miércoles, 3 de noviembre de 2021

Alimentos funcionales, reto para el campo colombiano

 Las nuevas tendencias de consumo hacia una alimentación saludable y una producción alimentaria sostenible representan grandes posibilidades de crecimiento para el sector agropecuario colombiano.

Durante la cuarta sesión “Los alimentos y el consumidor del siglo XXI”, de la Cátedra José Celestino Mutis “Retos y oportunidades en la producción del campo colombiano” de la Universidad Nacional de Colombia (UNAL) Sede Bogotá, los expertos invitados coincidieron en señalar que con la pandemia por Covid-19 se está generando un cambio entre los consumidores. Se trata de una especie de nuevo perfil en el que, por ejemplo, se han impulsado aspectos como las ventajas de la comida sana –o más casera–, la compra de alimentos por medio de plataformas on line y la búsqueda de productos de buena calidad, saludables y económicos.

La profesora Amanda Consuelo Díaz, coordinadora del Laboratorio de Análisis en Alimentos de Origen Vegetal del Instituto de Ciencia y Tecnología de Alimentos (ICTA) de la UNAL, afirmó que el vínculo alimento-salud se ha convertido en un factor esencial con respecto al tema alimentario.

Señaló además que “Los consumidores están más informados sobre cómo se han producido o elaborado los alimentos, qué compuestos tienen, qué tan dañinos son para la salud, qué impacto al ambiente ha provocado su producción o elaboración, etc.”.

“Estos aspectos han hecho que en el mercado mundial y nacional haya una demanda de los llamados alimentos funcionales, es decir aquellos que tienen un efecto potencialmente positivo en la salud más allá de la nutrición básica”.

Como alimento funcional se entiende también aquel que ha sido elaborado añadiéndole componentes biológicamente activos que cumplen una función específica y contribuyen a mejorar la salud.

En una revisión realizada por la docente entre 2016 y 2021 a publicaciones científicas alojadas en la base Scopus, evidenció que los temas de mayor interés y relevancia en relación con los alimentos funcionales han sido microorganismos –o microbiota intestinal–, los antioxidantes, compuestos activos y diversidad de alimentos asociados con la biodiversidad.

“El hallazgo de este trabajo evidencia que los alimentos funcionales representan una oportunidad enorme para el desarrollo de nuevo productos, en un mercado que, como el colombiano, aunque todavía es incipiente tiene grandes posibilidades de crecimiento”, señaló la investigadora.

La leche y los alimentos funcionales

La profesora Carla Portillo, de la Universidad Pedagógica y Tecnológica de Colombia, mencionó que “la leche, los quesos y las leches fermentadas son ejemplos de alimentos que poseen una reconocida aceptación en casi todo el mundo como fuente de alimentos e ingredientes funcionales”.

“Esto les permite ser un vehículo efectivo para la aplicación de ingredientes funcionales y hoy son consumidos por amplios sectores de la población, especialmente en países desarrollados, pero también representan una oportunidad para el mercado nacional”.

Indicó además que “en Colombia el consumo per cápita de leche es de apenas 148 litros y la recomendación de la FAO es que un consumo idóneo de este alimento debería ser de 170 litros por persona”.

Productos cárnicos saludables

La profesora Sandra Vásquez Mejía, del Departamento de Producción Animal de la Facultad de Medicina Veterinaria y de Zootecnia de la UNAL, mencionó que entre las tendencias que influyen en la cadena cárnica se encuentran: que sean saludables, listos para consumir, que mejoren el sistema inmune, que sean orgánicos y que tengan sello verde, es decir la etiqueta ambiental voluntaria obtenida para un producto, empresa, organización o servicio, que demuestre el compromiso ambiental por medio de sus acciones.

En ese sentido, entre las estrategias comúnmente utilizadas para desarrollar productos cárnicos saludables se encuentran: la reducción de grasa y de sales y la incorporación tanto de probióticos como de fibras dietarias.

“Un ejemplo de ello son los oleogeles de aceites vegetales y ceras naturales, que impactan de forma positiva en la calidad de vida de las personas y que se están utilizando como alternativa para reducir el contenido de grasas saturadas en los embutidos”.

Según la docente, consolidando buenas prácticas de manufactura también se encuentran las oportunidades en el mediano plazo; para ello es esencial la adaptación de la industria cárnica a las nuevas tecnologías.

La Cátedra José Celestino Mutis “Retos y oportunidades en la producción del campo colombiano” es liderada en el segundo semestre de 2021 por la Facultad de Medicina Veterinaria y de Zootecnia de la UNAL y contará con 16 sesiones.








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