En el mundo existen unas 186 especies de hongos psilocibios (psicodélicos), de las cuales solo 19 germinan en Colombia, y entre las más consumidas están Psilocybe colombiana y P. cubensis. Uno de los compuestos más importantes de este tipo de hongo alucinógeno es la psilocibina, que se metaboliza como psilocina y cuyo potencial resultaría benéfico para el tratamiento de la ansiedad y la depresión.
En la Universidad Nacional de Colombia (UNAL) se adelanta el
Encuentro UNAL Fungi, y en la conferencia de apertura la profesora Carolina
Chegwin, coinvestigadora del grupo “Química de hongos macromicetos colombianos”
de la UNAL, señaló que “es necesario que en los cultivos del país se tengan las
medidas necesarias para que compuestos como la psilocibina tengan la mejor
capacidad de acción y calidad”.
Factores como el suelo y los sustratos presentes son
determinantes en la composición de los psilocibios, pues, al igual que en los
seres humanos, su metabolismo se verá afectado por lo que consumen.
Además, la cepa del hongo a tratar es fundamental, ya que
esto hará que su respuesta frente a la humedad sea distinta; también se deben
tener en cuenta aspectos como la luminosidad y la temperatura, por lo que será
necesario evaluar el efecto si se usan elementos como luces leds de colores o
con diferentes longitudes de onda.
“Es clave estudiar la composición de todas las especies de
hongos del país, pues P. cubensis, que es una de las más
famosas, no contiene mucha psilocina, por lo que los estudios químicos son
claves para tener seguridad sobre lo que se consume, y así se aportaría al
crecimiento de la industria”, explicó la experta.
El químico Sergio Urrego, CEO de la empresa de biotecnología
Aitia Biotech, afirmó que “hay unas rutas cerebrales específicas llamadas 5-HT2A,
en las que componentes como la psilocibina estarían teniendo efectos positivos;
esto es importante porque el sistema límbico, encargado de tareas fundamentales
como la memoria a largo plazo o incluso el sentido del olfato, es rico en
receptores de estas rutas”.
Otras partes del cerebro en las que la química de estos
hongos tendría potencial terapéutico son la corteza cerebral –que controla
funciones como el pensamiento y la conciencia–, y el hipotálamo, que produce
hormonas que controlan la temperatura corporal, la frecuencia cardiaca y hasta
el hambre.
Por su parte, Juan Pablo Yasno, asistente de innovación de Aitia Biotech, se refirió a la estructura química específica de los psilocibios, que permite que tengan el efecto deseado en quien los consume.
“Todo se debe a que compuestos como la psilocibina son triptaminas,
categoría en la que también entran neurotransmisores como la serotonina o la
melatonina (hormona utilizada en la regulación del sueño), por lo que conocer
su composición es fundamental para determinar cómo pueden servir como
tratamiento”, explica.
Así se hace necesario analizar las muestras de cada cultivo
en el país, pues es la única forma en que mediante métodos especializados de
laboratorio se determine la cantidad y concentración de estos compuestos y
tener mayor seguridad y confiabilidad del producto.
El Encuentro UNAL Fungi, que se adelanta en el Auditorio
número 1 del Edificio Aulas de Ciencias Gloria Galeano Garcés de la Sede
Bogotá, tendrá numerosas conferencias sobre distintos tipos de hongos y sus
aplicaciones.
Hasta el 28 de septiembre este será un espacio en el que
expertos de disciplinas como la farmacología, las ciencias agrarias, la
medicina, e incluso las artes, hablarán de los hongos, de su capacidad para
ayudar en las tareas menos pensadas del ser humano y de la importancia de que
en Colombia crezca la investigación sobre estos pequeños seres.
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