viernes, 1 de septiembre de 2023

Nuevo registro de orquídea terrestre para el Valle del Cauca

 Hace dos años, explorando la reserva Zanjón Zamorano, cerca de los bosques de Belén en Palmira (Valle del Cauca), estudiantes del Semillero de Investigación en Orquídeas y Ecología de la Universidad Nacional de Colombia (UNAL) hallaron una espiga de tallo alargado con unas 40 diminutas florecitas blancas que llamó su atención y dio inicio al estudio que hoy permite el registro de Microchilus riopalenquensis, orquídea terrestre nativa de Ecuador, Colombia y Perú que crece en guaduales y zonas boscosas.

El registro de M. riopalenquensis para Valle del Cauca aporta a la formación científica y al conocimiento de la riqueza botánica del país. Su hábitat se caracteriza por la humedad, pues se encuentra en los tres países andinos en zonas específicas poco intervenidas por el hombre como bosques, guaduales y áreas con abundante hojarasca, ubicadas por debajo de los 2.000 msnm.

Aunque en Colombia se había observado antes en las riberas del río Magdalena a su paso por Tolima, su registro no se había confirmado y hasta la fecha había pasado desapercibida en Valle del Cauca.

Por ser tan pequeña esta orquídea no se comercializa, pero sí es de alto interés para coleccionistas y científicos ya que se trata de una especie terrestre y nativa que crece en terrenos difíciles y que sin los cuidados apropiados se puede secar y no resistir en el tiempo.

Los estudiantes destacan su importancia por el papel que cumple en el ecosistema como posible bioindicador de la salud ambiental y la biodiversidad. De hecho, “por su posible uso en la restauración ecológica” en Perú forma parte de una lista de especies que no se pueden comercializar para evitar su desaparición.

Con la colaboración del profesor Joel Tupac Otero Ospina, líder del Semillero de Investigación en Orquídeas y Ecología, los estudiantes lograron hacer el reconocimiento taxonómico detallado y la comparación con especies similares, así como la descripción en el Herbario de la UNAL Sede Palmira, esfuerzo que resultará en un artículo científico próximo a ser publicado.

La verificación de que sí se trataba de M. riopalenquensis se logró hasta hace dos meses, gracias a la confirmación del experto australiano en orquídeas Paul Ormerod, quien recibió las imágenes y datos registrados durante los dos años de estudio.

“Su conocimiento en este género de orquídeas fue crucial para validar la identificación y clasificación de la nueva especie”, señala la estudiante de Ingeniería Agronómica Silvia Catalina Delgado Calderón, integrante del semillero, al explicar que “la flor es la parte principal para identificar una orquídea”.

Los investigadores realizaron el estudio en una parcela experimental de 25 m2 en bosques de Belén; para hacer el análisis y la caracterización de la orquídea subdividieron el espacio en 25  cuadrantes y a lo largo de estos dos años su población aumentó de manera significativa al pasar de 150 a casi 300 individuos en la actualidad.

Para el ingeniero agrónomo Diego Rodríguez “esto significa que hay una actividad del polinizador muy importante”, y por lo tanto están trabajando en identificar la especie que poliniza esta orquídea para garantizar su conservación.

El trabajo de campo también se extendió a huertas urbanas y comunitarias de Cali, en donde realizaron observaciones detalladas y se recopilaron más datos sobre la distribución y el hábitat de esta especie.

Por su parte, el profesor Otero resalta el valor de esta investigación en la formación científica: “el proceso de descubrimiento les ha brindado a los estudiantes la oportunidad de desarrollar habilidades de investigación fomentando el pensamiento crítico y el trabajo en equipo”.

También se refirió a la relevancia botánica del hallazgo, pues la identificación y clasificación de M. riopalenquensis enriquece el conocimiento botánico del país y contribuye a entender la biodiversidad vegetal en el Valle del Cauca y en general en Colombia.


La ubicación de esta especie en una zona que antes era considerada como un “desierto de orquídeas” ha sido una grata sorpresa que demuestra que aún en contextos adversos y alterados por actividades humanas la naturaleza revela su capacidad para prosperar en condiciones adversas






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