lunes, 28 de noviembre de 2022

Más del 50 % de la vegetación natural de los Andes y del Caribe ha desaparecido

 Además, el Pacífico y la frontera entre la Orinoquia y la Amazonia han perdido entre el 25 y 30 % de su cobertura vegetal. Estos son algunos de los principales hallazgos del “Primer mapa de vegetación natural de Colombia”, una herramienta prometedora entregada al país con un propósito claro: avanzar en la mitigación y restauración de la vegetación en pro de la recuperación de los ecosistemas.

A ese análisis se pudo llegar gracias a los 3.934 registros que se obtuvieron de las regiones naturales del país, lo cual permitió, por primera vez en Colombia, sentar las bases para realizar una cartografía temática que incluye construcciones a diferentes escalas sobre las unidades de vegetación, entre ellas las superformaciones o clases, las grandes formaciones u órdenes, las formaciones, o las alianzas de vegetación.

Así, manglares, frailejonales, palmares, pastizales y la vegetación de bosques altos y bajos, entre otros ecosistemas, aparecen reseñados en detalle en este valioso proyecto adelantado por el Instituto de Ciencias Naturales (ICN) de la Universidad Nacional de Colombia (UNAL), en asocio con el Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible, y los institutos de Investigación de Recursos Biológicos Alexander von Humboldt, de Hidrología, Meteorología y Estudios Ambientales (Ideam), Amazónico de Investigaciones Científicas (Sinchi) y el de Investigaciones Ambientales del Pacífico John von Neumann(Iiap).

De los 3.934 registros sobre inventarios de vegetación de las cinco regiones naturales Colombia, 1.706 pertenecen a los Andes, 605 al Caribe, 561 a la Amazonia, 541 a la Orinoquia y 521 al Pacífico.

El profesor Orlando Rangel, director del ICN y líder del proyecto, afirma que “el estado de conservación de la vegetación natural representa una gran preocupación para el país, por su desaparición. Se debe empezar a trabajar con urgencia en la recuperación de la vegetación original en las zonas más afectadas”.

“Al mundo solo le queda la franja tropical como recurso de bosque. En los recursos de bosque y de selva es en los que necesitamos que el Estado colombiano centre valiosos esfuerzos; la cantidad de condiciones naturales que ha desaparecido en algunas regiones naturales es muy alarmante”.

Agregó que “este mapa es un sueño de varios años. Desde hace cuatro décadas se viene concretando, pero hasta hace aproximadamente un año empezamos a trabajar en la propuesta”, dijo durante la presentación del “Primer mapa de vegetación natural de Colombia”, realizado en un foro organizado por el ICN en el auditorio de la Fundación Friedrich-Ebert-Stifung en Colombia (Fescol), en alianza con el Foro Nacional Ambiental.

Es pertinente aclarar que este bosque tropical es un agente de mitigación contra la emisión de CO2, y si se trata de recuperar se estarían construyendo vías importantes para disminuir los impactos negativos ocasionados en el planeta entero.

Aplicaciones en conservación y restauración

El proceso cartográfico fue realizado por un grupo de especialistas liderado por el biólogo de la UNAL Larry Niño, experto en sistemas de información geográfica y modelación espacial, quien, para sacar adelante esta propuesta, se apoyó de tecnología de última generación e inteligencia artificial y plataformas que permiten que los usuarios interactúen con miles de imágenes a la vez.

El mapa será una fuente documental y un instrumento básico en trabajos científicos y de aplicación técnica, en especial en acciones de restauración, rehabilitación, recuperación y conservación, ya que la vegetación es el principal referente de los ecosistemas terrestres y es una vía apropiada para conocer el estado del territorio y los hábitats involucrados.

La cartografía también les ofrece a instituciones y entidades gubernamentales la posibilidad de contribuir a la revitalización de la naturaleza en el marco del Plan Nacional de Desarrollo.

El experto Niño anota que “lo importante es que esta información nunca va a cambiar y va a permitir que, en un futuro, investigadores que tengan otro enfoque tomen la información que quedará en los repositorios”.

La información recopilada y previamente ordenada se transfirió al Instituto Humboldt, encargado de incorporarla al Sistema de Información sobre Biodiversidad de Colombia (SiB Colombia), una red nacional de datos abiertos sobre biodiversidad que puede ser consultada por cualquier persona.






martes, 22 de noviembre de 2022

En mermelada o en encurtido, otra forma de consumir guatila

 Cidra papa, chayote y papa de pobre son algunos de los nombres que recibe desde México hasta Ecuador la guatila, un alimento tradicional que ha venido quedando en el olvido a pesar su gran valor nutritivo. A través de la elaboración de mermeladas y encurtidos, un estudiante de Zootecnia de la Universidad Nacional de Colombia (UNAL) Sede Palmira busca devolverle a este fruto silvestre el protagonismo que debería tener en la canasta familiar. El nombre de su emprendimiento es Cidraland.

