lunes, 2 de octubre de 2023

Cultivos de yacón, sagú y achiote renacen en el Valle del Cauca

 El cultivo y consumo de dichos alimentos, entre los que también se encuentra la papa cidra (o guatila), y que se han visto rezagados por la alimentación industrial, está renaciendo en el Valle del Cauca, en donde 500 campesinos de mercados agroecológicos le están devolviendo el valor que merecen, y no solo nutricional, sino también como representantes de la soberanía alimentaria, pues sus sabores autóctonos y su arraigo cultura son fundamentales para las comunidades locales.

Los alimentos olvidados o subutilizados son aquellos que ha caído en desuso o han sido menospreciados en la alimentación cotidiana de una determinada región o comunidad. Suelen formar parte de la herencia culinaria y agrícola de una región, pero con el tiempo han perdido popularidad y se han visto opacados por la homogeneización de la dieta con productos procesados y la escasa demanda de los consumidores urbanos.

Aunque en el planeta existen cerca de 30.000 especies que se pueden consumir, paradójicamente en Colombia solo 4 lideran la alimentación: arroz, trigo, papa y maíz, un riesgo para la biodiversidad de cultivos tradicionales y alimentos que no faltaban hace unos años en la mesa de los colombianos.

El redescubrimiento y la promoción de estos alimentos es importante no solo desde una perspectiva culinaria y gastronómica, sino también desde el punto de vista nutricional y de conservación de la biodiversidad. Muchos de estos alimentos suelen ser ricos en nutrientes y pueden tener propiedades beneficiosas para la salud. Además, su cultivo y consumo contribuyen a diversificar cultivos y preservar especies vegetales valiosas.

Frente a este escenario, manifestado por integrantes de la Red de Mercados Agroecológicos Campesinos del Valle del Cauca, la ingeniera agroindustrial Diana María Mora Escobar, candidata a Doctora en Agroecología de la Universidad Nacional de Colombia (UNAL) Sede Palmira, profundizó en el estudio de estas especies y se puso manos a la obra a rescatar los saberes, sabores y usos asociados con alimentos como yacón, sagú, tomate de árbol silvestre, papa cidra, maíz oscuro, bore y achiote, entre otros.

Para ello seleccionó 10 fincas familiares agroecológicas de Cali, Guacarí, Restrepo, Andalucía, Buga y Tuluá, además de 4 mercados agroecológicos: MercUN (Palmira), Mercovida (Restrepo), Mercacentro (Tuluá) y Mercapaz (Buga), que reúnen a más de 500 familias agroecológicas de manera participativa.

“Con ellos se ha empezado el rescate no solo del cultivo sino también del consumo, es decir, los siembran y después los utilizan en sus preparaciones diarias como sopas, sudados o tortas. Además, parte de ese conocimiento lo comparten en seminarios, talleres, visitas, capacitaciones y degustaciones”, indica la ingeniera.

Como parte del estudio, la investigadora realizó con las familias caminatas etnobotánicas, cartografía social y diagnósticos agroecológicos participativos, entre otras actividades que han sido fundamentales para el desarrollo del trabajo.

Con recursos del Fondo Fundación WWB Colombia para la Investigación –a través de la quinta convocatoria lanzada en 2021 por el Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación (Minciencias)– y de la UNAL Sede Palmira, la ingeniera convocó a reuniones y encuentros con las comunidades en las que aplicó técnicas de investigación participativa y aplicada para revitalizar el conocimiento y el valor nutricional de estos alimentos olvidados.

“El papel de las familias agroecológicas para conservar estos alimentos es fundamental, pues ya se han convertido en guardianes de semillas y de conocimientos ancestrales asociados con ellas, a través de la agricultura familiar de la región”.

Frente al tema, el profesor Diego Ángel, de la Facultad de Ciencias Agropecuarias y director de la tesis, destaca que “la diversidad agrícola se ha reducido en favor de la producción a gran escala de una sola especie”.

Diversidad y visibilidad, claves para la agroecología

La investigadora Mora enfatiza en que “la tarea fundamental de mi proyecto se ha centrado en visibilizar estos alimentos olvidados: se trata de volver a poner en el mapa y en los platos de las personas estas especies y sus historias”.

En una época en la que la modernidad amenaza con borrar las tradiciones culinarias de madres, abuelas y tatarabuelas, como asegura la ingeniera agroindustrial, con el apoyo del Grupo de Investigación en Agroecología seguirá promoviendo el consumo de estos alimentos en eventos académicos, mercados locales y ferias agroecológicas, en un esfuerzo por conectar con esos conocimientos ancestrales perdidos y hacer que cobren vida una vez más.

Como parte de este trabajo, el 20 de septiembre pasado se realizó una muestra agro-biodiversa y gastronómica en el marco del “Seminario Agroecológico Ciencia, Encuentros y Saberes año 18: Recuperando saberes, sabores y usos asociados con las plantas alimenticias olvidadas y subutilizadas”, en la UNAL Sede Palmira a la que asistieron, productores agroecológicos, investigadores, profesores, estudiantes y miembros de la comunidad.







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