladores de Charta, o sea no
las volvieron a ver; de hecho, la investigadora cuenta que hubo un tipo de roble
que nunca hubiera encontrado de no ser por la ayuda de un señor que le indicó
dónde podría hallarlo.
“Otro hallazgo preocupante al hablar con la comunidad fue
encontrar que las fumigaciones llevadas en el Catatumbo hace algunos años, han
tenido un marcado impacto en toda la vegetación de la zona, pues esta región
queda prácticamente a la vuelta de Charta”, concluye la bióloga.
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