El equipo se probó con semillas de ajo en el invernadero
aeropónico de la UNAL, en terrenos pequeños, de máximo 100 m2.
“Logramos economizar hasta un 70 % de agua, porque el
sistema calcula la cantidad exacta de humedad en la tierra y controla la
cantidad de luz, y podría tener una eficacia de producción del 50 %”,
asegura el magíster Cuarán.
Señala además que “estoy implementando el invernadero en mi
finca y considero que para un agricultor es fácil de manejar, solo se debe
ingresar a la página y dejar las tareas (predeterminadas) listas para el
funcionamiento del día; el sistema no requiere estar todo el tiempo conectado a
internet”.
A través de sensores instalados en el invernadero se pueden
medir factores climatológicos e integrar la información a la base de datos de
una aplicación web, donde se puede apreciar el comportamiento del cultivo en
tiempo real.
El sistema registra las variables de humedad del suelo y
temperatura, y además tiene una interface gráfica mediante la cual se puede
controlar el encendido de la bomba de agua y el control de luz, como la
radiación solar.
En Colombia, la mayor parte de la producción de los pequeños
agricultores depende de la intuición y de las tradiciones, sistema que se
considera poco eficiente debido a que el agricultor no logra distinguir algunas
condiciones físicas del cultivo como la luz que necesita la planta para su
fotosíntesis, el momento más óptimo para cosechar los frutos o detectar si los
roedores están dañando los cultivos.
Incluso los indicadores climáticos ancestrales que antes les
permitían a los campesinos pronosticar el tiempo para planificar las
actividades agrícolas durante el año ya no son tan eficientes debido a la
variabilidad climática.
Desde un celular
“Desde el invernadero automático, el agricultor podría
controlar esos factores externos en un celular o computador, a través de una
página interactiva que está conectada a internet”, explica el ingeniero Cuarán.
En países desarrollados, como Alemania, las empresas
cultivan sus vegetales en condiciones controladas para mejorar la cosecha. En
Colombia, las grandes empresas de producción también están utilizando
tecnología inteligente para la agricultura, aunque por sus costos estos equipos
son inalcanzables para el pequeño campesino.
El investigador usó el lenguaje de programación de
JavaScript para configurar un servidor web de fácil acceso para los campesinos;
sensores de DHT11 para medir temperatura y humedad, y finalmente un
microcontrolador ESP8266, que es un circuito integrado programable, capaz de
ejecutar órdenes grabadas en su memoria.
“Cuantos más sensores conectemos en el cultivo más podremos
anticiparnos a controlar las condiciones que optimicen los recursos usados para
cultivar”, explica el ingeniero.
El agricultor podría invertir alrededor de 100.000 pesos en
el invernadero y cumplir con las mismas funciones de otros invernaderos
comerciales, que costarían entre los 500.000 y 700.000 pesos.
“La intención era construir un invernadero automático que se
conectara al internet de las cosas y fuera económico para los agricultores, aún
se puede mejorar con la adición de paneles solares”, concluye el ingeniero
Cuarán.
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