El protagonista de esta historia es el joven misak Andrés Tombe Morales, ingeniero agrónomo de la Universidad Nacional de Colombia (UNAL) Sede Bogotá, originario del resguardo de Guambia, quien desde hace siete años se ha dedicado a hallar todas las variedades de papa que existen en la tierra que lo vio crecer, la cuenta ya va en 56 variedades nativas.
Geográficamente, el relato se ubica en los valles de las
montañas de Silvia (Cauca) a 2.800 metros sobre el nivel del mar, territorio
misak de casi 21.000 hectáreas de las cuales el 60 % es considerado sagrado y
el 40 % restante lo ocupa la comunidad del resguardo de Guambia, distribuido en
10 zonas.
Pero un momento, regresemos al año 1980 cuando el pueblo
misak-guambiano comenzó su lucha por la recuperación de la tierra y la
autoridad para permanecer en el tiempo y en el espacio. Con la llegada de los
invasores españoles y los terratenientes, pasaron a ser los peones de las
fincas ubicadas en sus propias tierras, ahora, gracias a su lucha, han
recuperado gran parte de su territorio.
"Recuperar la tierra, la historia y la memoria para
recuperarlo todo”, siguiendo esta consigna del manifiesto misak creado hace 44
años, Andrés decide aplicar su conocimiento como ingeniero agrónomo para
aportar a la seguridad alimentaria de su pueblo, su proyecto, financiado por el
International Development Research Center (IDRC) busca recuperar las
variedades de papas nativas comerciales y tubérculos andinos que se encuentran
en Cauca.
En Colombia este proceso de caracterización de la papa ya se
ha realizado en Cundinamarca y Nariño, siendo este último el departamento más
biodiverso con 118 variedades; en Cauca, el ingeniero agrónomo Tombe es el
primero desarrollar una investigación para conocer cuántas variedades hay en el
territorio, ya lleva 56. En este momento se encuentra en proceso de
caracterizar los tubérculos andinos, no solo la papa, sino también el ulluco,
la oca y la mauja.
Lo que hace el investigador Tombe es indagar cuáles son las
características morfológicas de cada variedad y analizar sus etapas fenológicas
-relación entre los factores climáticos y los ciclos de vida-, para así mismo,
saber qué tipo de plagas o enfermedades pueden afectar los cultivos.
Valor cosmogónico
El investigador resalta la importancia de la cosmogonía
aplicada en las papas en relación con la cultura misak. Por medio de la
cosmovisión se puede saber si el suelo debe descansar para la siguiente
siembra, algunas variedades también funcionan como ofrenda para los mayores en
la celebración de la venida de los ancestros. “Para la comunidad, cuando una
variedad de papa desaparece también lo hace una parte de nuestra identidad”,
expresa.
Por eso, “es muy importante conservar estas variedades,
además es un alimento, así que para nosotros sería una doble pérdida”.
Otro factor relevante del proyecto es que ofrece información
sobre las características y la carga nutricional de cada variedad, según la
Federación Colombiana de Productores de Papa (Fedepapa), en el país existen 250
variedades y, en promedio, solo 7 se consumen. Esto, se debe a que al
comercializar el tubérculo no se tiene en cuenta la carga nutricional, el
consumidor final solo se fija en la apariencia y el agricultor solo se interesa
en que sean resistentes a las plagas y enfermedades para que sean más
productivas.
Normalmente las papas nativas tienen diferentes colores, no
muy comunes ni populares para el comercio, pero poseen una mayor proporción de
antioxidantes y otros nutrientes que aportan a una buena alimentación.
Uno de los objetivos para la recuperación de las variedades
de papa es que estas retornen a las huertas de las familias, es por eso que
Andrés ha distribuido las semillas y ya se están sembrando en colegios y en los
terrenos de algunas familias, contribuyendo al proceso de recuperarlo todo.