martes, 10 de diciembre de 2024

Harina de plátano: menos humedad y mayor durabilidad

 El plátano verde, ese con el que usted prepara patacones con hogao o suero costeño, se convertiría en un ingrediente de alto valor nutritivo con beneficios funcionales que duren más tiempo sin perder sus propiedades alimentarias. Así como lo lee, en un laboratorio de la Universidad Nacional de Colombia (UNAL) Sede Manizales, expertos están transformando el plátano en harina mediante “extrusión”, un proceso que no solo mejora su calidad, sino que además abre la puerta a nuevas formas de combatir la desnutrición y la inseguridad alimentaria en Colombia.

Aunque ampliamente usada en preparaciones tradicionales como coladas o sopas, la harina de plátano tiene limitaciones: su baja solubilidad y su corta vida útil. “Por eso elaboramos un suplemento de harina que no solo sea fácil de usar, sino que además ayude a combatir la desnutrición”, explica David Alejandro Velásquez Ramos, estudiante de Ingeniería Química e integrante del semillero Diseño y Formulación de Alimentos (Difoal) de la UNAL.

En un país donde más de 4,2 millones de personas enfrentan inseguridad alimentaria, esta innovación marcaría la diferencia. “El plátano popocho (Musa acuminata) es una materia prima autóctona con mucho potencial. Esta es una variedad pequeña, resistente a la sigatoka negra, una enfermedad que afecta las hojas reduciendo la capacidad de la planta para realizar fotosíntesis y afectando la calidad de los frutos. Dicha resistencia lo hace ideal para el cultivo en regiones donde esta enfermedad es común.

“Al convertir el popocho en harina funcional podemos desarrollar suplementos que ayuden a mejorar la nutrición en comunidades vulnerables, que será una siguiente fase del proyecto” señala el investigador.

Esta harina también tiene un impacto directo en la economía rural. Al utilizar un cultivo local como el plátano popocho se fomentaría la producción agrícola, se reducirían las importaciones de materias primas y se generarían oportunidades para las familias campesinas.

Tampoco se puede perder de vista que el plátano es un fruto tropical rico en vitaminas, almidones y minerales esenciales como fósforo, zinc, calcio, potasio y magnesio, lo que lo convierten en un alimento fundamental en la dieta de los colombianos.

El desafío de reducir la humedad

El reto del investigador Velásquez está en reducir de un 15 a un 8 % la humedad de la harina, haciéndola menos propensa al crecimiento microbiano de hongos, por ejemplo. Esto significa que se puede almacenar por más tiempo sin que se dañe, un factor esencial para su distribución en comunidades remotas, ya que a mayor humedad, menor capacidad de conservación.

En ese sentido, el proceso de extrusión mejora la solubilidad, es decir la capacidad de la harina de plátano para disolverse en líquidos, lo cual permite que no forme grumos, facilitando su uso en preparaciones instantáneas como bebidas enriquecidas con vitaminas o sopas rápidas, ideales para niños y adultos mayores.

El proceso comienza con plátanos verdes cuidadosamente seleccionados. Estos se pelan, rebanan y secan hasta obtener una harina básica con una humedad controlada al 15 %. La harina entra al extrusor, un equipo industrial que combina presión, temperatura y fricción. “Cuando la harina sale del aparato ocurre una ‘explosión controlada’ que cambia la estructura física del almidón mejorando sus propiedades,” explica el estudiante Velásquez.

La extrusión permite no solo conservar los nutrientes esenciales como vitaminas y minerales, sino que además facilita la incorporación de probióticos, microorganismos beneficiosos para la salud intestinal, lo cual convierte la harina en un alimento funcional, útil para complementar la dieta y mejorar la absorción de nutrientes.

Los investigadores están trabajando para garantizar que las propiedades mejoradas de la harina extruida se mantengan constantes en cada lote producido. Además planean incorporar fórmulas fortificadas con vitaminas y probióticos para ampliar su impacto nutricional.

El proyecto, liderado por el semillero Difoal, con la dirección de la docente Sneyder Rodríguez Barona, demuestra cómo un alimento de primera necesidad para los colombianos como el plátano verde se puede convertir en una solución innovadora para combatir el hambre y mejorar la calidad de vida de millones de personas.







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