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jueves, 22 de mayo de 2025

Cuando el campo escucha, los jóvenes se quedan

 En Colombia el campo envejece. Mientras en 1938 de cada 10 colombianos 7 vivían en zonas rurales, hoy apenas lo hacen poco más de 2, según el DANE. La migración juvenil ha sido persistente, silenciosa y estructural. Sin embargo, en municipios como Pradera, Palmira y Tuluá (Valle del Cauca), y Totoró y Timbío (Cauca), un grupo de jóvenes ha comenzado a revertir esta tendencia: decidieron quedarse en sus territorios, fortalecer su participación política, cultivar café y plátano, y cuidar polinizadores como las abejas sin aguijón.

La Red de Mercados Agroecológicos Campesinos del Valle del Cauca (Redmac), una asociación con más de 10 años de trayectoria, ha sido el espacio desde el cual esta transformación ha cobrado fuerza. Aunque en sus inicios estuvo conformada especialmente por adultos y productores consolidados, la preocupación por el éxodo juvenil impulsó la búsqueda de nuevas formas de incluir a las y los jóvenes en las decisiones organizativas, económicas y políticas.

Las razones por las que muchos jóvenes decidían irse no eran solo económicas. El adultocentrismo (la toma de decisiones centrada en los adultos), la falta de acceso a la tierra, la escasa oferta formativa con pertinencia territorial y la exclusión de los espacios de participación hacían que sintieran que el campo no les pertenecía.

Ante este panorama la Universidad Nacional de Colombia (UNAL) Sede Palmira emprendió una investigación participativa junto a la Redmac, liderada por Johana Stephany Muñoz Correa, magíster en Ciencias Agrarias, con el acompañamiento de la profesora Judith Rodríguez Salcedo, del Departamento de Ingeniería. Durante 4 años el equipo acompañó a 30 jóvenes rurales de entre 14 y 35 años, con el propósito de construir estrategias que hicieran posible una permanencia digna en sus territorios, a partir de sus voces y prácticas.

Uno de los primeros pasos fue reconocer la importancia de la formación agroecológica, no como una imposición externa sino como un proceso arraigado en la vida cotidiana de los jóvenes y sus familias. De esa comprensión nacieron dos espacios fundamentales para su permanencia en los municipios: la Escuela de Pensamientos Agroecológicos y la Escuela Campesina de Agroecología.

“Estas escuelas no funcionan como aulas tradicionales sino como espacios de aprendizaje en las mismas fincas, en donde los jóvenes trabajan con herramientas sencillas como cuadernos de campo, semillas criollas (maíz, fríjol, café) o abonos orgánicos, observan el comportamiento del suelo y los cultivos, participan en mingas colaborativas y dialogan con sus mayores para recuperar saberes ancestrales”, señala la magíster.

En estos espacios los jóvenes también desarrollan productos como harinas de plátano o arracacha, panes integrales, salsas naturales, conservas de frutas y preparaciones medicinales a partir de plantas cultivadas en sus propias huertas. Asimismo se han convertido en custodios de las abejas sin aguijón presentes en sus territorios, que son polinizadoras indispensables para aguacate, mango, naranja, menta o tomate. Parte de su apuesta ha sido sensibilizar sobre la importancia de reducir el uso de químicos como fungicidas y herbicidas en el manejo de plagas.

La investigadora comenta que “más allá del fortalecimiento de conocimientos técnicos, estos espacios les permitieron a los jóvenes resignificar su vínculo con el territorio, recuperar saberes campesinos y tejer redes de colaboración entre pares. Lejos de ser solo instancias formativas, se transformaron en escenarios de afirmación identitaria”.

Se registraron prácticas como el intercambio de semillas entre familias, la implementación de abonos orgánicos, el cuidado de árboles nativos (guadua, yarumo, chagualo, entre otros) y la diversificación de los cultivos para garantizar soberanía alimentaria. También realizaron cartografías sociales en las que identificaron caminos, cultivos, fuentes de agua, zonas de riesgo y lugares de valor cultural como sitios de encuentro, fiestas o mingas, visibilizando así su vida territorial desde su propia mirada.

Otro logro significativo fue la creación de un Comité Juvenil dentro de Redmac. Hasta entonces su participación había sido ocasional y subordinada, pero con la conformación del Comité ellos comenzaron a construir su propia agenda, con líneas de acción enfocadas en liderazgo, producción, educación, género y participación política.

