martes, 23 de marzo de 2021

8 métodos para controlar retamo espinoso en Colombia

 Métodos de control químico, biológico y físico, quemas prescritas y erradicación manual, figuran entre las estrategias identificadas en un estudio para combatir Ulex europaeus, especie originaria de Europa Occidental que invade áreas extensas impidiendo el crecimiento de plantas nativas, desplazando la fauna local y acidificando los suelos.

La investigación del biólogo Andrés Hernández, del Departamento de Biología de la Universidad Nacional de Colombia (UNAL), se centra en la Región Andina, departamentos de Antioquia, Cundinamarca, Tolima, Boyacá y Huila.

“Uno de los posibles primeros sitios de invasión es la localidad de Usme, en Bogotá, donde el retamo espinoso fue usado como cerca viva para proteger los embalses de La Regadera y Chisacá”, explica el biólogo.

El retamo tiene la capacidad de colonizar de forma agresiva lugares con algún disturbio climático producido por el ser humano. Esta especie es capaz de desplazar y reemplazar otras especies nativas, ya que suele producir muchas más semillas que estas. Maduran 18 meses después de la germinación, se dispersan hasta 5 m alrededor de la planta y llegan a medir unos 2,5 m, con registros de incluso 4,5 m en regiones favorables invadidas.

“Su hábitat corresponde a zonas que permanecen con humedad y precipitación a lo largo del año, se asocia con matorrales y arbustos normalmente transformados por el hombre, se da en sustratos que no necesariamente requieren de nutrientes, ya que crece en suelos con pH de 4,5 a 5”, agrega el biólogo.

Métodos de control

La investigación del biólogo Hernández identificó 8 métodos de control, con sus beneficios y debilidades. Uno de ellos, las quemas prescritas, tienen como ventaja que es rápido, económico, prepara el terreno y es aplicable a infestaciones grandes. Sin embargo, favorece los matorrales, presenta la dificultad de controlar el fuego, afecta el ecosistema y produce erosión y contaminación.

Los métodos químicos ayudan a hacer un control específico, reducen las plagas y son rápidos, pero afectan el ecosistema y los herbicidas pueden tener poca especificidad y afectar otras plantas.

El método de control físico, o manejo de la luz, minimiza el daño a ecosistemas, se puede usar en áreas protegidas y permite eliminar las plántulas, pero es costoso a gran escala, limita el crecimiento de especies nativas, y en general afecta el ecosistema.

La erradicación manual minimiza el daño al ecosistema, se puede usar en áreas protegidas, elimina las plántulas y hay vinculación con las comunidades, pero es costoso, requiere de mucho tiempo, esfuerzo, capacitación de personal y es difícil controlar la dispersión de semillas.

La eliminación mecánica es de rápida ejecución, elimina las plántulas, es efectiva a mediana y gran escala, minimiza el daño al ecosistema, excepto por el uso de maquinaria pesada, y es posible en áreas protegidas. Su problema radica en que es costoso, requiere capacitación, es difícil controlar la dispersión de las semillas y presenta dificultad en zonas susceptibles a erosión.

El pastoreo disminuye la abundancia de la especie, es de bajo costo, tiene amplia cobertura, es exitoso si está bien planificado, pero no erradica por completo el retamo; además, el suelo se compacta por los animales que pastan, promueve la entrada de otras especies ajenas, dispersa semillas invasoras y requiere de gran planificación técnica.

La plantación de especies nativas tiene como ventaja la exclusión competitiva, genera microclimas y la competencia entre rebrotes, controla la erosión, minimiza el daño a otros componentes del ecosistema, es aplicable a todo terreno, de control permanente y autosostenible y hay vinculación con las comunidades. Pero también tiene desventajas: solo es aplicable después de eliminar la especie invasora, enmascara el banco de semillas, es costoso,  se dificulta encontrar el material vegetal, toma mucho tiempo y capacitación del personal.

Ante este panorama, el biólogo Hernández recomienda en su investigación eliminar las plántulas de manera periódica durante un periodo mínimo de dos años hasta agotar el banco de semillas, según el área y tiempo que tiene la invasión, y aplicar una estrategia integral involucrando las diferentes técnicas como medidas preventivas de una nueva invasión.








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