El acné común o vulgar puede dejar cicatrices físicas y emocionales. Frente a los efectos adversos de los antibióticos usados para combatirlo, la medicina alternativa ofrece opciones más seguras, como la sábila y la caléndula, plantas que se aplican sobre la piel y ayudan a desinflamar, cicatrizar y combatir bacterias.
Esta enfermedad inflamatoria crónica de la piel afecta
especialmente a adolescentes y adultos jóvenes, aunque se puede presentar a
cualquier edad, sin distinción de sexo o condición social. Se estima que hasta
el 90 % de las personas entre los 12 y 25 años lo padecen; después de los
25 su frecuencia baja al 3 % en hombres y al 12 % en mujeres, y
después de los 45 años desciende al 1 %. Algunos estudios indican que es
menos frecuente en personas afrodescendientes y asiáticas, en comparación con
quienes tienen piel clara o ascendencia europea.
Se manifiesta con pústulas o protuberancias con pus, que
surgen cuando hay exceso de sebo o alteraciones en la queratina, una proteína
presente en la piel, el cabello y las uñas. Esta combinación puede obstruir los
poros y favorecer la acumulación de bacterias, lo que provoca inflamación.
También puede estar asociado con desequilibrios hormonales.
Las zonas del cuerpo donde más suele aparecer el acné son la
cara y el tórax, lo que genera un alto impacto estético y una creciente demanda
en los servicios de salud. Aunque no es una enfermedad incapacitante, sí puede
dejar secuelas físicas como cicatrices e hiperpigmentación, además de
consecuencias emocionales: ansiedad, depresión, baja autoestima y aislamiento
social.
Consciente del impacto físico y emocional del acné y de las
limitaciones de los tratamientos convencionales —que incluyen antibióticos,
retinoides, queratolíticos, anticonceptivos y bloqueadores hormonales—, el
médico Juan David Guarín García, magíster en Medicina Alternativa de la
Universidad Nacional de Colombia (UNAL), decidió investigar la efectividad de
las plantas medicinales como tratamiento complementario o alternativo.
“Buscábamos explorar qué alternativas terapéuticas nos
ofrece la fitoterapia, pensando especialmente en los pacientes que tienen
dificultades para acceder a estos medicamentos, los que viven en zonas rurales
y las personas de escasos recursos”, explica el investigador.
Acné y plantas: qué dice la ciencia
En el mundo más de 2.000 estudios han documentado la
eficacia y seguridad del uso de plantas medicinales para tratar el acné. Con
base en esa evidencia, la investigación del médico Guarín consistió en una
revisión sistemática de la literatura científica publicada en bases de datos
internacionales. De 2.721 estudios seleccionó 38, con un total de 4.539
participantes y 167 especies distintas de plantas. Solo el 29,3 % de esas
especies se encuentran en Colombia.
Entre las plantas más efectivas y asequibles se destacan la
sábila y la caléndula, ampliamente disponibles en el país; según el doctor
Guarín, ambas demostraron propiedades antiinflamatorias, cicatrizantes y
antimicrobianas.
Otras especies presentes en distintas regiones del país
incluyen jengibre, romero, canela, té negro y té verde, equinácea, avena,
manzanilla, albahaca, diente de león, mandarina, cebolla, coco, mangostino,
gulupa, madreselva, pimienta, naranjo dulce, caracolito y oreja de ratón, entre
otras.
La investigación también identificó 23 fórmulas herbales
compuestas por entre 3 y 28 ingredientes. Solo una de ellas está conformada en
su totalidad por especies presentes en Colombia: se trata de la fórmula Zimade
Muhasa, de origen árabe (medicina Unani), elaborada con regaliz indio, acacia
amarilla, lirio cárdeno y neem, también conocido como margosa o árbol
milagroso.
Además de respaldar sus hallazgos con literatura científica,
el médico Guarín ha utilizado estas plantas en su práctica clínica, ya sea como
tratamiento principal o como complemento a los medicamentos convencionales
según las condiciones de cada paciente, con resultados positivos.
¿Cómo usarlas?
El uso recomendado de estas plantas es tópico, es decir
aplicado directamente sobre la piel. En el caso de la sábila, el médico Guarín
sugiere eliminar el líquido amarillo que contiene aloína y después extraer el
mucílago —la parte gelatinosa del interior de la penca—, que se puede aplicar
sobre las lesiones, y al refrigerarla se potencia su efecto antiinflamatorio,
especialmente cuando la piel está enrojecida o adolorida.
Por su parte la caléndula se puede usar en cremas,
ungüentos, infusiones concentradas o emplastes aplicados directamente sobre el
área afectada. Sus propiedades desinfectantes, cicatrizantes y
antiinflamatorias han sido ampliamente documentadas.
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