miércoles, 24 de mayo de 2023

Mejores cultivos de girasol gracias a compostaje de residuos de flores

 La flor que se compra en la esquina tiene todo un trasfondo desde su cultivo y florecimiento hasta su comercialización, y en la mitad de este proceso se encuentran los residuos de los tallos y pétalos que se botan o no se utilizan, pero que tienen potencial como materia prima para la elaboración de un fertilizante con residuos orgánicos (compost), que, al aplicarse en el suelo donde se cultivan girasoles, mejora los niveles de absorción del agua y los nutrientes.

Según la Asociación Colombiana de Exportadores de Flores, la floricultura genera cerca de 140.000 empleos directos e indirectos, distribuidos especialmente en Cundinamarca y Antioquia. Además, siendo un país tan rico en diversidad de flores (cerca de 1.600 variedades), es el segundo exportador mundial –estas llegan a 89 países– y el principal de claveles.

En Cundinamarca el girasol es protagonista de la floricultura de la región, donde tiene una gran proyección económica; por eso, investigadores de la Universidad Nacional de Colombia (UNAL) se dieron a la tarea de buscar la forma de que los suelos ofrecieran el mejor rendimiento posible y encontraron una alternativa viable y útil en los residuos de esta industria.

“En El Agrado, finca productora de flores de Tabio, recogimos una gran cantidad de tallos, flores y raíces que quedan de la producción de claveles (Dianthus spp.) y de girasol (Helianthus annuus), para elaborar un compost y aplicarlo sobre el suelo del próximo cultivo de girasol”, asegura Eliana Carolina Cruz Muñoz, ingeniera agrónoma integrante del proyecto.

Señala además que la aplicación de este abono se dio en distintas dosis para evaluar cuál era la mejor, y también se dejó una parte del suelo sin tratado con el abono para comparar los efectos de integrar estos fertilizantes.

“El compost se produce por la acción de bacterias (termófilas) y hongos que se alimentan de los residuos –organizados en grandes pilas–, y sus heces son el abono para los suelos”, explica.

Al cabo de 3 ciclos de 11 semanas, periodo natural del cultivo de girasol, se evidenció que la densidad aparente disminuyó, es decir que los suelos tenían mayor capacidad de absorción del abono y sus beneficios; la porosidad aumentó, lo que significa un mejor movimiento y retención del agua y los nutrientes en el suelo, además de su integración con las raíces.

“Algo muy importante es que hubo un mayor intercambio catiónico, o sea que las raíces de las plantas interactúan mejor con el suelo y los nutrientes que hay allí, por lo que tienen el sostén necesario para crecer de la mejor manera, lo que también se traduce en un pH o nivel de acidez balanceado y en que en el suelo haya microorganismos, como bacterias fijadoras de nitrógeno y fosfato que ayudan al buen funcionamiento de la planta”, indica.

La concentración ideal de compost fue de 160 kg por hectárea, que se aplicó en cada uno de los ciclos y competía con otras partes de suelo, en donde se ponían 80 kg o 120 kg sin resultados, pero las otras concentraciones no tuvieron los mismos resultados positivos; según la investigadora, parece ser que esta es la medida suficiente, ya que más de 160 kg sería logísticamente una cifra exagerada para los suelos.

“En el experimento también se midió si el mejor compost era el producido por los residuos de clavel, girasol, o su combinación, y lo que pudimos observar es que cuando se utilizan las dos flores el abono tiene las mejores propiedades, lo cual también lleva a pensar en qué otras se podrían añadir para tener un mejor rendimiento, ya que en el país hay una variedad impresionante y los residuos no siempre se reutilizan”, señala la investigadora.

El uso mixto permite una mejor rentabilidad para generar el compost, ya que, como son tantos residuos, en ocasiones es difícil separarlos, por lo que hay que trabajar con lo que se puede identificar y caracterizar de cada planta.

La experta también recalca que para esta industria es importante ofrecer flores de mejor calidad, provenientes de cultivos libres de plagas o bacterias y hongos dañinos, lo cual se evidencia en la rigurosidad con que trabajan los floricultores y en la “Certificación florverde” que deben tener vigente, el cual vigila que los procesos se lleven a cabo de una manera fiable y confiable.






martes, 16 de mayo de 2023

Asistencia alimentaria se queda corta al enfrentar crisis de alimentación en Bogotá

 En esta idea coincidieron los asistentes a la conferencia “Retos para la construcción de la ciudadanía alimentaria en Bogotá”, organizada por egresados de la Universidad Nacional de Colombia (UNAL). En este espacio se destacó además la necesidad de buscar nuevas estrategias para asegurar el acceso de la ciudadanía a alimentos seguros, suficientes y nutritivos y no tener que depender exclusivamente de la asistencia alimentaria, y se argumentó que es fundamental diversificar las opciones disponibles.

