miércoles, 25 de octubre de 2023

Lirio y “lengua de suegra” descontaminarían aguas residuales

 Por la vistosidad de la flor del lirio y la mezcla amarilla y verde de las hojas de lengua de suegra, estas especies se han usado históricamente con fines ornamentales, y ahora sus extractos se están probando en laboratorio como una materia con alto potencial para descontaminar aguas residuales.

La lengua de suegra (Sansevieria trifasciata) se llama así por sus hojas largas y curvas, que en la región Caribe se le atribuye en tono de burla a las suegras que critican a las parejas de sus hijos. Según el feng shui –antiguo sistema filosófico chino basado en la ocupación consciente y armoniosa del espacio para lograr que este influya positivamente sobre las personas que lo ocupan–, esta planta originaria de África es ideal para atraer dinero, prosperidad y buena energía.

En cuanto a su uso medicinal, ayuda a cicatrizar heridas, disminuir dolor de cabeza y migrañas, reducir los niveles de azúcar en la sangre, aliviar padecimientos de riñón, combatir inflamación de las vías respiratorias y prevenir el cáncer, y además tiene propiedades laxantes.

Por su parte, el lirio (Lilium candidum) se usa como remedio casero para mejorar trastornos como gripe, resfriado, asma, bronquitis, dolor estomacal, insomnio, retención de líquidos y estreñimiento. Además fortalece el cuero cabelludo, elimina impurezas y gérmenes, ya que cumple las mismas funciones de una loción astringente, ayuda a mantener la piel hidratada y en aceite se usa para masajes corporales.

Teniendo en cuenta las propiedades del lirio como depurador de compuestos nocivos, eliminador de toxinas (detoxificante) y descontaminante natural, y de la lengua de suegra como oxigenadora del agua, los estudiantes Ana María Amaya Gámez, Andrés David Ochoa Avendaño, José Carlos Pedrozo Carmona y Zahoris Daza Ortiz, de Ingeniería Biológica de la Universidad Nacional de Colombia (UNAL) Sede de La Paz, probaron en laboratorio los extractos de estas plantas en busca de alternativas para descontaminar el río Cesar.

Este río, principal afluente hídrico del departamento, tiene una extensión aproximada de 280 km desde la Sierra Nevada de Santa Marta hasta su desembocadura en el río Magdalena, y aunque ha jugado un papel fundamental en el desarrollo de las ciudades ribereñas en actividades como la agricultura, la pesca, la explotación de material de arrastre y la ganadería, también se ha llevado la peor parte, que consiste en el daño al ecosistema, pues recibe las aguas residuales.

Según la organización Protección Ambiental Valledupar, una de las principales cargas contaminantes que recibe este río provienen tanto del sistema de alcantarillado –que contienen aguas de inodoros, cocinas, duchas y lavanderías– como de la laguna de oxidación Salguero y de otros municipios como La Paz.


La ingeniera física Diana Rojas, docente de la UNAL Sede de La Paz, explica que “buscamos maneras de obtener aguas residuales más limpias, incluso después de ser sometidas a los tratamientos estandarizados por las entidades encargadas, los cuales consisten en aplicar una serie de procesos físicos, químicos y biológicos para eliminar los contaminantes presentes en el agua, resultado de actividades humanas u otros usos”.

“El objetivo de este proyecto es tener una buena calidad de agua y proteger la biodiversidad de los hábitats acuáticos, eliminando residuos sin generar agentes contaminantes secundarios que puedan surgir a causa de las sustancias empleadas”, precisa.

Al respecto, el estudiante Pedrozo enfatiza: “no se trata de potabilizar las aguas residuales, sino de transformar los vertederos en ambientes aptos para el buen desarrollo natural de los ecosistemas, sin contaminación, pero sin llegar convertirla en potable, pues para eso se necesitarían estudios mucho más profundos”.

El proceso

Para el trabajo, los jóvenes investigadores tomaron muestras de agua contaminada de varios puntos del Cesar –entre ellos La Paz y Manaur– y las observaron en microscopio evidenciando la presencia de parásitos, entre otros microorganismos.

Para la prueba emplearon 4 ml de extracto de hojas de lirio y 20 ml de lengua de suegra. El proceso utilizado fue la maceración, que consiste en dejar la planta molida en contacto con el solvente, en este caso agua, a temperatura ambiente. Después procedieron a obtener los extractos naturales a través de maceración y licuado, el resultado de este proceso se filtró tres veces.

Previamente realizaron un proceso de fotocatálisis (reacción que involucra la absorción de luz por parte de un catalizador o sustrato) así: pesaron 1 gramo de dióxido de titanio para adicionarlo a las muestras que estaban en unos envases de plásticos y que llevaron al sol mediante 20 horas.

“Lo que hace el dióxido de titanio, que se conoce como catalizador en este proceso, es aprovechar la energía solar, los rayos UV y la ozonización, la cual se encarga con la energía que absorbió, acelerar el proceso de limpieza de las aguas. Eso ayuda a degradar a los contaminantes y puede servir como ayuda extra de los extractos a una mejor limpieza”, sustentan los investigadores.

Luego se procedió a tomar el pH para conocer sus propiedades, donde se evidenció que el extracto de la lengua de suegra tiene un pH de 5,34 y el del lirio de 6,89. Posteriormente, tomaron la muestra de pH de las muestras de agua de Manaure y La Paz, más los extractos naturales. Luego tomaron el pH para conocer sus propiedades, y evidenciaron que el extracto de lengua de suegratiene un pH de 5,34 y el lirio de 6,89. Después tomaron el pH de las muestras de agua de Manaure y La Paz, más los extractos naturales, y obtuvieron agua con un pH básico de 7, que es neutro.

“Este pH indica que eventualmente el agua se podría consumir, pero aún falta determinar parámetros como la conductividad y la oxigenación para establecer con propiedad que el agua se pueda tomar”, anota el estudiante Ochoa.







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