Rojo, naranja o verde, este fruto es tal vez uno de los más picantes de la planta Capsicum chinense, conocido popularmente como ají habanero. Esta especie silvestre, que se ha estudiado poco en Colombia, tiene un alto potencial de rendimiento porque es más resistente a las sequías y al ataque de plagas.
En el país, el cultivo de ajíes y pimentones (familia
Capsicum) se da entre los 1.300 y 2.000 msnm, y en Córdoba, Bolívar, Magdalena,
Valle del Cauca y La Guajira se da el 87,9 % de la producción nacional.
Los mayores rendimientos en toneladas por hectárea los tiene
Córdoba, con 20 toneladas al año, y Valle del Cauca con 16 toneladas, lo que
convierte al ají en un producto valioso para el mercado y la industria
nacional.
Para su investigación, Daira Alicia Cuarán, estudiante de la
Maestría en Ciencias Biológicas de la Universidad Nacional de Colombia (UNAL),
tomó 23 muestras de ají habanero del Centro Experimental de la UNAL (CEUNP)
Sede Palmira, recolectadas en la Amazonia colombiana.
“El material se cosechó para luego seleccionar algunas
semillas y cultivarlas en El Cerrito (Valle del Cauca) para analizar sus
características fisiológicas y moleculares”, explica.
El material obtenido se comparó con 21 muestras de Brasil,
algunas de ellas del banco de germoplasma de la Universidad Federal de Viçosa
en Minas Gerais, y otras de los estados de Tocantins y Rondônia; así como 6 de
México, que se conservaban en el Centro Interdisciplinario de Investigación
para el Desarrollo Integral Regional (CIIDIR) de Oaxaca.
Se evaluaron factores como el peso del fruto fresco, la
materia seca total, los carotenoides totales, la pungencia (qué tan picantes
son) y la cantidad de minerales totales.
Colombiana con potencial
El estudio evidenció que la muestra más pesada era
colombiana, con 15,99 g por fruto, y también fue la que presentó menos
pérdida de agua al ser sometida a deshidratación.
Por otro lado, “una de las muestras brasileñas demostró
tener la concentración mayor de minerales totales, con 0,1534 g”, señala
la estudiante.
Otro hallazgo importante fue que la variedad colombiana
presentó la mayor cantidad de carotenoides, con 143,7190 microgramos, siendo
los frutos rojos los que más presentaban esta característica; mientras que los
amarillos y naranjas presentaban cantidades bajas.
Los carotenoides son pigmentos naturales de las plantas, que
además de darle ese color verde característico a sus hojas, ayudan a que se
protejan de plagas, bacterias y moléculas dañinas para sus frutos.
En cuanto al contenido de capsaicina, se encontraron altos
niveles de este compuesto en los frutos de ají habanero; dicha sustancia tiene
diferentes propiedades terapéuticas, por lo que su cultivo podría ser muy
beneficioso para la investigación farmacéutica en Colombia.
Para medir dichas variables se utilizaron métodos como: un
horno a 60 °C por 24 horas, para evaluar qué tanto se secaban al inicio
del cultivo, en el que luego se subía la temperatura a 105 °C para ver el
porcentaje total de secado final en la planta.
Además, para encontrar los carotenoides, se deshidrató la
planta a una temperatura de 60 °C, también por 24 horas, se maceró con un
mortero de porcelana y se midió la composición en un espectrómetro a una
longitud de onda de 450 nanómetros.
La estudiante de maestría, próxima a graduarse, recalca que
“el ají habanero representa un recurso genético muy valioso para la industria
del ají en Colombia, ya que tiene un gran potencial para ser cultivado en una
proporción significativa en lugares como el Valle del Cauca y otras regiones
del país; este es un fruto que hoy tiene alta demanda en el mercado
internacional y el país puede ser un actor importante”.
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