jueves, 27 de abril de 2023

Siembra de cannabis tendría potencial en Cauca y Valle del Cauca

 De la especie Cannabis sativa, cáñamo o marihuana, se pueden obtener textiles y papel, entre otras materias primas. De su flor y semillas se extraen compuestos medicinales para el tratamiento de enfermedades como el cáncer o el sida, y de algunas del sistema nervioso y respiratorio. Además es un reconocido reparador de suelos y fijador de carbono. Por este potencial para el agro colombiano, estudiantes del Colectivo Siembra, de la Universidad Nacional de Colombia (UNAL) Sede Palmira, promueven su cultivo en Cauca y Valle del Cauca.

A pesar del efecto psicoactivo de las plantasenteógenas (tabaco, cannabis, coca, hongos, yagé o borrachero), los usos alternativos ancestrales atribuidos a sus beneficios medicinales e industriales superan cualquier prejuicio o discriminación. En algunas culturas, debido a sus características místicas, estas plantas son apreciadas como “un regalo de los dioses” y están ligadas a sus tradiciones y creencias.

Pero no todo es magia y divinidad, por sus efectos psicotrópicos, su uso es prohibido en algunos países, y consecuentemente estigmatizado. Según el Informe mundial de las drogas de la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC), en 2022 la cannabis fue considerada como la “droga ilegal” más consumida por 209 millones de personas entre los 15 y 64 años de edad, es decir más del 4 % de la población mundial.

En Colombia, el proyecto de ley que cursa en el Congreso de la República para legalizar la marihuana para consumo adulto, en marzo superó por mayoría el quinto debate en plenaria de la Cámara de Representantes, de ocho que deberá surtir, un hecho sin precedentes si se tienen en cuenta los anteriores intentos fallidos.

Ante el escenario que se vislumbra en el país, 40 estudiantes de las Ingenierías Agronómica, Agrícola, Agroindustrial y Ambiental, además de Administración de Empresas y Diseño Industrial de la UNAL Sede Palmira, se unieron para crear el Colectivo Siembra pensado en fomentar el conocimiento y la investigación de estas plantas, y con ello “contrarrestar la desinformación, la discriminación y los estereotipos con los que las asocien”.

Juan David Rojas Villafañe y David Garzón, estudiantes de Ingeniería Agronómica, afirman que “la principal preocupación con la que se creó el colectivo fue cómo atender la estigmatización social hacia quienes consumen y siembran estas plantas”. Así promueven su potencial industrial y medicinal, para lo cual iniciaron con el cáñamo, derivado del C. sativa, uno de los cultivos clave en muchas partes del mundo por su potencial textil e industrial.

Con este propósito, se organizaron en mesas de trabajo con diferentes líneas para sensibilizar a la comunidad universitaria y externa con actividades culturales y para gestionar proyectos con cáñamo e incentivar su cultivo y diversos usos en las comunidades de Corinto y Toribio (Cauca) y en la zona alta y baja del Valle del Cauca.

Cáñamo, cultivo con potencial

“El cáñamo no solo tiene uso textil e industrial, sino que es un reconocido fitorremediador, o reparador de suelos, y fijador de carbono, mucho más eficiente que el pino”, señala el  estudiante Rojas, quien colabora con la Fundación Educando en el Posconflicto para llegar a las comunidades marginadas por la violencia: “queremos decirles que tienen otras alternativas y que pueden darles otros usos a sus cultivos”.

Por su parte el estudiante Garzón menciona que “como sede agrónoma debemos entrar justo en este auge que vendrá por cuenta de la posible legalización del cannabis”, al explicar que a partir del cáñamo los cultivadores pueden elaborar maletas, manillas, botas y otros elementos textiles, además de productos agrícolas y cosméticos.

Se trata de la fibra que extraen de la especie C. sativa, una planta dioica, es decir que tiene flores femeninas y masculinas. De las flores femeninas se forma el “moño”, que es rico en resinas que contienen más de 100 cannabinoides; por el contrario, las plantas macho son más altas y delgadas y contienen vainas que parecen flores, pero su efecto no es el mismo; de estos tallos extraen las fibras y forman una cuerda que es el cáñamo.

