El hallazgo de diversas especies de vainilla en el Pacífico colombiano, entre ellas la más comercial del mundo, Vanilla planifolia, posiciona al país en el mercado nacional e internacional por su rápido crecimiento en los bosques del Chocó, y también por su exquisito y particular aroma, utilizado por los indígenas para atraer amores, sin conocer su valor comercial.
En un trabajo de campo que en 2015 recorrió desde Guapi
(Cauca) hasta Bahía Solano (Chocó), el Grupo de Investigación en Orquídeas,
Ecología y Sistemática Vegetal, de la Universidad Nacional de Colombia (UNAL)
Sede Palmira, reportó el hallazgo de nueve especies de vainilla. Siete años
después, los esfuerzos para impulsar su producción en estos territorios
empiezan a dar frutos.
Mientras que en México, de donde se creía originaria V. planifolia,
hay que recorrer distancias de hasta 20 km2 para encontrar la
planta, en Chocó no solo se existe una gran densidad por unidad de área, sino
que varias especies comparten el mismo espacio, lo que facilita el cruzamiento
entre ellas y las singularidades químicas que las hacen más apetecidas por la
industria mundial de alimentos y cosméticos.
Otra ventaja que está haciendo que los ojos de la industria
se posen cada vez más sobre Colombia, es que en México, Madagascar (África) y
China –mayores productores de vainilla en el mundo– la planta se comporta como
un cactus, y por eso registra un crecimiento lento, en el que se deben esperar
hasta tres años para tener la primera floración y nueve meses más para los
primeros frutos, mientras en el Pacífico colombiano la riqueza hídrica y el
clima incentivan su crecimiento, dando los primeros frutos al año y ocho meses.
El profesor Robert Tulio González Mina, de la Facultad de
Ciencias Agropecuarias de la UNAL Sede Palmira, afirma que “la química de los
frutos de la V. planifolia del Chocó es muy parecida a la
que se considera como la mejor vainilla del mundo, producida en Tahití, en el
Pacífico sur”.
También destaca la existencia de un fruto híbrido de dos
especies, que también está en el Chocó, reconocido por el aroma a vainilla y
compuestos que emanan olor a anís.
El académico señala que “a partir de los estudios
adelantados por el grupo, se ha comprobado por primera vez en el país que la
vainilla que se produce en el Pacífico crece más rápido que en cualquier parte
del mundo”.
De Chocó para el mundo
Algunas comunidades indígenas usaban la vainilla por su
aroma para atraer o corresponder a los amores. Las mujeres usaban la planta
biche curada para hacer collares y cautivar al hombre, y ellos a su vez
impregnaban su ropa con esta especie para iniciar la conquista. Era un recurso del
cual no se conocía su valor comercial.
El proyecto, que inició en 2016 con 18 productores de la
zona, hoy cuenta con 200 agricultores y se ha materializado en la empresa
comunitaria Aromas y Sabores, que hace todo el proceso de compra, acopio,
curado y comercialización de la vainilla.
“Estamos domesticando una especie que se encuentra de manera
silvestre en la selva”, indica Astrid Álvarez, funcionaria de la ONG y egresada
de la UNAL Sede Medellín, quien informa que el 30 de septiembre se les
presentará a las comunidades el Plan de Manejo de la Vainilla, con el fin de
que no haya sobreexplotación.
Los expertos señalan que tradicionalmente en Colombia la industria utiliza la vainilla sintética porque es más económica que la natural. Sin embargo, este fruto de la orquídea podría representar importantes ingresos para los productores. El agricultor o vainillero la vende en óptimo estado de madurez a la empresa, esta a su vez hace el curado – que dura de dos a tres meses– y la vende al consumidor final.
El valor del kilo verde cuesta alrededor
de 150.000 pesos, precio superior al kilo de café o de cacao.
En la actualidad, gracias al convenio firmado con SWISSAID
Colombia, la UNAL Sede Palmira inició una investigación para estudiar los
insectos asociados con el cultivo de vainilla en Bahía Solano.