Richard Stiven González Villada, de 23 años y oriundo del Valle del Cauca, materializó su idea cuando cursaba quinto semestre y optó por la asignatura “Creación de empresas agropecuarias”, en la que adoptó como eje de su emprendimiento la búsqueda de valor agregado de la guatila, una planta trepadora rica en nutrientes, limoneno, terpenos, flavonoides, vitamina C y cafeína.

En el transcurso de la asignatura el alumno aprendió las bases para crear una empresa y al final tuvo que presentar un prototipo. En ese momento empezó a investigar las diferentes preparaciones que podía usar con la cidra papa y decidió crear el manjar, una idea que recordó de una receta tradicional que se prepara en el Cauca con panela y azúcar, además del toque personal que le da durante su preparación.

Cidraland inició hace 23 meses con el prototipo de manjar de cidra papa. En la actualidad la distribuye en presentación de arequipe y mermeladas de 250 ml combinadas con frutas como mango, uva y maracuyá. En la línea de encurtidos creó la cidra papa con ají y base para preparar chop suey.

“Mi meta es que el campesinado y los ciudadanos reconozcan el valor de esta hortaliza, que en las fincas se pierde al caer de las ramas, y en otras ocasiones se usa para alimentar cerdos y gallinas. En la familia, mis abuelos la preparaban para acompañar los fríjoles”, comenta el estudiante González.

Un alimento saludable

Así mismo considera que “la guatila tiene un gran potencial, ya que además de ser un alimento exquisito, está solucionando problemas relacionados con la salud de las personas, gracias a sus cualidades alimenticias favorables para la salud y reconocida por sus beneficios para adelgazar”.

“La guatila tiene propiedades analgésicas, antiinflamatorias, diuréticas y antioxidantes, es un metabolizador de grasas y protector del corazón. Ofrecer en el mercado productos sin colorantes ni aditivos, lo más natural posibles, me ha permitido crecer y aumentar el número de consumidores de mis productos”.

Algunas variedades de este alimento tienen un sabor cítrico parecido al del limón, y en otras es asimilar a la pera. Paradójicamente es conocida como “papa de pobre” debido a que germina donde la ponen, y por ser una planta enredadera se extiende de manera abundante entre la maleza.

Algunas barreras que se convierten en oportunidades

Uno de los problemas del prototipo inicial fue la conservación, pues el producto debía estar refrigerado y consumirse en el menor tiempo posible.

En ese momento, el estudiante de Zootecnia, mientras comercializaba el producto, empezó a buscar ingredientes para hacerlo más estable y duradero.

Durante la pandemia aprovechó el curso técnico “Procesamiento de frutas y hortalizas”, dictado por el SENA, y allí obtuvo las herramientas para su manejo y los tipos de productos que podía hacer con la hortaliza, como encurtidos, mermeladas, jarabes y deshidratados.

El estudiante cultiva la papa cidra en su casa familiar en Yumbo (Valle del Cauca) y no utiliza agroquímicos en el proceso. Como la guatila es de ciclo corto, en seis meses está lista para la cosecha, lo que ha facilitado su producción. Durante encalado y escaldado la lava y desinfecta con vinagre, luego la pica, trocea, licúa y cuece.

En la actualidad gestiona los registros ante el Invima para su comercialización. Para pedidos grandes se asocia con una fábrica de procesamiento de alimentos que cuenta con los certificados en regla y allí saca sus productos.

Si usted está en Palmira, los jueves podrá disfrutar de estos deliciosos productos en el Mercado Agroecológico MercUN de la UNAL, o en las jornadas de emprendimiento organizadas por la Institución. En Instagram lo encuentran como @cidraland.








viernes, 4 de noviembre de 2022

Laboratorio Jardín Vertical, apuesta que servirá a campesinos en el Valle del Cauca

 Campesinos del corregimiento de Combia, en la zona alta del río Amaine, entre El Cerrito y Palmira (Valle del Cauca), serán beneficiados con proyectos sostenibles, como por ejemplo jardines verticales, con los que podrían recolectar agua lluvia y niebla para su aprovechamiento en actividades cotidianas y de riego, entre otras cosas, que mejorarán la calidad de su hábitat y la adaptabilidad al cambio climático.