Respecto a las propiedades farmacológicas, los cannabinoides son sustancias químicas que se encuentran en las plantas de forma natural y son apreciadas por sus beneficios en el tratamiento de la ansiedad y la depresión, en el manejo del cáncer y el dolor, y para combatir el insomnio y los trastornos alimenticios, entre otros problemas de salud, y por lo tanto estos componentes tienen un alto potencial para la industria farmacológica.






martes, 25 de abril de 2023

Dosis adecuada de fertilizantes garantiza calidad nutritiva de la piña oro miel

 El dulce sabor tropical de la piña oro miel la ha posicionado como una de las frutas más apetecidas por los consumidores de Italia, Reino Unido, Holanda, Estados Unidos y Perú, y como uno de los principales cultivos agrícolas de Colombia. Pese a ser una de las frutas más cultivadas en el país, los pequeños agricultores carecen de información técnica para manejar el cultivo, lo que limita su competitividad. La eficacia en la aplicación de la dosis idónea de fertilizantes les permitiría alcanzar la máxima calidad nutritiva, y de paso ahorrarse unos pesos.

En Colombia la producción de piña abarca cerca de 33.000 hectáreas, 5.000 de las cuales corresponden a la variedad oro miel(Ananas comosus L. cv. MD2), característica por su intenso color amarrillo y alto contenido de vitamina C, con amplia aceptación en el público para su consumo en fresco.

Como parte del proyecto “Incremento de la competitividad sostenible en la agricultura de ladera en el Valle del Cauca”, la investigadora Jennifer López Montoya, doctora en Ciencias Agrarias de la Universidad Nacional de Colombia (UNAL) Sede Palmira, analizó el crecimiento, desarrollo y uso eficiente de nutrientes en la piña oro miel que se siembra en el municipio de Dagua, principal productor del departamento, y evaluó el efecto de diferentes dosis de fertilización sobre dichos factores, y en la calidad del fruto.

A diferencia de otras variedades, que presentan ciclos de hasta 24 meses, la piña oro miel da frutos entre 16 y 18 meses. En algunas zonas se da una segunda cosecha, pues las mismas plantas producen otro fruto; sin embargo, muchas veces los cultivadores no saben esto y erradican el cultivo tras la primera.

La investigadora señala que “en esta zona del país los agricultores cultivaban el híbrido MD2 de la misma manera que las otras variedades tradicionales de piña, o con las recomendaciones de otros países; no obstante, por ser diferente en el ciclo de crecimiento y en sus necesidades nutricionales, el manejo agronómico y el uso de fertilizantes en la oro miel se debe dar de forma distinta”.

Fertilización y piña, una alianza nutritiva

El estudio clasificó las dosis que fueron aplicando durante los dos años en categoría alta, media, baja y testigo, que fue la utilizada de manera común e intuitiva por los agricultores. Al final, durante los monitoreos de las cosechas, la cantidad que presentó un mejor comportamiento en zona de ladera fue la dosis media. Sin embargo, la investigadora aclaró que antes que definir la dosis ideal, los cultivadores deben hacer análisis de suelo y destacó los demás resultados importantes obtenidos con la ejecución del proyecto.

Para determinar la dosis idónea, primero se realizaron encuentros y visitas técnicas para conocer las necesidades de los cultivadores de piña en la zona de ladera de Dagua, y de paso se les capacitó en el proceso de fertilización de la variedad MD2.

“En las reuniones se dieron cuenta de que no estaban haciendo bien la fertilización, y que cuando los agroquímicos se utilizan en exceso pueden modificar las propiedades del suelo, además de afectar la calidad de fruto y los cultivos posteriores”, señala la doctora López.

El experimento se montó en el terreno de uno de los productores, seleccionado para que tanto el equipo técnico y de investigación como los demás sembradores participaran en el seguimiento y las capacitaciones en el manejo de los fertilizantes.

Durante todo el ciclo del cultivo se hicieron análisis químicos del contenido de nutrientes y de sus diferentes estados de desarrollo.

Cada dos meses midió el crecimiento de los órganos de la planta y la distribución de materia seca. Se evaluaron factores como: desarrollo y peso del fruto; altura de la planta; diámetro del tallo; pH; sólidos solubles; vitamina C, y contenido de bromelina, una enzima extraída del tallo o del fruto de la piña a la que se atribuyen propiedades benéficas para digerir las proteínas de los alimentos en el estómago o los intestinos.

