Espacios como el biodigestor, el aula de poscosecha, el laboratorio de alimentos para animales, el apiario y el sendero ecológico se han convertido en las “Aulas Vivas”, iniciativa que ha revolucionado la manera en que los estudiantes de la Universidad Nacional de Colombia (UNAL) Sede Orinoquia aprenden integrando prácticas dinámicas con el funcionamiento habitual de la Granja Experimental El Cairo de la Sede.
Dicho plan, liderado por docentes de la UNAL Sede Orinoquia,
busca enriquecer la experiencia educativa yendo más allá del aula, conectando
teoría y práctica de manera transformadora y fomentando conocimientos
significativos y habilidades interdisciplinarias.
En el corazón de esta propuesta está la Granja Experimental
El Cairo, un terreno de varias hectáreas que ha sido fundamental para el
aprendizaje práctico de los estudiantes, pues desde hace más de 19 años
funciona como un espacio de aprendizaje indirecto.
Según el biólogo Andrés Felipe Aponte, docente de la Sede,
“muchos procesos desarrollados aquí han permitido que los estudiantes adelanten
proyectos de aula y aprendan tanto de los profesores como de los trabajadores
que manejan el día a día de la Granja, y con la iniciativa formal ‘Aulas Vivas’
buscamos sistematizar estas experiencias para potencializar su impacto
pedagógico en la comunidad universitaria”.
La propuesta radica en tomar las actividades cotidianas de
la Granja para convertirlas en experiencias pedagógicas dinámicas: “no se trata
solo de clases magistrales sino del intercambio de conocimientos entre
docentes, estudiantes, trabajadores y el entorno natural”, comenta el profesor
Aponte.
Este enfoque potencia el aprendizaje técnico y las
habilidades transversales como análisis, escritura y trabajo en equipo. Además
se ha identificado un impacto positivo en la forma en que los estudiantes
perciben y aplican su aprendizaje en contextos reales.
Agricultura, producción animal, medioambiente y
biodiversidad
Uno de los ejes fundamentales del proyecto es la vinculación
de diversas áreas del conocimiento; por ejemplo en el componente ambiental, el
biodigestor se convierte en una herramienta para aprender sobre el manejo de
residuos orgánicos, la captura de gases de efecto invernadero y la generación
de biogás, esenciales para entender la sostenibilidad energética.
El licenciado en Química Jhon Jairo Aragón, profesor
encargado de las actividades químicas, menciona que “los estudiantes no solo
aprenden sobre estos procesos, sino que además entienden la importancia
ambiental de estos sistemas mientras adquieren habilidades prácticas
fortaleciendo su conciencia ecológica y su responsabilidad social”.
El avistamiento de aves es otra actividad emblemática de las
“Aulas Vivas”. En las salidas de campo por el sendero ecológico del campus,
lideradas por el profesor Aponte, los estudiantes no solo identifican especies
sino que también aprenden sobre biodiversidad y conservación, participando en
eventos internacionales como el October Big Day.
“Más que un ejercicio científico de aprendizaje sobre la
vida silvestre, estas experiencias despiertan en los estudiantes un sentido de
apropiación de su territorio”, comenta el experto.
En el área de producción pecuaria y de agricultura los
estudiantes se involucran en el manejo de aves, peces, cerdos y cultivos
transitorios, entre otros, “desarrollando habilidades que integran saberes en
procesos de producción, nutrición de suelos, manejo de recursos naturales y
otras dinámicas esenciales para el desarrollo sostenible”, detalla el docente
Aragón.
Incluso los trabajadores de la Granja juegan un papel
fundamental: “ellos comparten su experiencia diaria convirtiéndose en maestros
valiosos para los estudiantes. Esta interacción enriquece tanto el aprendizaje
técnico como la apreciación del trabajo comunitario”, anota.
Otro espacio destacado es el aula de poscosecha, donde se
transforman productos agrícolas en alimentos o productos naturales como
extractos y esencias de plantas ornamentales o jabones aromáticos. Estas
actividades no solo enseñan buenas prácticas de fabricación, sino que además
despiertan ideas de emprendimiento en los estudiantes.
“Varios alumnos han creado proyectos a partir de estas
experiencias prácticas, lo hemos visto en sus emprendimientos, en los que
aplican lo aprendido en sus propias iniciativas”, relata el profesor Aragón,
enfatizando en el impacto de este componente en la formación profesional y
personal.
El proyecto tiene una visión de largo plazo que incluye un
componente de bienestar y seguridad alimentaria. Una meta futura es aprovechar
la producción de la Granja para reducir costos de alimentos y contribuir a la
seguridad alimentaria de la comunidad universitaria. Aunque esta propuesta aún
está en desarrollo, representa el potencial del proyecto para impactar
directamente en la calidad de vida de los estudiantes y trabajadores de la UNAL
Sede Orinoquia.
Actualmente la iniciativa de las “Aulas Vivas” está en fase
piloto, pero los docentes están documentando cada experiencia para consolidar
un modelo replicable por años.
No hay comentarios:
Publicar un comentario