Daniel Bernal Rojas, nutricionista y magíster en Seguridad Alimentaria y Nutricional de la UNAL, fue enfático al señalar que “el principal reto es que, desde la misma institucionalidad, los decisores y sus respectivos asesores superen la perspectiva de que atender lo alimentario se debe hacer únicamente de forma asistencial”.

De los 21.483 casos de desnutrición aguda reportados por el Instituto Nacional de Salud (INS) a 31 de diciembre de 2022, en Bogotá se registraron 4.089 casos, es decir el 19 %, lo cual evidencia parte de los desafíos relacionados con la seguridad alimentaria.

Precisamente para superar de manera progresiva la inseguridad alimentaria y la malnutrición, desde 2019 Bogotá cuenta con la política pública de seguridad alimentaria y nutricional “Construyendo ciudadanía alimentaria 2019-2031”,con la que se plantea garantizar el derecho a la seguridad alimentaria de los habitantes en la capital del país, a través del abastecimiento de agua y la distribución de alimentos saludables. Pese a ello, los retos permanecen.

Uno de ellos es la disponibilidad y el acceso a alimentos de calidad para todos los ciudadanos, en especial aquellos en situación de vulnerabilidad económica. A pesar de ser una ciudad con una amplia oferta de productos alimentarios, todavía hay áreas y comunidades que enfrentan dificultades para obtener alimentos nutritivos y a precios asequibles. “Esto puede obedecer a limitaciones económicas, falta de acceso a mercados cercanos, o a la ubicación en zonas de difícil acceso geográfico”, indicaron los participantes a la jornada.

Ante esto, el nutricionista Bernal, quien también es consultor en derecho humano a la alimentación –referente distrital de la política pública de seguridad alimentaria y nutricional de Bogotá–, dijo que desde su rol aún ha evidenciado que frente a las crisis alimentarias algunas instituciones tienen como única respuesta la asistencia alimentaria.

“Es crucial superar esta visión, ya que mantenernos en lo que se ha hecho en los últimos 15 años y que hemos comprobado que no funciona no nos llevará a un progreso. Es fundamental impulsar y fortalecer la soberanía alimentaria, posicionándola como un objetivo prioritario. Además debemos hacer del derecho a la alimentación un horizonte de trabajo claro y necesario para asegurar que todos los ciudadanos tengan acceso a alimentos de calidad y suficientes”, indicó.

Para subsanar la inseguridad alimentaria las personas recurren al sonado “rebusque”, tanto de dinero como de alimento, y este tipo de prácticas responden a unos determinantes sociales en la salud que deben ser tratados, reconocidos y abordados de manera particular y no generalizada.

“Si abordamos todo de una única manera en una ciudad como esta que tiene alrededor de 8 millones de personas, nos vamos a quedar cortos en los territorios, que es donde se presentan contextos que desde arriba, desde la institucionalidad, no se percibe” manifestó el experto.

Sobre los conceptos y las proyecciones

Soberanía alimentaria y seguridad alimentaria, entre otros conceptos, aunque parecieran ser diferentes, tienen el mismo objetivo de garantizar que cada persona, hombre, mujer o niño, tenga acceso al derecho humano de la alimentación.

“Algunos de esos conceptos han quedado de gobiernos o se han dado en la academia, pero lo cierto es que se debe tratar de hablar menos de seguridad y soberanía alimentaria y hacerlo más del posicionamiento, el reconocimiento y la garantía que tiene el derecho a la alimentación”, explicó el nutricionista Bernal.

Sobre lo esperado para la ciudad en materia alimentaria para los próximos años, el experto dijo: “yo sinceramente espero que en los siguientes tres o cuatro años haya al menos un cambio positivo en estas cifras de inseguridad alimentaria, que se estabilice y empiecen a disminuir en la medida que se vaya solventando la crisis que ocasionó la pandemia”.

 






jueves, 11 de mayo de 2023

Con menos cantidad de agua se cosechan mejores zapallos

 Con un sistema de riego por goteo, y reponiéndole al suelo el 120 % de evapotranspiración –es decir la pérdida de humedad del suelo a través de la evaporación y la transpiración de la planta–, se obtuvieron zapallos o ahuyama con alto contenido de materia seca y alto peso promedio por fruto. Los ensayos se realizaron con materiales del Programa de Mejoramiento Genético y Producción de Semillas de Hortalizas de la Universidad Nacional de Colombia (UNAL) Sede Palmira, en la Granja Mario González Aranda.

