En la vereda Chaparrito del municipio de Arauca, un mercado campesino liderado por mujeres, la mayoría agricultoras, no solo abastece a la comunidad con productos frescos y nutritivos, sino que además ha demostrado ser esencial para las familias que lo conforman, ya que ofrece alimentos a precios asequibles y genera un impacto en la nutrición y economía de una región con recursos limitados; pese a ello afronta desafíos para seguir ejecutándose, el principal: no contar con un espacio fijo.
Un estudio sobre seguridad alimentaria y nutricional
adelantado por la Universidad Nacional de Colombia (UNAL) exploró esta dinámica
comunitaria que se realiza los domingos a las afueras del municipio de Arauca,
desde las 5 a. m. hasta las 12 m, y atrae a los pobladores de veredas
aledañas y a los transportadores (los principales compradores), que transitan
el corredor Arauca, Arauquita, Saravena y Tame.
En este espacio, las mujeres de la comunidad venden una
variedad de productos que incluyen quesos, pollo semicriollo, carne, frutas,
verduras y comidas típicas como caldos y tamales. Sin embargo, la operatividad
del mercado tiene dificultades para el transporte de sus productos, falta de
infraestructura adecuada como estanterías y congeladores, y la ubicación remota
limita el acceso constante de compradores que van a pie.
La nutricionista Diana Carolina Olano Delgado, estudiante de
la Maestría en Seguridad Alimentaria y Nutricional en la UNAL, resalta que “los
alimentos que se ofrecen allí son de mejor calidad ya que no contienen
conservantes ni químicos, lo que los hace más saludables para el consumo y para
mantener una dieta nutritiva y variada, pero es necesario contar con los
elementos y el manejo logístico adecuados en su comercialización, para
potenciar o no perder su calidad”.
Sin centro fijo de acopio
“Las vendedoras se organizan de manera informal, los
domingos se reúnen en la casa de la representante legal de la Asociación de
Productores de Chaparrito (Asoproch) para realizar sus actividades, pero
dependen de este espacio prestado para ofrecer sus productos al público”.
“Por eso en el último año la participación en el mercado
campesino ha sido mínima; las ocasiones que se han efectuado con éxito ha sido
por el apoyo de entidades como la Alcaldía y la Secretaría de Desarrollo”,
explica la investigadora.
Además las participantes han tenido dificultades para mantener el mercado activo debido a la falta de demanda y la disponibilidad de productos, especialmente durante épocas de lluvias, lo que también ha llevado a que el mercado opere solo de manera intermitente; “para asegurar su sostenibilidad es necesario el apoyo constante y estructurado que incluya la dotación de infraestructura y la promoción del mercado entre la población local”, anota la investigadora.
Conservar el mercado como práctica económica y cultural
La investigación también revela que el mercado campesino
juega un papel vital en la seguridad alimentaria del municipio de Arauca, pues
un estudio del Programa Mundial de Alimentos realizado entre junio y noviembre
de 2022, señala que el departamento presentó una tasa de 62 % de
inseguridad alimentaria, es decir que no contaban con los suficientes alimentos
en cantidad y calidad.
En este contexto, este ofrece una fuente crucial de
alimentos asequibles y nutritivos, contribuyendo a mitigar la inseguridad
alimentaria en la región y en las familias participantes, pues según la
investigadora los alimentos vendidos en este mercado son frescos, menos
procesados, y por lo tanto más nutritivos que los productos de supermercados,
lo cual promueve hábitos alimenticios saludables y el consumo de alimentos
locales y naturales.
La investigadora resalta que, “las mujeres que participan en
el mercado campesino pertenecen a estratos socioeconómicos bajos y ven en esta
actividad una oportunidad para generar ingresos adicionales y mejorar la
calidad de vida de sus familias. Asoproch coordina estas actividades,
permitiendo que cualquier persona con productos disponibles participe en el
mercado sin necesidad de pertenecer a la Asociación”.
El mercado campesino no solo es un espacio de
comercialización sino también un punto de encuentro comunitario donde las
familias de la vereda Chaparrito pueden interactuar, compartir experiencias y
fortalecer sus lazos sociales. La participación de la comunidad en estas
actividades es fundamental para mantener vivas las tradiciones y prácticas
agrícolas que son esenciales para la identidad y economía local.
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