Esta organización interna les permitió tomar decisiones, representar a sus territorios en espacios locales y regionales, y gestionar recursos propios. Dejaron de ser una población a formar y se consolidaron como interlocutores válidos frente a instituciones públicas, organizaciones sociales y redes agroecológicas.

Gracias a su fortalecimiento organizativo los jóvenes empezaron a vincularse a plataformas de participación como juntas de acción comunal, consejos municipales de juventud, redes agroecológicas y escenarios de incidencia como los Programas de Desarrollo con Enfoque Territorial (PDET), lo que quiere decir que asisten a reuniones en las que se priorizan obras, proyectos, vías y escuelas entre otros planes del territorio, además de hacerles seguimiento a los compromisos del Estado en el marco del Acuerdo de Paz.

También exploraron rutas de acceso a apoyos institucionales a través del SENA, las Secretarías de Agricultura municipales y el Banco Agrario, aunque las barreras burocráticas y técnicas siguen siendo una dificultad recurrente.

“Cuando los jóvenes tienen espacios de formación pertinentes, cuando participan en la toma de decisiones y cuando sus saberes son reconocidos, se abren caminos reales para su permanencia en el campo”, concluye la magíster Muñoz.










miércoles, 3 de noviembre de 2021

Alimentos funcionales, reto para el campo colombiano

 Las nuevas tendencias de consumo hacia una alimentación saludable y una producción alimentaria sostenible representan grandes posibilidades de crecimiento para el sector agropecuario colombiano.

Durante la cuarta sesión “Los alimentos y el consumidor del siglo XXI”, de la Cátedra José Celestino Mutis “Retos y oportunidades en la producción del campo colombiano” de la Universidad Nacional de Colombia (UNAL) Sede Bogotá, los expertos invitados coincidieron en señalar que con la pandemia por Covid-19 se está generando un cambio entre los consumidores. Se trata de una especie de nuevo perfil en el que, por ejemplo, se han impulsado aspectos como las ventajas de la comida sana –o más casera–, la compra de alimentos por medio de plataformas on line y la búsqueda de productos de buena calidad, saludables y económicos.

La profesora Amanda Consuelo Díaz, coordinadora del Laboratorio de Análisis en Alimentos de Origen Vegetal del Instituto de Ciencia y Tecnología de Alimentos (ICTA) de la UNAL, afirmó que el vínculo alimento-salud se ha convertido en un factor esencial con respecto al tema alimentario.

Señaló además que “Los consumidores están más informados sobre cómo se han producido o elaborado los alimentos, qué compuestos tienen, qué tan dañinos son para la salud, qué impacto al ambiente ha provocado su producción o elaboración, etc.”.

“Estos aspectos han hecho que en el mercado mundial y nacional haya una demanda de los llamados alimentos funcionales, es decir aquellos que tienen un efecto potencialmente positivo en la salud más allá de la nutrición básica”.

Como alimento funcional se entiende también aquel que ha sido elaborado añadiéndole componentes biológicamente activos que cumplen una función específica y contribuyen a mejorar la salud.

En una revisión realizada por la docente entre 2016 y 2021 a publicaciones científicas alojadas en la base Scopus, evidenció que los temas de mayor interés y relevancia en relación con los alimentos funcionales han sido microorganismos –o microbiota intestinal–, los antioxidantes, compuestos activos y diversidad de alimentos asociados con la biodiversidad.

“El hallazgo de este trabajo evidencia que los alimentos funcionales representan una oportunidad enorme para el desarrollo de nuevo productos, en un mercado que, como el colombiano, aunque todavía es incipiente tiene grandes posibilidades de crecimiento”, señaló la investigadora.

La leche y los alimentos funcionales

La profesora Carla Portillo, de la Universidad Pedagógica y Tecnológica de Colombia, mencionó que “la leche, los quesos y las leches fermentadas son ejemplos de alimentos que poseen una reconocida aceptación en casi todo el mundo como fuente de alimentos e ingredientes funcionales”.

“Esto les permite ser un vehículo efectivo para la aplicación de ingredientes funcionales y hoy son consumidos por amplios sectores de la población, especialmente en países desarrollados, pero también representan una oportunidad para el mercado nacional”.

Indicó además que “en Colombia el consumo per cápita de leche es de apenas 148 litros y la recomendación de la FAO es que un consumo idóneo de este alimento debería ser de 170 litros por persona”.