Con esta iniciativa, ganadora de una convocatoria del Sistema de Información de la Investigación, Extensión y Laboratorios (Hermes) de la Universidad Nacional de Colombia (UNAL), propuesta por el Grupo de Investigación Prospectiva Ambiental de la Sede Palmira, sus creadores buscan poner a prueba las primeras investigaciones sobre estructuras de soporte, plantas, sensibilización y educación con las comunidades.

Para este propósito cuentan con el Laboratorio Jardín Vertical, concebido como un espacio de investigación aplicada donde se realizan actividades en ecourbanismo, diseño industrial y educación ambiental, que además de retener agua, reducir la contaminación atmosférica y servir de corredor biológico –ya que facilitan la movilidad y dispersión de fauna, plantas y semillas–, aportan servicios ambientales, mejoran la relación de las personas con la naturaleza, y contribuyen a reducir el estrés urbano y embellecer el paisaje.

El Laboratorio se desarrolla con plantas medicinales y de otras especies, cuya función es incentivar la biodiversidad de especies polinizadoras benéficas para el ambiente.

Según datos recopilados en el proyecto, entre sus bondades está, por ejemplo, que un edificio de 4 pisos con una fachada cubierta por un jardín vertical filtra 40 toneladas de gases nocivos al año y puede atrapar y procesar 15 kg/año de metales pesados.

La cobertura vegetal de los jardines colgantes o verticales en las paredes sirve como aislante para mitigar la contaminación acústica y reducir hasta en 5 oC la temperatura interior de un edificio en verano y mantenerla en invierno. Además, algunos estudios sugieren que la vegetación en el lugar de trabajo mejora el rendimiento de las personas y reduce sus malestares.

La arquitecta María Victoria Pinzón, profesora de la Facultad de Ingeniería y Administración de la UNAL Sede Palmira y coordinadora del proyecto, menciona que “el Laboratorio Jardín Vertical busca fortalecer la cultura ambiental de los estudiantes y de la comunidad universitaria a partir de la interacción con los procesos naturales de las plantas”.

Alta montaña del Valle del Cauca, las beneficiadas

El Laboratorio Jardín Vertical es un prototipo de investigación con el que estudiantes y profesores del Semillero de Investigación Ambiental evalúan la estructura más apropiada para que las comunidades campesinas del corregimiento de Combia recolecten las aguas lluvias y las reutilicen en actividades cotidianas y de riego.


Para tal fin, desde 2018 se llevan a cabo reuniones con los habitantes rurales en las que se identificaron algunas necesidades ambientales con las plantearon el proyecto “Co-construcción de pilotos comunitarios campesinos para la adaptación al cambio climático y al hábitat sostenible en la alta montaña del Valle del Cauca – Convocatoria Nacional de Extensión Solidaria 2022”.

El proyecto contemplará además la restauración de páramo con frailejones y especies nativas en el Parque Nacional Natural Las Hermosas; las bio-etiquetas como estrategia de competitividad para pequeños productores del agro colombiano; el aprovechamiento tanto del agua lluvia y la niebla como de los residuos sólidos, y la apropiación y concientización social para la conservación de la sostenibilidad ambiental en zona de alta montaña del departamento.

“Los integrantes del semillero realizamos investigaciones en las áreas de ordenamiento territorial, ecourbanismo y gestión ambiental, del cual forma parte el Laboratorio de Jardín Vertical. Esta última área aborda la educación ambiental, las estrategias de sensibilización ambiental y la coordinación interinstitucional”, señala la estudiante de Ingeniería Ambiental Marlyn Ávila, integrante del semillero de investigación.

Como parte del estudio y la revisión bibliográfica, los investigadores han identificado que los jardines verticales pueden proveerles a las personas alimentos con espacios reducidos, contribuir al aumento de áreas verdes en espacios urbanos con limitaciones, reducir el ruido urbano y el efecto de isla de calor, brindando un mayor confort térmico .

Claves para crear un jardín vertical

El jardín vertical es una pared o instalación vertical cubierta por vegetación de una o varias especies que puede tener diferentes diseños y tamaños. Puede nacer de forma natural o por intervención humana.

La profesora Pinzón recomienda localizar el jardín vertical en el espacio urbano, considerando factores físicos, naturales, sociales, económicos y logísticos.

“Las plantas se deben seleccionar según las condiciones ambientales del lugar de su implantación y se debe tener en cuenta la sensibilidad y el compromiso social de vecinos y visitantes para su mantenimiento y cuidado óptimo”.

