Mover las colonias para comercializarlas podría causar daños ambientales y llevar a la muerte de estas abejas, que se encuentran en diferentes regiones del país.
Así lo determina un estudio dado a conocer por el biólogo
Diego Guevara, investigador del Laboratorio de Investigaciones en Abejas
(Labun) de la Universidad Nacional de Colombia (UNAL), según el cual prácticas
como la mala manipulación de las colmenas o la concentración de muchas en un
mismo lugar generaría problemas como la introducción de bacterias riesgosas o
condiciones que afectan la salud de estos insectos.
“Algunas empresas han visto a las abejas sin aguijón como
una solución económica; sin embargo, hay que tener cuidado con algunas
prácticas, como el movimiento de colonias, ya que algunas especies son
endémicas y eso podría matarlas”, subraya el biólogo, y recuerda que para
regular la apicultura y la meliponicultura se han tenido iniciativas como el
proyecto de ley 250 de 2019.
En el estudio, que revisó 8 géneros y un grupo dentro del
género Melipona, los investigadores encontraron 31 especies para el
país, de las cuales 8 son nuevos registros para Colombia y 5 posibles nuevas
especies.
Explica además que estos insectos tienen características
claras como la presencia de pelos plumosos y que dependen de recursos
florales –principalmente, polen y néctar– para
alimentar a sus crías.
Esa relación con las flores ha llevado a que el género Rediviva haya tenido adaptaciones en sus cuerpos, como modificaciones en sus patas delanteras para introducirse en las flores de Diasca y así obtener el alimento.
“Cerca del 90 % de las plantas utilizadas en la agricultura son polinizadas por abejas. Se estima que en Estados Unidos el servicio de polinización por abejas representa entre 4,6 y 19 billones de dólares en cultivos, y unos 3.000 millones de dólares cada año en ese país en producción de fruta”, explica el investigador.
Al respecto, agrega que ese uso es superficial cuando se
compara con los servicios ecosistémicos, ya que todos los ecosistemas
terrestres dependen de la polinización para su mantenimiento, tarea que cumplen
las abejas y otros polinizadores.
Características particulares
Uno de los grupos más importantes en la melitofauna –es
decir, la fauna de abejas– y a nivel tropical y neotropical, las abejas sin
aguijón que pertenecen a la tribu Meliponini, presentan características que las
hacen particulares: tienen castas como obreras, reinas y machos, y además
presentan algunos comportamientos de defensa y relación con otros insectos como
con termitas, para construir nidos.
La importancia del papel que cumplen las abejas en la
naturaleza ha sido estudiada a lo largo de los años y se rescata su influencia
en el campo agrícola y cultural, ya que se han usado por diversas culturas a lo
largo de la historia.
En Colombia se han adelantado trabajos como “Las abejas
silvestres de Colombia”, en el cual se listan por primera vez algunas especies
y se da una lista preliminar, hasta 2003, de la diversidad de abejas sin
aguijón usadas en la meliponicultura o crianza en el país.
Otros riesgos
“En el mundo hay cerca de 60 géneros de Meliponini y unas
600 especies descritas; en Colombia hay entre 20 a 24 géneros con 120 especies
reportadas, que el cambio en el uso del suelo y el cambio climático las
pondrían en riesgo”, explica el biólogo Guevara.
Por ejemplo, en el género Geotrigona se encuentran 8
especies en Chocó, Amazonas, Cundinamarca, Boyacá, Meta, Magdalena, Antioquia,
Vaupés, Casanare, Huila y Putumayo con dos nuevos registros y una morfoespecie
aún por confirmar, es decir que se podría tratar de una especie nueva. O en el
género Nogueirapis, del cual se registran 4 especies en Amazonas, Vaupés, Chocó
y Putumayo con otras 2 también por confirmarse si son nuevas para la ciencia.
“Con este género se hicieron nuevos mapas de distribución en Colombia, además
de que se encuentran 4 morfoespecies que presentan una fuerte diferencia
morfológica marcadas debido a las cordilleras”, revela el biólogo Guevara.
La recomendación del trabajo es incorporar el conocimiento
científico a la legislación de la meliponicultura para desarrollar buenas
prácticas y proteger este grupo. Igualmente, por los vacíos en el conocimiento
de la taxonomía del grupo, la invitación es a seguir estudiándolos para
diferenciar las especies y así entender su importancia ambiental.
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