Productos cárnicos saludables

La profesora Sandra Vásquez Mejía, del Departamento de Producción Animal de la Facultad de Medicina Veterinaria y de Zootecnia de la UNAL, mencionó que entre las tendencias que influyen en la cadena cárnica se encuentran: que sean saludables, listos para consumir, que mejoren el sistema inmune, que sean orgánicos y que tengan sello verde, es decir la etiqueta ambiental voluntaria obtenida para un producto, empresa, organización o servicio, que demuestre el compromiso ambiental por medio de sus acciones.

En ese sentido, entre las estrategias comúnmente utilizadas para desarrollar productos cárnicos saludables se encuentran: la reducción de grasa y de sales y la incorporación tanto de probióticos como de fibras dietarias.

“Un ejemplo de ello son los oleogeles de aceites vegetales y ceras naturales, que impactan de forma positiva en la calidad de vida de las personas y que se están utilizando como alternativa para reducir el contenido de grasas saturadas en los embutidos”.

Según la docente, consolidando buenas prácticas de manufactura también se encuentran las oportunidades en el mediano plazo; para ello es esencial la adaptación de la industria cárnica a las nuevas tecnologías.

La Cátedra José Celestino Mutis “Retos y oportunidades en la producción del campo colombiano” es liderada en el segundo semestre de 2021 por la Facultad de Medicina Veterinaria y de Zootecnia de la UNAL y contará con 16 sesiones.








martes, 7 de septiembre de 2021

Método científico se aprende mejor con salidas de campo

A partir de preguntas de investigación relacionadas con el impacto del hombre sobre las especies de flora en el Parque Natural Chicaque y el tipo de especies de aves que habitan las zonas altas medias y bajas de esta reserva, estudiantes de séptimo grado de Cota (Cundinamarca) encontraron una forma vivencial de aprender y aplicar el método científico, lo que mejoró en un 70 % su desempeño académico en áreas como biología.

Los estudiantes, guiados por el modelo de enseñanza basado en la experiencia, pudieron observar y sentir el entorno del Parque Chicaque y proponer miniproyectos en los que desarrollaron competencias científicas de identificación, indagación, explicación, comunicación y trabajo en equipo, además del desarrollo de competencias sociales.

“Las salidas de campo son el ambiente de aprendizaje propicio para el Desarrollo de miniproyectos de investigación, en los que los estudiantes sigan de manera práctica el método científico, que les permite además una mejor apropiación conceptual disciplinar con respecto a la metodología tradicional que se desarrolla en el salón de clase como ambiente formal de aprendizaje”.


Así lo afirma la investigadora Laura Milena Nova Arias, bióloga y magíster en Enseñanza de las Ciencias Exactas y Naturales de la Universidad Nacional de Colombia (UNAL), quien vio la necesidad de encontrar una forma que los jóvenes se acerquen al método científico de una manera real.

“Normalmente, al preguntarle a cualquier persona sobre el método científico, dicen que lo aprendieron con libros, exposiciones, diapositivas o videos, pero en esto hay muy poca aproximación experiencial. Se tiene la percepción de que es algo difícil, pero en realidad es algo que usamos todos los días para tomar decisiones, por ejemplo cuando nos preguntamos qué ruta de transporte tomar, cuánto nos vamos a demorar, entre otros factores cotidianos”.

La investigadora realizó la aproximación con estudiantes entre los 12 y 13 años de séptimo grado del Colegio Bilingüe José Max León, en el marco del proyecto de investigación institucional “Navegantes 2020”, que abordaba la temática del río Bogotá.

“Les planteé la problemática sobre cómo creen que las personas hacen ciencia, cómo es el día de un científico. Les puse ejercicios de observación en el colegio campestre, donde tenían que salir y mirar su entorno y el de las plantas que veían, y hacerse preguntas que quisieran despejar y que necesitaban de una metodología para ser resueltas”.

La magíster logró capturar la atención y el interés de los estudiantes, y por medio de preguntas orientadoras los guio hasta que lograron ver la aplicabilidad del método científico para responder a todas sus inquietudes. “Ellos creían que la labor científica era inaccesible, pero cuando hablamos del método científico comenzaron a hacerse muchas preguntas y se creyeron su labor científica y por grupos plantearon problemas de investigación”.

Ciencia alrededor de la naturaleza

Esta estrategia pedagógica se complementó con una salida de campo al Parque Natural Chicaque, donde los jóvenes tuvieron la oportunidad de acampar y tener un componente sensorial de la fauna y la vegetación del lugar.

