Métodos de control químico, biológico y físico, quemas prescritas y erradicación manual, figuran entre las estrategias identificadas en un estudio para combatir Ulex europaeus, especie originaria de Europa Occidental que invade áreas extensas impidiendo el crecimiento de plantas nativas, desplazando la fauna local y acidificando los suelos.
La investigación del biólogo Andrés Hernández, del
Departamento de Biología de la Universidad Nacional de Colombia (UNAL), se
centra en la Región Andina, departamentos de Antioquia, Cundinamarca, Tolima,
Boyacá y Huila.
“Uno de los posibles primeros sitios de invasión es la
localidad de Usme, en Bogotá, donde el retamo espinoso fue usado como cerca
viva para proteger los embalses de La Regadera y Chisacá”, explica el biólogo.
El retamo tiene la capacidad de colonizar de forma agresiva
lugares con algún disturbio climático producido por el ser humano. Esta especie
es capaz de desplazar y reemplazar otras especies nativas, ya que suele
producir muchas más semillas que estas. Maduran 18 meses después de la
germinación, se dispersan hasta 5 m alrededor de la planta y llegan a
medir unos 2,5 m, con registros de incluso 4,5 m en regiones
favorables invadidas.
“Su hábitat corresponde a zonas que permanecen con humedad y precipitación a lo largo del año, se asocia con matorrales y arbustos normalmente transformados por el hombre, se da en sustratos que no necesariamente requieren de nutrientes, ya que crece en suelos con pH de 4,5 a 5”, agrega el biólogo.
Métodos de control
La investigación del biólogo Hernández identificó 8 métodos de control, con sus beneficios y debilidades. Uno de ellos, las quemas prescritas, tienen como ventaja que es rápido, económico, prepara el terreno y es aplicable a infestaciones grandes. Sin embargo, favorece los matorrales, presenta la dificultad de controlar el fuego, afecta el ecosistema y produce erosión y contaminación.
Los métodos químicos ayudan a hacer un control específico, reducen las plagas y son rápidos, pero afectan el ecosistema y los herbicidas pueden tener poca especificidad y afectar otras plantas.
El método de control físico, o manejo de la luz, minimiza el
daño a ecosistemas, se puede usar en áreas protegidas y permite eliminar las
plántulas, pero es costoso a gran escala, limita el crecimiento de especies
nativas, y en general afecta el ecosistema.
La erradicación manual minimiza el daño al ecosistema, se
puede usar en áreas protegidas, elimina las plántulas y hay vinculación con las
comunidades, pero es costoso, requiere de mucho tiempo, esfuerzo, capacitación
de personal y es difícil controlar la dispersión de semillas.
La eliminación mecánica es de rápida ejecución, elimina las plántulas, es efectiva a mediana y gran escala, minimiza el daño al ecosistema, excepto por el uso de maquinaria pesada, y es posible en áreas protegidas. Su problema radica en que es costoso, requiere capacitación, es difícil controlar la dispersión de las semillas y presenta dificultad en zonas susceptibles a erosión.
El pastoreo disminuye la abundancia de la especie, es de
bajo costo, tiene amplia cobertura, es exitoso si está bien planificado, pero
no erradica por completo el retamo; además, el suelo se compacta por los
animales que pastan, promueve la entrada de otras especies ajenas, dispersa
semillas invasoras y requiere de gran planificación técnica.
Ante este panorama, el biólogo Hernández recomienda en su
investigación eliminar las plántulas de manera periódica durante un periodo
mínimo de dos años hasta agotar el banco de semillas, según el área y tiempo
que tiene la invasión, y aplicar una estrategia integral involucrando las
diferentes técnicas como medidas preventivas de una nueva invasión.