martes, 9 de febrero de 2021

Agave también florece en Colombia

 Dos nuevas especies y dos nuevos registros de estas plantas que abundan especialmente en México, donde se aprovechan para producir tequila y mezcal, entre otros productos, han sido documentadas en distintas regiones de Colombia.

Así lo confirmó el doctor en Botánica Diego Giraldo Cañas, profesor del Instituto de Ciencias Naturales (ICN) de la Universidad Nacional de Colombia (UNAL), quien señala que de los registros de estas plantas en Sudamérica, 10 se encuentran en Colombia –7 nativas y 3 naturalizadas (introducidas)–, lo que convierte al país en el más rico en agaves de la región.

Esta planta –conocida popularmente como fique, maguey, motua o penca– se encuentra especialmente en Cundinamarca, Boyacá, Huila, Cesar, La Guajira, Magdalena, Santander, Antioquia y Valle del Cauca, detalla el docente.

El profesor Giraldo, quien se interesó por estas especies desde 2016, en desarrollo de sus exploraciones por zonas secas de montaña del país, registró por primera vez para Colombia el Agave sisalana Perrine, una especie nativa de la península de Yucatán (México), la cual se relaciona morfológicamente con Agave fourcroydes Lem. y Agave pax Giraldo-Cañas, el segundo registro realizado.

De igual manera, ha descrito para la ciencia la nueva especie Agave sylvesteriana, la cual es endémica de una pequeña área de la cordillera Oriental andina de Colombia y pertenece al subgénero Agave; es fenotípicamente similar a Agave congesta Gentry (endémica del estado de Chiapas, México) y según los lineamientos de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN), se ubica en la categoría “en peligro” (EN).

La otra especie descrita por el profesor Giraldo es Furcraea abisai, también endémica y localizada en jurisdicción del municipio de Chipaque (Cundinamarca), pertenece a Furcraea sect. Furcraea, género neotropical que se distribuye desde el centro de México hasta Paraguay.

Especies poco estudiadas

Más del 70 % de la diversificación de agaves se encuentra en México. Se trata de un género estrictamente americano, de distribución natural desde el sur de EE. UU. hasta Suramérica.

Sin embargo, en Colombia son especies poco estudiadas, lo que llamó la atención del investigador Giraldo, quien señala que “los hallazgos realizados reafirman una vez más que estamos lejos de completar el inventario vegetal del país, pues se siguen descubriendo numerosos grupos y especies”.

En ese sentido, destaca que gracias al Acuerdo de Paz los investigadores han tenido la oportunidad de explorar en áreas que antes estaban vedadas por el conflicto.

“Con estos nuevos registros y descripciones, entendemos patrones evolutivos del grupo y se puede documentar que existen otros diferentes a México, en varios países tropicales”, señala el docente.

De igual manera, los estudios adelantados ayudan a entender patrones de la riqueza en materia de estas plantas y de la apropiación cultural por los diversos usos que tiene por parte de etnias y otros grupos poblacionales.

Entre los diferentes usos que se han documentado, el profesor menciona los alimenticios –tanto para animales como para humanos–; los artesanales; como cercas vivas; como combustible a partir de la leña; para construcción; recuperación de suelos; producción de licores, jarabes y siropes; usos tecnológicos, medicinales y ornamentales, y establecimiento de cultivos.

Destaca además que en Colombia no se ha documentado el cultivo de estas especies –como sí ocurre en México–, y en Suramérica solo se conocen amplios cultivos en Brasil, donde se aprovecha para la producción de fique, conocido localmente como “sisal”.

El docente continúa con su proyecto de investigación con el fin de documentar este tipo de especies, las cuales ofrecen muchas potencialidades para obtener fibras, para jardines externos, como cercas vivas y como elementos que brindan servicios ambientales asociados con recuperación de suelos y estabilización de laderas y pendientes.

 




 

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