Por su parte, las plantas se deben elegir teniendo en cuenta el origen (de preferencia local), tipo de crecimiento, altura y sistema de raíces, la propagación de la planta, el riego, el clima, las ramas y el follaje, la resistencia a plagas y enfermedades, y el suelo y los nutrientes.






miércoles, 2 de noviembre de 2022

Hormigas, arañas y cucarrones, socios de los caficultores en el control de la broca

 Investigadores de la Universidad Nacional de Colombia (UNAL) Sede Palmira y de la Universidad de Wageningen (Países Bajos) están recorriendo varias fincas de los municipios de Sevilla y Tuluá (Valle del Cauca) para tomar muestras de las comunidades de insectos que habitan en los cafetos y que se alimentan de la broca, diminuto bicho del tamaño de la cabeza de un alfiler, capaz de arrasar con cultivos enteros.

Según el equipo de expertos, el objetivo es encontrar alternativas al uso de los insecticidas para el control de Hypothenemus hampei,insecto conocido como broca, barrenador o gorgojo del café, la plaga más importante que afecta los cafetales no solo de Colombia sino de casi todos los países productores, causando pérdidas cuantiosas. En el país se calcula que la afectación ha llegado a superar las 900.000 hectáreas de cultivos.

La bióloga Natalia Moreno Ramírez, estudiante del Doctorado en Entomología de la UNAL Sede Palmira, menciona que “la misma naturaleza ofrece potenciales controladores de la broca; existen artrópodos como hormigas, arañas, cucarrones y avispas que se alimentan y la parasitan, lo cual disminuiría el uso de plaguicidas, que además de afectar los ecosistemas reduce la calidad de los cafetos”.

“Hay depredadores generalistas como las hormigas que han sido estudiados y que pueden llegar a ser muy importantes para el control de esta plaga”, explica la estudiante.

Agrega: “queremos analizar cómo se componen estas comunidades de enemigos naturales y qué prácticas agrícolas los afectan, además de identificar sus depredadores y parasitoides predominantes en la diversidad de ecosistemas cafeteros que se pueden encontrar en el Valle del Cauca”.

Como parte del estudio, dirigido por los profesores Marcel Dicke y Felix Bianchi, de la Universidad de Wageningen, y María Manzano, de la UNAL Sede Palmira, quienes cuentan con el apoyo de la Federación Nacional de Cafeteros del Valle del Cauca, se ha realizado una revisión y análisis bibliográfico de estudios sobre los insectos que pueden ser depredadores de broca.

También se están evaluando los niveles actuales de infestación en los cafetales y caracterizando las muestras de la comunidad de insectos en fincas productoras de los municipios de Sevilla y Tuluá, a fin de determinar el porcentaje de la enfermedad en cultivo, conocer la diversidad de insectos, y hacer la identificación y clasificación taxonómica.

Los investigadores cuentan con estudios iniciales en control biológico por conservación de la broca, adelantados por otros investigadores, que dieron cuenta de que depredadores generalistas como las hormigas, que han sido estudiados, pueden llegar a ser muy importantes para el control de la broca.

De igual manera, están realizando experimentos directos en cultivos de café, en donde ubican trampas atrayentes para los insectos depredadores y hacen estudios de comportamiento, biología y ecología.

Caficultores no la ven como enemiga

En el estudio se ha conocido y analizado la percepción de los caficultores sobre la presencia y la acción de los insectos en sus cultivos, con el fin de que asimilen y tengan conciencia de que estos insectos enemigos naturales ayudan en el control de la broca y que van a reducir la aplicación indiscriminada de insecticidas y con ello preservar la flora, la fauna y los ecosistemas.

En este ejercicio se ha evidenciado que “los caficultores no perciben la broca como un riesgo inmediato, la asumen como algo de lo que deben preocuparse en verano, por lo cual no la monitorean ni se preparan”.

Según la bióloga Moreno, esta situación puede incrementar la susceptibilidad de la caficultura al ataque de la broca a largo plazo, en especial en un escenario de cambio climático”.

Sin embargo, explica que “en la actualidad hay una gran diversidad de prácticas frente al manejo de esta plaga, ya que algunos caficultores la controlan recolectando los frutos infestados (control cultural), otros no hacen nada frente a la plaga, y otro grupo aplica insecticidas como reacción al bajo precio que se les ofrece al vender el grano”.

La profesora María del Rosario Manzano menciona que “algunos agricultores tienen una percepción equivocada frente a los enemigos naturales, ya que hay insectos que ayudan a controlar plagas importantes en los cultivos y reducir los costos de su producción”.

Los resultados del trabajo servirán para diseñar estrategias de control biológico de plagas.