martes, 23 de noviembre de 2021

Transformación de bosques afecta cuencas hidrográficas

 Al comparar los ecosistemas de cuencas conservadas y modificadas, los bosques transformados por el hombre sufren mayor fragmentación y reducción de sus especies de plantas nativas, dando lugar a especies que dominan las áreas abandonadas como pastos y rastrojos, que impactarían en el bienestar y en el flujo de agua de las cuencas.

“Las principales causas de esta transformación de los bosques sería la preparación de áreas con pasturas para ganadería extensiva y en menor proporción para la actividad agrícola”.

Así lo señaló la bióloga Yurani Patricia Manco Rengifo, candidata a doctora en Ecología de la Universidad Nacional de Colombia (UNAL) Sede Medellín, al caracterizar las variables que determinan la transformación del paisaje del bosque Tucumano, en Bolivia, y evaluar los efectos de dicha transformación sobre el funcionamiento eco-hidrológico de estos ecosistemas en el Área Natural de Manejo Integrado Río Grande – Valles Cruceños.

Con el apoyo de la Fundación Natura Bolivia, la investigadora y su equipo viajaron a los municipios de Postrervalle, Vallegrande y Pucará para estudiar las dinámicas climáticas, los flujos superficiales del agua (que circula sobre la superficie del suelo), subsuperficiales (que circula por debajo) y el caudal del agua (volumen) para comprobar los cambios de la vegetación de las cuencas causados por las actividades del hombre.

La bióloga evidenció la fragmentación de las coberturas vegetales y la reducción del bosque, lo cual disminuyó el número de especies de plantas nativas, en tanto que aumentaron las especies que dominan las áreas abandonadas como pastos y rastrojos.

De ahí que se certificara un incremento en la degradación del suelo por bajo contenido de materia orgánica, incremento en la densidad aparente y baja infiltración, lo que impactaría en el contenido de humedad en el suelo, aumento en la escorrentía superficial (corriente de agua de lluvia en la superficie del suelo) y el nivel de respuesta y fuerza del caudal en periodos de lluvia y verano.

Aunque esta investigación se realizó en Bolivia, la investigadora afirma que si este tipo de estudios se aplicara en Colombia también se podría determinar el estado de las cuencas hidrográficas del país y las consecuencias pueden haber de no conservarlas.

Bosques, rasgos de la vegetación y agua

La bióloga seleccionó seis cuencas (tres conservadas y tres transformadas por el hombre) que fueran similares en aspectos climáticos y morfométricos, pero con diferentes tipos de cobertura, para realizar un diseño de estudio comparativo.

“La escogencia se debe a que la cuenca conservada nos da a suponer ecosistémicamente lo que en algún momento fue toda la zona; a partir de ahí comienza a verse el cambio (en las cuencas transformadas) del territorio”, explica la bióloga Manco.


Después el equipo aplicó sistemas de información geográfica y métricas del paisaje para evaluar el estado de conservación y transformación de las coberturas vegetales; establecieron  parcelas para estudiar la vegetación e hicieron excavaciones para analizar las propiedades hidrofísicas del suelo y medir las variables meteorológicas, los flujos de agua superficial, subsuperficial y el caudal.

“Los rasgos estructurales de los bosques como la altura, el DAP (diámetro a la altura del pecho) o número de rebrotes y de ramas principales influyen positivamente sobre la calidad hidrofísica de los suelos (es decir, materia orgánica, densidad aparente, infiltración, conductividad hidráulica y el contenido de humedad, entre otras), y los rasgos foliares como el contenido de agua en las hojas, el área foliar y demás influyen en la pérdida de agua del ecosistema mediante evapotranspiración y caudal, es decir que afectan la cantidad de agua que se queda almacenada en la cuenca”, explicó.

En últimas, una cuenca conservada tiene una mejor regulación del agua y un mayor almacenamiento en el suelo, de ahí que la investigadora alerta que “es importante conservar los bosques y sus rasgos funcionales para evitar la degradación del suelo, la generación de respuestas máximas del caudal y la escasez de agua en periodos de verano”.

Al menos en el 2010 estos municipios de Bolivia vivieron grandes inundaciones de las cuencas y se llevó muchas casas y pueblos hacia la parte baja de los Valles Cruceños. “Por eso los bolivianos vieron el problema a mediano y largo plazo que trae la deforestación que podía desencadenar inundaciones y altas cargas de sedimentación”, concluyó .







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