lunes, 2 de junio de 2025

Nuevas semillas de maracuyá elevarían la producción nacional hasta 25 toneladas por hectárea

 Ocho nuevas variedades élite de maracuyá, más dulces, resistentes y productivas que las tradicionales, fueron identificadas por investigadores de la Universidad Nacional de Colombia (UNAL). Estas plantas aumentarían la productividad nacional de 17 a más de 25 toneladas por hectárea y fomentarían su consumo gracias a sus propiedades nutracéuticas, que incluyen antioxidantes, potasio, magnesio y vitaminas A y C.

En Colombia se cultivan más de 12.000 hectáreas de maracuyá en más de 20 departamentos, con una producción anual que supera las 210.000 toneladas, con Antioquia, Meta y Huila como líderes. Sin embargo, el cultivo enfrenta desafíos importantes: bajos rendimientos, escasa tecnificación, uso de semillas no certificadas y una alta incidencia de enfermedades como la fusariosis, causada por hongos del género Fusarium, que generan marchitamiento y pudrición en las plantas.

Para enfrentar este problema, el Grupo de Investigación en Recursos Fitogenéticos (Girfin) de la Universidad Nacional de Colombia (UNAL) Sede Palmira desarrolló un proceso de mejoramiento genético que permitió identificar ocho accesiones élite de maracuyá. Estas variedades destacan por su alto rendimiento, mayor porcentaje de pulpa, dulzura y resistencia a plagas y enfermedades. Actualmente se están validando o evaluando en campo con productores de Antioquia, Meta, Caldas, Valle del Cauca y Huila.

Selección genética desde el campo colombiano

Las variedades élite surgieron de un riguroso trabajo de campo realizado en 52 cultivos de 27 departamentos. Inicialmente los investigadores recolectaron muestras en fincas productoras y luego las evaluaron agronómicamente analizando indicadores como rendimiento, contenido de azúcar, porcentaje de pulpa y tolerancia a factores adversos. A través de análisis estadísticos y varios ciclos de selección, identificaron las plantas superiores que hoy permiten avanzar hacia la producción de semilla certificada.

Mientras en Colombia el maracuyá estándar alcanza en promedio 17,2 toneladas por hectárea, las nuevas variedades élite superan las 25 toneladas desde el primer año de producción. Cada fruta contiene más del 50 % de pulpa, un contenido de azúcares con grados Brix superiores a 14,5 y una mayor tolerancia comprobada a las enfermedades más comunes del cultivo.

Además del trabajo en campo, las variedades se caracterizaron genética y molecularmente en laboratorio, lo que permitió verificar su estabilidad y sus ventajas frente al maracuyá convencional. Paralelamente el equipo realizó injertaciones con especies silvestres del mismo género, Passiflora, como la cholupa (Passiflora maliformis), incorporando genes de resistencia a enfermedades.

“Hemos tenido muy buenos resultados con estos sistemas de aprovechamiento de recursos genéticos que no posee el maracuyá pero sí otras especies afines”, explica el profesor Jhon Albeiro Ocampo, líder del Girfin.

Advierte además que “el gran problema de este cultivo es la ausencia de un sistema de semillas confiable: actualmente las plantas que se siembran en el país no cuentan con respaldo genético ni sanitario, lo que aumenta los riesgos para los agricultores y limita el desarrollo técnico del maracuyá”.

Transferencia del conocimiento al agricultor

Como parte de este proceso, el Girfin también ha producido publicaciones científicas y elaboró un manual técnico –disponible en el repositorio institucional– con recomendaciones detalladas sobre densidad de siembra, sistemas de riego, manejo nutricional y control de plagas. Estas herramientas buscan facilitar la adopción del cultivo mejorado por parte de productores y viveristas, fortaleciendo así el vínculo entre la investigación y el campo.

Uno de los grandes desafíos es aumentar el consumo de maracuyá en Colombia. Aunque es una fruta tropical reconocida, su valor nutracéutico, es decir, su capacidad para contribuir a la salud, sigue siendo poco aprovechado. Gracias a su contenido de antioxidantes, vitamina C, potasio y fibra, el maracuyá fortalece el sistema inmunológico, mejora la digestión y apoya la salud cardiovascular.

También contiene compuestos como flavonoides y alcaloides naturales, asociados con efectos calmantes sobre el sistema nervioso, lo que le confiere un valor funcional adicional. Incluirlo en la dieta no solo aporta beneficios nutricionales, sino que además impulsa una cadena productiva con alto potencial económico y social para el país.

Recientemente el profesor Ocampo presentó los resultados del proyecto en el II Congreso Mundial de Pasifloras, realizado en Medellín con la participación de expertos de más de 15 países. Esta visibilidad internacional no solo valida el trabajo científico realizado por el Girfin, sino que también posiciona a Colombia como referente regional en el mejoramiento genético de frutas tropicales con alto valor económico y nutricional.







No hay comentarios:

Publicar un comentario