“Determinamos las diferentes fases de crecimiento del cultivo, cada cuánto se dan y qué cantidad de materia seca acumula el cultivo durante cada fase, y así conocimos las necesidades nutricionales y generamos información relevante para la producción nacional de piña oro

 miel”, puntualiza.

La investigación se realizó con recursos del Sistema General de Regalías y el aval de la Gobernación del Valle del Cauca.







jueves, 20 de abril de 2023

Empaque para alimentos, otro uso para la pepa del aguacate Hass

 La semilla del aguacate sirve para mucho más que ponerla en el fondo del guacamole para que no se negree. Aunque suele verse como un residuo, la pepa contiene proteínas, grasas, fibra y carbohidratos benéficos para la salud, entre otros atributos. En la Universidad Nacional de Colombia (UNAL) Sede Manizales se encontró que también sirve como material para elaborar un empaque plástico para alimentos, gracias a su alto contenido de almidón.

El ingeniero físico Duván Camilo Fuquen Espinel, estudiante de la Maestría en Ciencias - Física, de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la UNAL Sede Manizales, elaboró una biopelícula similar al plástico, pero menos contaminante, que evitaría el deterioro de los alimentos.

Para obtener este material natural se mezclan tres sustancias: el polvo o almidón de la pepa del aguacate Hass, las nanopartículas provenientes de ese mismo compuesto, y el xiloglucano, una molécula presente en la semilla del tamarindo, que hace las veces de látex.

“El 20 % de cada semilla del aguacate Hass contiene el material aprovechable para el proceso, lo que es más que suficiente para crear las biopelículas”, menciona el investigador.

Como si se tratara de una receta de cocina, la pepa del aguacate se pela por completo y luego se sumerge en agua por un día para que suelte más fácilmente la cáscara que la protege. Cuando se ablanda es más fácil molerla con un molino de bolas, o para mayor practicidad en una molienda húmeda (licuadora). Después se seca y se obtiene el polvo.

Como el polvo queda con residuos y grasa natural del aguacate, debe pasar por un proceso de limpieza. “Para ello se utilizó bisulfito de sodio disuelto en agua –en un proceso similar al empleado para purificar el agua de las piscinas–, que se decanta (caer al fondo) y luego se seca para obtener un polvo similar a la maicena”.

“Cuando el almidón está en contacto con el agua forma grumos y se decanta, deja de estar disuelto, así que la limpieza siempre se debe hacer en movimiento con agitación constante y luego ponerse en una máquina de ultrasonido, la cual emite ondas para que los gránulos vibren y no se aglomeren”, explica el magíster.

Para el segundo material, el de las nanopartículas del almidón, el polvo seco pasó por un proceso químico llamado hidrolisis ácida, en este caso con ácido sulfúrico mezclado en agua, para que rompa los gránulos en fragmentos más pequeños y lograr el tamaño deseado, que es de 100 nanómetros, es decir unas 1.000 veces menos grueso que un cabello humano.

“Con el 100 % del almidón usado se obtuvo el 70 % de nanopartículas”, anota el investigador.

Posteriormente las nanopartículas se extrajeron en un proceso de centrifugado (como el de las lavadoras), en una máquina giratoria que separa el líquido del sólido, y luego la parte sólida se secó para obtener el almidón puro.

Para el tercer material, que haría las veces de plástico (elaborado generalmente con látex, o propileno industrial), se utilizó xiloglucano.

Siguiendo el mismo proceso de la semilla de aguacate, se limpió y desintegró hasta volverla polvo. La diferencia es que, en este caso, por una mezcla de alcohol etílico para que convierta el material en una textura gelatinosa y trasparenté que se debe secar en un horno durante un día.


Por último, para construir la película o capa compuesta por estos materiales, el almidón disperso se calentó en agua a 80 °C, y a los 5 minutos se le agregaron las nanopartículas y el gel, se agitó constantemente, y al minuto 10 la temperatura se empezó a bajar progresivamente.

“Lo llevamos a pequeños moldes de vidrio y se expuso a horno durante 15 horas para que tomara una tonalidad amarilla sin olor, adquiriendo así resistencia y flexibilidad”, anota el investigador.