Según proyecciones de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), uno de los grandes desafíos de la agricultura es atender la demanda de comida en un futuro y prever el agua que se necesitará para producir el 60 % de los alimentos adicionales a 2050. De ahí que se promueva una mejora en la gestión de este preciado líquido y el uso de sistemas de riego más eficaces y sostenibles con el ambiente.

En este contexto empiezan a jugar un papel relevante los alimentos que toleren cada vez más el déficit hídrico o la sequía. Uno de estos es el zapallo, hortaliza con excepcional valor nutricional que forma parte de la base alimentaria en varias regiones del país. También se le conoce como calabaza o ahuyama, su pulpa o materia seca es de color anaranjado, tiene alto contenido en fibra y es sumamente rica en betacarotenos, vitaminas y minerales.

Interesado en explorar esta variedad, el ingeniero agrícola Robert Augusto Rodríguez Restrepo, doctor en Ciencias Agrarias de la UNAL Sede Palmira, evaluó el efecto del régimen de humedad en el suelo sobre el rendimiento y la calidad del fruto de zapallo y la respuesta fisiológica de la planta al déficit hídrico.

“En el caso del zapallo, en el Valle del Cauca se utilizan un sistema de riego por gravedad que no es muy eficiente, pues registra solo el 35 % de eficiencia en el uso del agua, genera pudrición en los cultivares, proliferación de arvenses y pérdida de los fertilizantes”, explica el investigador.

Riego por goteo, el ideal para cultivares de zapallo

Los materiales del Programa de la UNAL empleados para el estudio son Unapal abanico 75, Unapal boloverde y Unapal dorado.

Se aplicaron cuatro ensayos de riego al suelo, desde el más deficitario en agua hasta el mayor en cantidad, lo que provocó en la planta la activación de ciertos mecanismos de tolerancia y resistencia al déficit hídrico (o sequía).

Los tratamientos de riego se basaron en la evapotranspiración de referencia, es decir la perdida de humedad del suelo a través de la evaporación y la transpiración de la planta.

Así, en un primer ensayo se aplicó el 40, 60, 80 y 100 % de la evapotranspiración de referencia y los resultados fueron inferiores a lo esperado, por lo que en la siguiente prueba la oferta hídrica se aumentó en 20 %, o sea 60, 80, 100  y 120 % de evapotranspiración.

Los investigadores encontraron que con 120 % el rendimiento se disparó y se observó el mejor resultado, incluso el contenido de humedad del suelo estaba a capacidad de campo en una profundidad de 30 cm después del riego, que es la profundidad efectiva del zapallo. “Durante los 150 días que duró la evaluación hubo una muy buena toma de nutrientes para estas plantas”, dijo el doctor Rodríguez.

Señaló además que “la idea es decirle al agricultor que regando con un sistema eficiente como el goteo no solo disminuyen los costos de operación y mejoran la absorción de nutrientes, sino que a mediano plazo el costo del sistema de riego que adapten se retribuirá. Los cultivadores pueden sembrar aprovechando la época de precipitación o lluvias del año y en los demás meses emplear el riego, lo que les permitirá planear mejor su época de siembra”.

Con tratamientos de riego bajo la calidad del fruto se vio alterada de forma natural, pues se encontró menos materia seca y almidón en el fruto, pero una mayor presencia de carotenos. Los carotenos les otorgan a los vegetales el color amarillo, naranja o rojo y resultan esenciales para la salud por sus propiedades antioxidantes.

En estas mismas condiciones de riego bajo aumentó la cantidad de semillas, “en principio podríamos pensar que esto es una respuesta fisiológica natural de la planta para preservar su especie, que podría indicar una adaptación de estos resultados parar producir semilla a menor costo de riego”, indica.

No obstante, el tesista consideró que el resultado merece más estudios, pues aunque presentó el mayor número de semillas, el peso de estas disminuyó, lo que puede suponer que tengan menor contenido de grasas.

Los investigadores encontraron que las variedades Unapal abanico 75 y Unapal dorado presentaron mayor capacidad para sintetizar proteínas sin sufrir detrimento significativo de la materia seca ni de rendimiento de los frutos.

“Este hallazgo hace más interesante estos materiales en un futuro plan de mejoramiento genético en aras de afrontar el cambio climático, ya que organizaciones como la FAO recomiendan sembrar cultivares precoces con alta productividad que presenten ciertas características de adaptación al estrés hídrico”, destacó el doctor en Ciencias Agrarias.

