En la cáscara y la cascarilla se revelan importantes fracciones de contenido proteico y compuestos antioxidantes. El hallazgo abre posibilidades para que el sector cacaotero aproveche los restos que acarrea el proceso de beneficio y transformación del fruto del cacao hasta llegar al delicioso chocolate.
El panorama general en la cadena productiva del cacao es que
las etapas de procesamiento de la vaina (también llamada mazorca) generan alto
volumen de residuos y existen falencias en su disposición final, por lo que se
convierten en foco de contaminación del suelo y el agua.
La profesora Edith Marleny Cadena Chamorro, del Departamento
de Ingeniería Agrícola y de Alimentos de la Facultad de Ciencias Agrarias de la
Universidad Nacional de Colombia (UNAL) Sede Medellín, trabaja en “intervenir
desde la investigación en pro del medioambiente. Estamos en una crisis evidente
y notoria por el calentamiento global”, dice.
Su apuesta –junto con otros integrantes de los grupos de
Investigación de Ingeniería Agrícola, y de Biofibras y Derivados Vegetales– son
los estudios relacionados con el aprovechamiento de residuos de cadenas
productivas, y una de ellas es la del cacao, con el que se produce chocolate y
de cuyo procesamiento quedan restos correspondientes a la cáscara y a la
cascarilla.
Como paso inicial para entender las potencialidades de este
alimento, una tesis de maestría indagó por la presencia y cantidad de
compuestos bioactivos, minerales, lignina (biopolímero), celulosa y extractivos
solubles y lipofílicos.
Anny Quiceno Suárez, estudiante de la Maestría en Ingeniería
Agroindustrial, fue quien realizó ese análisis y encontró minerales importantes
como potasio, calcio y fósforo, e incluso proteínas, tanto en la cáscara como
en la cascarilla de cacao.
Según la profesora Cadena, el valor de la investigación
radica en que también se hallaron compuestos con capacidad antioxidante como la
catequina y la epicatequina –que ayudan a aumentar la capacidad antioxidante
del cuerpo protegiéndolo contra el estrés oxidativo–, presentes también en
frutas como la uva.
Otros compuestos interesantes son los alcaloides; dos de
ellos, la teobromina y la cafeína, son costosos en alta pureza, por lo que el
reto es determinar cómo obtenerlos a partir de los residuos de cacao para
comercializarlos, a fin de generar un valor agregado, “e incluso que se pueda
crear un nuevo negocio con el cual se vean favorecidos los productores
primarios”, señala la docente.
Explica además que “el estudio avanzó en el diseño
experimental, y con respecto a la proyección el reto en los extractos con alto
potencial antioxidante sería dilucidar la capacidad antimicrobiana y determinar
las concentraciones mínimas inhibitorias del crecimiento bacteriano,
específicamente relacionado con bacterias cariogénicas, para así desarrollar
productos, como por ejemplo crema dental”.
Método
El proceso de beneficio empieza con el despulpado, del cual
queda la cáscara, que se somete a secado, molienda y tamizado, y se hace
control de tamaño de partículas. Por su parte, el residuo de la cascarilla se
genera en la etapa de tostión. El resultado de estos dos procesos genera la
materia prima que se recolectó para el estudio.
Con la materia prima, los investigadores realizaron
tratamientos previos a través de métodos enzimáticos que aumentan la porosidad
del material. Al hacerlo se favorece el contacto con solventes para realizar la
extracción, para lo cual también se aplicó la “técnica de fluidos
supercríticos”, que permite obtener –con mayor eficiencia– extractos ricos en
polifenoles totales, que son precisamente los que contienen los antioxidantes con
capacidad antimicrobiana sobre bacterias como Escherichia coli y
bacterias del tipo cariogénicas.
Manera de aprovechar los residuos
La profesora comenta que “aunque la cáscara de cacao se
puede degradar por el compostaje natural, si no se le hace un buen manejo se
convierte en foco de contaminación, pues durante la degradación se generan
lixiviados, que a su vez tienen alto grado de acidez que causa daño en los
suelos y las aguas”.
“Si bien uno de los aprovechamientos inmediatos de la
cascarilla ha sido como material de combustión, al utilizarlo así y como opción
para calderas, por ejemplo, no se emplea de forma eficiente el potencial
calorífico. Otra manera de generar beneficios es mediante extractos con
potencial antioxidante y antimicrobiano”.
Según la investigadora, “la satisfacción de los proyectos
dirigidos al aprovechamiento tiene que ver con trabajarlos de manera integrada,
por lo que se usan metodologías y técnicas sostenibles mediante las cuales se
busca realizar aportes económicos y sociales”.
En el proceso, además de generar conocimiento y plantear
alternativas de solución desde la academia, la Universidad ha adquirido
oportunidades de alianzas con empresas, asociaciones y cooperativas.
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