La vinaza, ese residuo de olor dulzón y color café que queda del proceso de fermentación y destilación de la caña de azúcar, tiene la oportunidad de reivindicar su fama de ser altamente contaminante y convertirse en un efectivo biofertilizante para cultivos como tomate y girasol.
Los experimentos de campo en tomate demostraron un
crecimiento en plantas del 109 % por encima del control y 99 % en
productividad en gramos de fruto por planta.
En girasol hubo un aumento del 27 % en la longitud de
los tallos y un aumento del 37 y 35 % en el número de flores y el diámetro
de la flor al final del estudio. Es decir, la mayoría de las variables medidas
demostraron un mejor desempeño del biofertilizante con respecto al fertilizante
comercial.
Estos son algunos de los resultados del trabajo de
investigación realizado por el ingeniero químico Sebastián Pineda Pineda, para
obtener su título de Magíster en Ingeniería de la Universidad Nacional de
Colombia (UNAL).
En el estudio se plantea que las propiedades químicas de la vinaza
la constituyen en fuente para el crecimiento de ciertos tipos de
microorganismos como Gluconacetobacter diazotrophicus, un agente
fijador de nitrógeno y estimulante del crecimiento vegetal, elemento
determinante en la producción de biofertilizantes.
En general las vinazas presentan un gran contenido de
materia orgánica y nutrientes –como nitrógeno, azufre y fósforo–, además de una
cantidad importante de potasio, y entre los compuestos orgánicos más
importantes están los alcoholes, ácidos orgánicos y aldehídos.
Esta sustancia está constituida por aproximadamente
94 % de agua y 6 % de materia orgánica (azúcares, ácidos) y de sales
inorgánicas como fósforo, potasio y calcio. El gran efecto contaminante se
produce por cuenta de los minerales, de los cuales el 64 % están formados
por potasio.
Y aunque su consumo no provoca daños directos en la salud
humana, los desechos –que generalmente se arrojan a los cuerpos acuíferos o en
la tierra sin procesamiento alguno o en cantidades no controladas–, consumen el
oxígeno del agua y provocan la mortandad de los peces, emanan olores
nauseabundos por la descomposición de la materia orgánica con la que está
conformada, contribuye al aumento de poblaciones de insectos y vectores, y como
resultado, al desarrollo de enfermedades.
El biofertilizante producido por G. diazotrophicus no
solo es una excelente alternativa a los fertilizantes comerciales por las
importantes ventajas que ofrece, sino que también es una ventana hacia la
producción y extracción de compuestos promotores del crecimiento de las plantas
como las auxinas.
“Colombia es un país donde la agricultura es predominante,
por lo que surge la necesidad de desarrollar nuevos procesos que se puedan
implementar con el fin de mejorar los rendimientos de producción agrícola”,
plantea el investigador en su tesis.
Experimentos promisorios
Según Asocaña, en Colombia la industria azucarera está
haciendo grandes esfuerzos para disminuir el impacto de la vinaza en el
medioambiente y se han emprendido acciones para el tratamiento y
aprovechamiento que se le da a este subproducto.
La agremiación señala además que en otros países productores
de alcohol, por cada litro de etanol producido se obtienen de 10 a 14 litros de
vinaza. En el caso de la industria azucarera del valle geográfico del río
Cauca, se obtienen entre 0,8 hasta máximo 3 litros de vinaza por cada litro de
alcohol.
Los resultados de esta investigación de maestría abren una
ventana para darles mayor estabilidad económica y ambiental a las poblaciones
de las zonas productoras de caña por el hecho de utilizar la bioconversión de
un residuo agroindustrial, como plataforma para obtener un producto de alto
valor agregado.
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