Mediante distintos análisis técnicos especializados se determinó que el material cumple con las propiedades de flexibilidad, es moldeable y resistente a la temperatura e impermeabilización moderada con el impacto del agua y el vapor, por lo que cumple con los criterios básicos de firmeza de un material para cubrir elementos.










jueves, 13 de abril de 2023

Ocho virus vegetales atacan papa Diacol Capiro y criolla Colombia

 Los virus X, Y, V, S, B, del amarillamiento de las venas, del enrollamiento de la hoja y mop-top de la papa, fueron identificados en material certificado y no certificado de dichas variedades del tubérculo producidas en Antioquia y la región cundiboyacense. Para evitar los efectos negativos en la producción y en rentabilidad agrícola, se recomienda revisar y actualizar el proceso de certificación de material de siembra, mediante métodos de detección más sensibles.

En Colombia la papa genera más de 240.000 empleos indirectos, es decir que más de 100.000 familias dependen de este cultivo para su subsistencia.

Andrea Stefanía García Torres, magíster en Ciencias - Biotecnología de la Universidad Nacional de Colombia (UNAL) Sede Medellín, explica que, “pese a su importancia económica y alimentaria, la papa afronta dificultades derivadas de plagas y enfermedades como la polilla guatemalteca, el gusano blanco, hongos y virus, estos dos últimos muy difíciles de manejar porque gran parte de su taxonomía o clasificación se desconoce, presentan alta variación genética y no son fáciles de detectar de manera oportuna, entre otros aspectos”.

El trabajo de investigación, asociado con los grupos de investigación Biotecnología Microbiana y Biotecnología Vegetal, evaluó la presencia de 8 virus de ARN en material de siembra certificado y no certificado, mediante técnicas moleculares como reacción en cadena de polimerasa (PCR) convencional, PCR en tiempo real y secuenciación de alto rendimiento (HTS), el cual es mucho más potente porque permite ensamblar y obtener genomas conocidos y nuevos.

El “material de siembra certificado” se refiere a las semillas generadas en laboratorio o en condiciones controladas, y provienen de procesos que aseguran la producción de cultivos libres de organismos patógenos, es decir que cuentan con alta calidad fitosanitaria.

Por el contrario, el “material no certificado” hace referencia a semillas que no cumplen con la normatividad vigente, como por ejemplo aquellas que el mismo agricultor conserva de cultivos anteriores.

“En ambos tipos encontramos altos niveles de infección viral. Hasta ahora en el país se habían detectado 8 virus en cultivos de papa, y nosotros identificamos la presencia de todos ellos en Antioquia y la sabana cundiboyacense”, anota la investigadora.

Además, por medio de esta secuenciación se hizo el primer posible registro en Colombia del virus D de la necrosis del tabaco (Tobacco necrosis virus D - TNV - D), el cual está asociado con enfermedades que afectan la papa, y fue reportado antes en Europa.

Los síntomas de los virus se pueden confundir con deficiencias nutricionales y otras enfermedades, pues afectan el vigor de la planta y generan malformaciones, enanismo, amarillamiento de las hojas –cuando falta la clorofila (clorosis)– y necrosis o marchitamiento, entre otros.

“Los virus vegetales tienen una particularidad importante, y es que su transmisión suele ser muy compleja. Ellos no buscan acabar de inmediato con su hospedante sino convivir con él el mayor tiempo posible para replicarse y pasar a nuevas generaciones e incluso a otros cultivos”.

“En este sentido, recomendamos revisar y actualizar el proceso de certificación de material de siembra de Diacol Capiro y criolla Colombia empleando métodos de detección más sensibles. Aunque la prueba ELISA es el método con el que se suelen diagnosticar las semillas, este no identifica la presencia de virus de manera adecuada. Si bien consumir los virus no afecta a los humanos, estos sí podrían generar bajos rendimientos y pérdidas económicas”, anota la magíster.

¿Quimioterapia para plantas de papa?

Otro aporte de la investigación es la posibilidad de tratar las plantas infectadas. En laboratorio se sometieron plántulas a termoterapia, es decir al aumento de la temperatura –entre 35 y 38 °C– para determinar si la presencia del virus disminuía; también a quimioterapia, es decir a antivirales –ribavirina en este caso– aplicados directamente en el medio de cultivo.