La investigación fue dirigida por los profesores Sanín Ortiz Grisales y Harold Tafur Hermann, de la UNAL Sede Palmira, y Magda Piedad Valdés Restrepo, de la Universidad Nacional Abierta y a Distancia.








jueves, 4 de mayo de 2023

Cocadas y jabones artesanales, usos alternativos para el cacao de La Espriella (Tumaco)

 En esta vereda, ubicada a 30 minutos de Tumaco, 25 familias han aprendido a sacarle provecho a este fruto autóctono de América. La innovación social y el desarrollo sostenible han hecho posible que 11 emprendimientos le apuesten a la elaboración de jabones, cremas faciales y cocadas, entre otros productos con potencial económico. Este es uno de los resultados del proyecto “Cacaotiando Tumaco”, liderado por la Universidad Nacional de Colombia (UNAL).

Uno de los retos de esta iniciativa es agregarle valor a la cadena del cacao de esta zona rural, haciendo que la población vuelva a ver este producto como una alternativa económica viable.

Aunque se encuentre ubicado en una esquina de Colombia, Tumaco no es ajeno a lo que pasa en el país y en el mundo. Por ejemplo, una de sus problemáticas recientes tiene que ver con el invierno que desde 2022 afecta muchas partes del territorio, lo cual impacta en el rendimiento del cacao, y de paso en el margen de ganancias. De hecho, el desbordamiento del río Caunapí, fuente de agua para la población de La Espriella, ha impactado en los cultivos.

A lo anterior hay que agregarle que el precio del cacao –como la mayoría de las materias primas agrícolas– depende de la oferta y la demanda; en este caso, como sucede con el café y el petróleo, Colombia también se rige por el precio de la Bolsa de Valores de Nueva York y Londres.

Precisamente, una de las consecuencias de la pandemia por COVID-19 ha sido el impacta en la variación del precio de este aromático fruto; a ello se agrega que Europa ha empezado a reducir su consumo, por lo que los principales países productores han tenido sobreproducción desde el periodo 2020-2021.

¿Y quién dijo que la única forma de comercializar el cacao es a través del chocolate? Un equipo de expertos de la UNAL se ha dado a la tarea de mostrarles a los cacaoteros de La Espriella toda la versatilidad que ofrece este cultivo.

De la cadena de producción de cacao se generan tres subproductos: el mucílago, la cáscara y la cascarilla. En Colombia se aprovecha solo el 20 % del fruto del cacao, y se estima que cada año se generan 43.940 toneladas de residuos agroindustriales de este cultivo.

El profesor William Vásquez Rodríguez, líder del proyecto “Cacaotiando Tumaco”, indica que “el fruto y sus residuos sirven como materia prima para elaborar productos cosméticos como jabones, cremas humectantes y labiales, entre otros, y en la industria alimentaria galletas y tortas”.

“Con la participación de un equipo interdisciplinario, esta iniciativa quiere devolverle al cacao de la región su papel protagónico para la comunidad, más allá del tema netamente económico, pues este representa un aspecto importante de sus saberes tradicionales, cuyas prácticas se resisten a desaparecer”, afirma el docente.


Agrega que “la agricultura es la base de la economía de los habitantes de esta región, y el cacao es el producto más reconocido; se cultiva en las fincas o en los patios de manera  tradicional, sin tecnificación agronómica como el uso de fertilizantes o la renovación de cacaotales envejecidos, entre otras prácticas que pueden mejorar la productividad de esta actividad, lo cual influye en la rentabilidad”.

“Aunque la manera orgánica de cultivar cacao no atenta contra el medioambiente, evitar que este se vea atacado por enfermedades puede tardar más de un año, lo que retrasa las cosechas”.

Así, estudiantes de secundaria de la Institución Educativa Nuestra Señora del Carmen San Bernardo de Espriella y miembros de sus familias aprendieron sobre el proceso productivo de crear los jabones artesanales a base de cacao mezclándolo con avena, manzanilla o caléndula; también sobre la transformación de esta materia prima en crema hidratante para la piel.

Algunas de estas iniciativas convertidas en emprendimientos llegaron hasta el IV Congreso Internacional de Innovación Social 2022, realizado en la UNAL Sede Manizales, donde las conocieron participantes del sector de innovación de España, Brasil y Uruguay.                                                    

De “Cacaotiando Tumaco” forman parte el Instituto de Estudios del Pacífico de la UNAL Sede Tumaco y el Grupo de Investigación en Artes, Educación y Cultura de la Facultad de Artes de la UNAL Sede Bogotá. Así mismo, cuenta con el apoyo de las egresadas en esta área Lisbeth Meneses, Ana María Segura y Jenny Bueno y 11 estudiantes del Programa Especial de Admisión y Movilidad Académica (Peama) de la UNAL Sede Tumaco, y estudiantes de la Maestría en Educación Artística.