Dos nuevas especies y dos nuevos registros de estas plantas que abundan especialmente en México, donde se aprovechan para producir tequila y mezcal, entre otros productos, han sido documentadas en distintas regiones de Colombia.
Así lo confirmó el doctor en Botánica Diego Giraldo Cañas,
profesor del Instituto de Ciencias Naturales (ICN) de la Universidad Nacional
de Colombia (UNAL), quien señala que de los registros de estas plantas en
Sudamérica, 10 se encuentran en Colombia –7 nativas y 3 naturalizadas
(introducidas)–, lo que convierte al país en el más rico en agaves de la
región.
Esta planta –conocida popularmente como fique, maguey, motua
o penca– se encuentra especialmente en Cundinamarca, Boyacá, Huila, Cesar, La
Guajira, Magdalena, Santander, Antioquia y Valle del Cauca, detalla el docente.
El profesor Giraldo, quien se interesó por estas especies
desde 2016, en desarrollo de sus exploraciones por zonas secas de montaña del
país, registró por primera vez para Colombia el Agave sisalana Perrine,
una especie nativa de la península de Yucatán (México), la cual se relaciona
morfológicamente con Agave fourcroydes Lem. y Agave
pax Giraldo-Cañas, el segundo registro realizado.
De igual manera, ha descrito para la ciencia la nueva
especie Agave sylvesteriana, la cual es endémica de una pequeña
área de la cordillera Oriental andina de Colombia y pertenece al
subgénero Agave; es fenotípicamente similar a Agave
congesta Gentry (endémica del estado de Chiapas, México) y según los
lineamientos de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza
(UICN), se ubica en la categoría “en peligro” (EN).
La otra especie descrita por el profesor Giraldo es Furcraea
abisai, también endémica y localizada en jurisdicción del municipio de
Chipaque (Cundinamarca), pertenece a Furcraea sect. Furcraea,
género neotropical que se distribuye desde el centro de México hasta Paraguay.
Especies poco estudiadas
Más del 70 % de la diversificación de agaves se
encuentra en México. Se trata de un género estrictamente americano, de
distribución natural desde el sur de EE. UU. hasta Suramérica.
Sin embargo, en Colombia son especies poco estudiadas, lo
que llamó la atención del investigador Giraldo, quien señala que “los hallazgos
realizados reafirman una vez más que estamos lejos de completar el inventario
vegetal del país, pues se siguen descubriendo numerosos grupos y especies”.
En ese sentido, destaca que gracias al Acuerdo de Paz los
investigadores han tenido la oportunidad de explorar en áreas que antes estaban
vedadas por el conflicto.
“Con estos nuevos registros y descripciones, entendemos
patrones evolutivos del grupo y se puede documentar que existen otros
diferentes a México, en varios países tropicales”, señala el docente.
De igual manera, los estudios adelantados ayudan a entender
patrones de la riqueza en materia de estas plantas y de la apropiación cultural
por los diversos usos que tiene por parte de etnias y otros grupos poblacionales.
Entre los diferentes usos que se han documentado, el
profesor menciona los alimenticios –tanto para animales como para humanos–; los
artesanales; como cercas vivas; como combustible a partir de la leña; para
construcción; recuperación de suelos; producción de licores, jarabes y siropes;
usos tecnológicos, medicinales y ornamentales, y establecimiento de cultivos.
Destaca además que en Colombia no se ha documentado el
cultivo de estas especies –como sí ocurre en México–, y en Suramérica solo se
conocen amplios cultivos en Brasil, donde se aprovecha para la producción de
fique, conocido localmente como “sisal”.
El docente continúa con su proyecto de investigación con el
fin de documentar este tipo de especies, las cuales ofrecen muchas
potencialidades para obtener fibras, para jardines externos, como cercas vivas
y como elementos que brindan servicios ambientales asociados con recuperación
de suelos y estabilización de laderas y pendientes.
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