En 17 fincas paneleras de los municipios de Quebradanegra, Nocaima y Nimaima (Cundinamarca), un estudio reveló que cortar solo los tallos maduros de la caña de azúcar durante la cosecha permite que esta crezca más fuerte y absorba más luz y nutrientes; así se mejoraría la sostenibilidad, rentabilidad y calidad de los cultivos de la región, preservando el posicionamiento de Colombia como uno de los países que más consume este alimento.
Según la Organización de las Naciones Unidas para la
Alimentación y la Agricultura (FAO), cada colombiano consume alrededor de
34 kg de panela al año, un dato que refleja la importancia de este
producto con más de 500 años de historia, a tal punto que no falta en el
mercado de miles de familias, quienes la emplean para endulzar el tinto,
preparar agua de panela para el frío o para tratar los resfriados.
En Colombia la caña de azúcar –materia prima de la panela–
se cultiva especialmente en el Valle del Cauca, Cauca y el Eje Cafetero, pero
Cundinamarca, con Villeta como “capital de la panela”, tiene gran potencial.
Sin embargo, la falta de un estándar de cosecha en el altiplano cundiboyacense
hace que los resultados del trabajo de Paola González Gutiérrez, magíster en
Ciencias Agrarias de la Universidad Nacional de Colombia (UNAL), sirva de guía
para optimizar tanto la producción como las ganancias.
La investigadora evaluó las tres formas principales de
cosechar caña de azúcar en el país: entresaque, parejo sin renovación, y parejo
con renovación, para determinar cuál método favorecía un mejor rendimiento, es
decir mayor crecimiento, mejor absorción de nutrientes y un jugo de mayor
calidad, lo que se traduce en una panela más sabrosa y nutritiva.
¿Cómo funcionan los métodos? Imagine el cultivo de caña de
azúcar, y sitúese en la posición del productor en su finca; luego de 1 año él
está pensando en retirar la cosecha y utilizar la caña en los trapiches
(molinos que trituran la planta y van exprimiendo el jugo) para obtener
ganancias de comercios y empresas que quieran comprar panela y azúcar.
El cañicultor tiene tres opciones: (i) cortar los tallos de
la planta que ya se ven maduros, es decir más largos y marrones, pues es un
indicador de que habrá mejor jugo, y dejar los que aún no han crecido tanto,
(ii) cortar todo al mismo tiempo dejando solo la base, que son pequeños brotes
que aún no despegan del suelo, y (iii) arrancar todo para reemplazarlo por un
nuevo cultivo.
Para el estudio, la investigadora González visitó 4 veces 17
fincas paneleras en los municipios de Quebradanegra, Nocaima y Nimaima
(Cundinamarca), registradas en las bases de datos de la Corporación Colombiana
de Investigación Agropecuaria (Agrosavia), para medir variables como la
capacidad de la planta para hacer fotosíntesis –es decir cómo reciben las hojas
nutrientes y agua–, la altura y el diámetro del tallo luego de la cosecha.
En cada finca seleccionó 2 parcelas de 25 m2 y
tomó muestras del tallo y las hojas de la planta con instrumentos como un
analizador portátil de gases –que permite ver cómo la planta hace fotosíntesis
y crecen las hojas– y un medidor de clorofila, que indica la salud de la
planta, o sea que esté absorbiendo todos los nutrientes disponibles.
Luego de analizar las muestras tomó 4 plantas de cada
parcela y encontró que el método de entresaque resultó ser el mejor, y además
produjo plantas más altas, de hasta 3,39 m de altura, lo que se traduciría
en más jugo para producir panela.
Por otro lado, evidenció que el método en el que se dejaron
pequeños brotes de la base de la planta generó las hojas más grandes, con un
área foliar de hasta 553,61 cm2, lo que refleja buen estado de
salud de la planta; además, el método de reemplazar todo el cultivo no mostró
diferencias en cuanto a la capacidad para crecer o hacer fotosíntesis, lo que,
aunque puede ser beneficioso para tener una caña de azúcar uniforme y con menos
riesgo de plagas como la cochinilla, su costo e inversión es más elevado.
“No todos los productores de panela en Cundinamarca pueden
aplicar el método más eficiente (corte de tallos maduros), ya que requiere
muchos jornaleros y recursos que no siempre están disponibles”, indica la
magíster González.
Esto obedece a que para hacer el corte se debe revisar
planta por planta buscando los tallos maduros para cortarlos con machete sin
dañar los que aún no han crecido del todo. Es un trabajo arduo y demorado que
además requiere una repetición constante durante el año. En lugares como el
Valle del Cauca una cosecha de caña de azúcar puede tomar entre 10 y 12 meses,
mientras en zonas frías como Cundinamarca toma de 14 a 18 meses.
“Es necesario que las políticas agrícolas del país
garanticen tanto la mano de obra necesaria para este fin –generando una mayor
conectividad entre productores y jornaleros– como la empleabilidad de jóvenes
en este campo”, asegura la investigadora González, quien contó con la dirección
de los profesores Helber Balaguera López, del Departamento de Ciencias Agrarias
de la UNAL, y Bellanid Huertas Carranza, de Agrosavia.