“Comprobamos que concentraciones de 50 partes por millones (ppm) del antiviral pueden ser suficientes, porque más de esta cantidad –como también pasa con la temperatura– puede matar las plántulas. Para próximos estudios recomendamos combinar estas y otras técnicas”.

Así mismo, se determinó que para alcanzar un 90 % de precisión en la detección de virus, y no tener falsos positivos o falsos negativos, es necesario evaluar al menos 3 tubérculos por lote y 3 brotes por tubérculo.

“Esta metodología de revisión mediante técnicas moleculares puede y debe ser aplicada a otros cultivares de papa en Colombia, ya porque es muy importante que al menos el material certificado no tenga estas fallas”, concluye la magíster García.







miércoles, 12 de abril de 2023

El algodón y su histórica relación con el pueblo raizal de San Andrés y Providencia

 Mientras el algodón (género Gossypium) florece en la actual temporada de sequía que atraviesan las islas, el Jardín Botánico de la Universidad Nacional de Colombia (UNAL) Sede Caribe repasa la histórica relación entre esta planta y el raizal, la cual se remonta a la época de esclavitud.

El biólogo Rafael Mora, curador de colecciones biológicas del Jardín Botánico de la UNAL, explica en qué consiste esta iniciativa, cuyo objeto es revivir las memorias de la comunidad raizal a partir de la importancia cultural, económica e histórica de plantas que se han dado en el suelo de las islas.

“Nuestro interés no es solo mostrarle a la comunidad las más de 200 especies de plantas que tenemos sembradas, sino darles a conocer cómo muchas de estas están ligadas al pueblo raizal, no solo por un uso cultural o económico, sino también por su importancia histórica, como el algodón en este caso”, afirma.

Contrario al imaginario, San Andrés y Providencia estuvieron dedicadas a la agricultura por encima de otras actividades económicas. “Varias investigaciones del Banco de la República, por ejemplo, dan cuenta de que las islas dependían de la comercialización de plantas, incluso por encima de la pesca, y entre esas está el algodón como uno de los principales productos de exportación hasta 1850”, relata.

En efecto, en San Andrés la historia del algodón se remonta a la época de la esclavitud, tiempo en el que, por su importancia económica, era producido y comercializado, y el proceso de colecta era realizado manualmente por los esclavos.

“Sin embargo, con la abolición de la esclavitud y de ciertos cambios en las dinámicas socioeconómicas de la Isla, el raizal decide no continuar con la producción del algodón, perdió el interés, pues al no haber más esclavos se dedicaron a la producción de plantas como el coco, que necesitan menos esfuerzo en su cultivo y colecta y que fue importante hasta 1950, cuando se dio la apertura económica de la Isla”, comenta el curador Mora.

El algodón florece

Aunque el algodón no se cultiva hoy en la Isla, sí se conservan algunas plantas en patios o jardines, o crece libremente en potreros. Contrario a otras plantas, su producción requiere de periodos de sequías con mucho sol; los suelos no tienen que tener un alto nivel de nutrientes, crece en zonas abiertas, incluso intervenidas por el ser humano.

Dadas estas condiciones, durante el último mes la planta del algodón ha empezado su proceso de floración en el Archipiélago: “estas flores, que pueden ser blancas o amarillo pálido, se abren; después de un tiempo cambian a un tono más rosa, luego los pétalos se marchitan y las estructuras se modifican y dan origen al fruto, una cápsula de color verde con puntos oscuros”.


“A medida que va madurando su color cambia de nuevo a amarillo y café, y finalmente se va abriendo en partes: expone las semillas que tiene en su interior, las cuales no son muy apreciadas, pues ya están rodeadas por las fibras de algodón. Este proceso tarda entre 1,5 y 2 meses”, explica el biólogo Mora.

Por último, destaca el trabajo que viene haciendo el Jardín Botánico de la UNAL Sede Caribe por recuperar parte de la memoria histórica de las islas: “el objetivo es que los raizales conozcan la planta, muchos no la conocen porque ya no se cultiva o por el paso generacional; se va perdiendo la historia que hay detrás del algodón, y hacemos ese llamado en este momento que está floreciendo y se puede apreciar en las instalaciones del Jardín Botánico”.