martes, 29 de junio de 2021

Cannabis medicinal llegaría a ser una agrocadena productiva

 Tras cuatro pilotos experimentales para medir el comportamiento de la planta de cannabis en distintas condiciones geográficas y climáticas de Antioquia, la Universidad Nacional de Colombia (UNAL) Sede Medellín –en convenio con empresas privadas– adelanta acciones con otras instituciones para consolidar la agrocadena productiva y responder desde la ciencia a muchos interrogantes de los productores.

El profesor Jhon Wilson Mejía, de la Facultad de Ciencias Agrarias (FCA), explicó que hoy en Colombia hay 20 agrocadenas consolidadas y que la creación de una nueva para este cultivo aceleraría su fortalecimiento industrial, agrícola y medicinal.

“En la agrocadena de la panela, por ejemplo, se tiene el Fondo de Fomento Panelero y en el café está el Fondo Nacional del Café; y de cada kilo de panela o libra de café que se exporta se destinan algunos recursos para esos Fondos, para promover investigaciones y desarrollos. Todas las cadenas están en el Pectia (Plan Estratégico de Ciencia, Tecnología e Innovación Agropecuaria) y hay intenciones de hacer lo mismo para el cannabis que está experimentando un boom”, anuncia.

En lo que va de 2021 en Antioquia se realizaron dos talleres liderados por Agrosavia, en los que participó la UNAL y se discutieron y priorizaron las necesidades del sector. En estos eventos se ratificó que parte del desconocimiento obedece a la falta de investigación, pues hasta hace pocos años este era un cultivo clandestino, aunque hoy está ampliamente regulado por el Estado.

“Este cultivo está saliendo a la legalidad y hay cosas que no se conocen. Lo que se ha hecho es que ha habido transferencia de tecnología de otros cultivos, por ejemplo se cambiaron las hortensias por cannabis, aunque todavía no se sabe en qué climas funciona mejor o cuál es el sistema adecuado para el cultivo. ¿Será que Rionegro, donde se está desarrollando más en Antioquia, es la zona adecuada? ¿O tendrá mejores resultados en sitios más secos, como Santa Fe de Antioquia?”, se preguntó el docente Carlos Felipe Barrera de la FCA.

En los talleres también participó el profesor Óscar Córdoba Gaona, quien señaló que la mayoría de las dudas del sector están relacionadas con la fisiología, nutrición y agronomía: “esta es una especie de plantas que depende del ambiente, de condiciones de radiación, viento y calidad del suelo. Se está sembrando material introducido, incluso traído de países como Italia y España, y no sabemos cómo los afecta estar en el intertrópico, donde tenemos temperaturas homogéneas durante todo el año”.

A eso se suman necesidades específicas como el manejo en nutrición, pues se identificó que esta planta absorbe metales pesados del suelo, que suelen llegar a través de agroquímicos. “Ahí se identificaron líneas de investigación importantes”, agrega el profesor Córdoba.

Los docentes coincidieron en señalar que el cultivo de cannabis tiene un amplio campo científico para desarrollar, no solo para aplicaciones médicas sino en otros campos, si se tiene en cuenta que, por ejemplo, las fibras de cáñamo se pueden usar para construcción, algo que beneficiaría a otras Facultades, como la de Arquitectura.

Aclararon además que la intención de instituciones educativas como el CES, Eafit y el SENA es aportar desde la investigación –siempre en el marco de la legalidad– al desarrollo de una industria que podría tener un impacto amplio en la economía del país, especialmente en tiempos de pospandemia.

A 30 de diciembre de 2020 el Ministerio de Justicia reportó que se habían otorgado 394 licencias de cultivo de cannabis no psicoactivo, 164 de cultivos psicoactivos (+1 % de contenido de THC), 98 de uso de semillas para siembra y 650 de transformación.

Los departamentos con mayor participación en esas licencias son Cundinamarca (26 %), Antioquia (17 %) y Valle (9 %).






No hay comentarios:

Publicar un comentario