miércoles, 27 de septiembre de 2023

Compuestos de hongos alucinógenos ayudarían en el campo de la medicina y la salud mental

 En el mundo existen unas 186 especies de hongos psilocibios (psicodélicos), de las cuales solo 19 germinan en Colombia, y entre las más consumidas están Psilocybe colombiana y P. cubensis. Uno de los compuestos más importantes de este tipo de hongo alucinógeno es la psilocibina, que se metaboliza como psilocina y cuyo potencial resultaría benéfico para el tratamiento de la ansiedad y la depresión.

En la Universidad Nacional de Colombia (UNAL) se adelanta el Encuentro UNAL Fungi, y en la conferencia de apertura la profesora Carolina Chegwin, coinvestigadora del grupo “Química de hongos macromicetos colombianos” de la UNAL, señaló que “es necesario que en los cultivos del país se tengan las medidas necesarias para que compuestos como la psilocibina tengan la mejor capacidad de acción y calidad”.

Factores como el suelo y los sustratos presentes son determinantes en la composición de los psilocibios, pues, al igual que en los seres humanos, su metabolismo se verá afectado por lo que consumen.

Además, la cepa del hongo a tratar es fundamental, ya que esto hará que su respuesta frente a la humedad sea distinta; también se deben tener en cuenta aspectos como la luminosidad y la temperatura, por lo que será necesario evaluar el efecto si se usan elementos como luces leds de colores o con diferentes longitudes de onda.

“Es clave estudiar la composición de todas las especies de hongos del país, pues P. cubensis, que es una de las más famosas, no contiene mucha psilocina, por lo que los estudios químicos son claves para tener seguridad sobre lo que se consume, y así se aportaría al crecimiento de la industria”, explicó la experta.

El químico Sergio Urrego, CEO de la empresa de biotecnología Aitia Biotech, afirmó que “hay unas rutas cerebrales específicas llamadas 5-HT2A, en las que componentes como la psilocibina estarían teniendo efectos positivos; esto es importante porque el sistema límbico, encargado de tareas fundamentales como la memoria a largo plazo o incluso el sentido del olfato, es rico en receptores de estas rutas”.

Otras partes del cerebro en las que la química de estos hongos tendría potencial terapéutico son la corteza cerebral –que controla funciones como el pensamiento y la conciencia–, y el hipotálamo, que produce hormonas que controlan la temperatura corporal, la frecuencia cardiaca y hasta el hambre.


Pero tal vez uno de los hallazgos más importantes es que su estructura química es similar a la de la serotonina, u hormona de la felicidad, por lo que ayudaría a regular y generar tratamientos alternativos para algunos pacientes con trastornos de salud mental como la ansiedad y la  depresión. Incluso se han reportado usos en enfermedades cardiovasculares, infecciones o desórdenes genéticos.

Por su parte, Juan Pablo Yasno, asistente de innovación de Aitia Biotech, se refirió a la estructura química específica de los psilocibios, que permite que tengan el efecto deseado en quien los consume.


“Todo se debe a que compuestos como la psilocibina son triptaminas, categoría en la que también entran neurotransmisores como la serotonina o la melatonina (hormona utilizada en la regulación del sueño), por lo que conocer su composición es fundamental para determinar cómo pueden servir como tratamiento”, explica.

Así se hace necesario analizar las muestras de cada cultivo en el país, pues es la única forma en que mediante métodos especializados de laboratorio se determine la cantidad y concentración de estos compuestos y tener mayor seguridad y confiabilidad del producto.

El Encuentro UNAL Fungi, que se adelanta en el Auditorio número 1 del Edificio Aulas de Ciencias Gloria Galeano Garcés de la Sede Bogotá, tendrá numerosas conferencias sobre distintos tipos de hongos y sus aplicaciones.

Hasta el 28 de septiembre este será un espacio en el que expertos de disciplinas como la farmacología, las ciencias agrarias, la medicina, e incluso las artes, hablarán de los hongos, de su capacidad para ayudar en las tareas menos pensadas del ser humano y de la importancia de que en Colombia crezca la investigación sobre estos pequeños seres.





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