Los jóvenes plantearon preguntas de investigación, por ejemplo sobre la relación del cambio altitudinal con el tipo de aves e insectos del lugar, y través de la observación con binoculares lograron comparar las especies encontradas en la parte alta, media y baja del gradiente altitudinal del Parque.

Otras preguntas estuvieron relacionadas con la influencia del hombre en las zonas por donde circulan y el cambio de la vegetación frente a las zonas alejadas. “Los chicos hicieron un cuadrante en el campamento evaluando cuántas plantas había, qué especies se encontraban allí, cómo estaban sus hojas, y luego hacían otro cuadrante lejos del campamento o en una zona que no fuera de tránsito corriente o por donde no pasaran muchas personas”, señala la investigadora.

Agrega que “al inicio del curso se hizo un acercamiento de forma tradicional sobre conceptos de biología con prácticas en laboratorio y con una evaluación diagnóstica, para mirar qué tanto había aprendido. Al final del año se realizó nuevamente la evaluación y los estudiantes mostraron una mejora significativa su desempeño académico en estas temáticas”.






martes, 15 de septiembre de 2020

Plataformas digitales para el campo

Innovación al campo

 La pandemia evidenció las brechas de conectividad del campo. Por eso organizar el abastecimiento a través de plataformas digitales como “El Campo a un Clic” o el programa “El Campo Emprende” puede representar la salida de alimentos del campo a la mesa de los consumidores.

También la importancia de la logística y el flujo de información para el consumo local y las agroexportaciones, sanidad, pos-cosecha, certificaciones e importancia de la cadena de valor deben formar parte de la integración digital que requieren los sistemas alimentarios.

 Por eso se propone la tele-extensión para que los agricultores accedan a asesorías en línea sobre su cultivo y la posterior cadena de abastecimiento.

 Para Jesús Quintana, Director Regional para las Américas de la Alianza Bioversity – CIAT, quien fue el moderador de esta actividad, “La pandemia ha puesto en manifiesto la fragilidad de nuestros sistemas alimentarios, y es urgente evitar que se convierta en una crisis de inseguridad alimentaria y nutricional en el país.

 Pero la pandemia también nos abre un espacio único para reconsiderar cómo están configurados los sistemas alimentarios, y para reconstituirlos de manera que sean más resilientes, incluyentes, sostenibles y rentables”.

 El Director Regional hizo énfasis en el compromiso de la Alianza Bioversity – CIAT en seguir aportando al fortalecimiento de la Hoja de Ruta para la Nueva Economía de la Alimentación y Uso del Suelo – FOLU 2030, y las nuevas acciones identificadas en esta nueva versión de los Diálogos, de manera interconectada con el Ministerio de Agricultura y Desarrollo Rural y los actores claves que se sumaron a este reto sin precedentes para el sector agroalimentario del país.

Noticias -CIAT- COLOMBIA 



 

jueves, 30 de agosto de 2012

CORPOICA Y EL CAMPO


EMPRESAS COMPROMETIDAS CON EL MEDIO AMBIENTE Y LA EDUCACIÓN EN EL CAMPO, HACEN QUE SE LOGRE DIA A DIA UN DESPERTAR  POR LA AGRICULTURA
LIMPIA Y PRODUCTIVA PARA UNA VIDA MAS SANA.
ESTO ES CORPOICA SEDE PALMIRA EN EL VALLE DEL CAUCA
COLOMBIA.  
  

miércoles, 29 de junio de 2011

SEMILLAS.


Ministerio de Agricultura y CORPOICA entregaron semillas para seguridad alimentaria de campesinos en el sur del Atlántico.
“Es la única ayuda que he recibido para recuperar mi producción”, dice campesino beneficiado.
Es la única ayuda que he recibido para recuperar mi producción” aseguró Victor Manuel Santana Carreño, agricultor de Santa Lucía y uno de los beneficiados con la entrega de semillas de yuca durante el día de campo.
El día de campo permitió llevar a cabo un conversatorio, en el que los productores expresaron su agradecimiento al Gobierno y a la Corporación el apoyo recibido. Cada uno de ellos recibió 600 semillas de plátano y 5.000 de yuca para sembrar en las tierras donde las aguas han cedido y se puede reactivar su actividad agrícola.



Más información:
Myriam Astrid Montoya B.
Jefe Departamento de Comunicaciones
Tel (1) 422 73 00 ext 1261 ó 12
BOGOTA COLOMBIA.