Las tres especies de manglar más importantes de San Andrés islas están siendo afectadas por el aumento de la temperatura, fenómenos naturales como los huracanes, o la contaminación, por lo que urge diseñar estrategias de repoblamiento en zonas donde se han perdido, una alternativa podría estar en la acumulación de biomasa de sus hojas, tallo y raíz cuando aún son muy jóvenes.
Los bosques de manglar son tal vez uno de los ecosistemas más importantes en el mundo, pues, aunque su distribución es específica de lugares como el Caribe, ayudan a contrarrestar el cambio climático, ya que, por ejemplo, almacenan de 3 a 4 veces más dióxido de carbono (CO2) por hectárea que los bosques tropicales. Además, son el hogar de una gran diversidad de peces, moluscos y crustáceos, que encuentran allí un refugio y una guardería para sus crías.
Así mismo, son barreras resistentes contra los oleajes
amenazantes de eventos como los huracanes, que en años recientes han hecho
grandes estragos en la isla, por lo que, además de ser uno de los pulmones de
esta región, también forman parte de una estrategia ambiental para disminuir el
impacto en las costas y en la población que habita este emblemático lugar.
Según instituciones como Global Mangrove Alliance, entre
1996 y el 2006 se ha perdido por lo menos el 10 % de manglares en el mundo, una
cifra alarmante, pues hasta el 60 % de estos daños son a causa de la acción
humana.
En vista de su importancia, la investigadora Nelsith
Fornaris Hurtado, bióloga de la Universidad Nacional de Colombia (UNAL),
analizó el comportamiento de las tres especies de manglar más abundantes de la
isla: mangle rojo (Rhizophora mangle), blanco (Laguncularia racemosa) ynegro
(Avicennia germinas).
Su propósito era determinar qué ocurre con su biomasa (masa
y peso producido por las hojas y la descomposición que realizan algunos
microorganismos como bacterias u hongos) cuando aún no superan el metro de
altura, es decir cuando son “juveniles”, un estadio clave y crítico para que
puedan tener un óptimo desarrollo a lo largo su vida.
La relevancia de la biomasa reside en que es la energía que
le permite captar el CO2 del aire, pues con ella tiene una
mayor capacidad en sus tejidos para recibir este material y regularlo,
contribuyendo a que no haya un impacto en la calidad tanto del aire como del
agua. De cierta manera es una especie de planta de tratamiento natural para
este gas que resulta dañino y tóxico en grandes cantidades.
El estudio se realizó en el Parque Regional Old Point, que
tiene un área de 54,7 hectáreas, y que alberga las tres especies antes
mencionadas. Se recolectaron en total 95 especímenes de mangle rojo, 90 de
mangle blanco, y 95 de mangle negro, que estaban en un rango entre los 10 y los
100 cm; para ello se escogieron 10 individuos por cada 10 cm.
“En estado de plántula es poco lo que se sabe con respecto a
la acumulación de biomasa en estos manglares, generalmente se analiza la
hojarasca, pero no en detalle lo que ocurre en partes como la raíz o el tallo,
que terminan siendo indispensables para permitir que los manglares crezcan de
la mejor manera”, asegura la investigadora.
El mangle rojo en esta etapa acumula una biomasa de
alrededor de 54,9 % en su tallo, mientras una de las especies de mangle blanco
logra acumular un 44 %, por lo que en esas regiones de su estructura es en
dónde se presenta una mayor acción de todo tipo de microorganismos, y pueden
captura mucho más carbono que en las hojas y las raíces, que llegan a un poco
más del 20 %.
“En Old Point, los desechos de gasolina y biodiesel que se
usan para motores de algunas electrificadoras, terminan siendo vertidos en las
zonas en las que están los manglares, provocando un daño irreparable; entender
cómo están acumulando biomasa desde jóvenes es clave para saber qué acciones de
protección se deben tomar”, indica.
Para determinar los valores de la biomasa se realizó la
separación de cada parte del mangle para ser secada y pesada, y luego se
analizaron mediante ecuaciones alométricas, que permiten determinar la relación
entre la altura y el peso con la acumulación de masa en las hojas, el tallo y
las raíces. Un cálculo que se obtiene por primera vez para estas especies de
plántulas de manglar.
La investigación forma parte de un proyecto más grande que
lidera el profesor Jairo Humberto Medina, en la UNAL Sede Caribe, y que busca
encontrar las mejores condiciones para repoblar los bosques manglar de la isla
y de todo el Archipiélago de San Andrés, Providencia y Santa Catalina.
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