Inspirado en la necesidad de crear alimentos saludables, un ingeniero químico de la Universidad Nacional de Colombia (UNAL) Sede Manizales transformó las rodajas de cidra –también conocida como guatila y papa de pobre– en “moneditas” enriquecidas con vitamina C y probióticos que benefician la salud intestinal al mejorar la absorción de nutrientes y fortalecer el sistema inmune.
Aunque la guatila, chayote, beyota o yota(Sechium
edule (Jacq.) Sw.) es un alimento versátil en la cocina
tradicional latinoamericana –por ejemplo para espesar preparaciones con
fríjoles o para elaborar dulces caseros–, en los últimos años su consumo ha
disminuido drásticamente.
Consciente de su potencial, el ingeniero químico Andrés
Felipe Londoño Sierra, magíster en Ciencia y Tecnología de Alimentos de la UNAL
Sede Medellín, decidió convertir este fruto en un snack o
pasaboca funcional, ideal para consumidores modernos.
El proyecto se inspira en la cocina de Japón, país pionero
en el desarrollo de alimentos funcionales que en la década de 1980 popularizó
el término foshu (alimentos para uso específico en la salud),
el cual permitió crear productos destinados a prevenir enfermedades y mejorar
la calidad de vida.
Allí se entendió temprano que una dieta equilibrada sería
clave para reducir costos en salud pública. En este contexto se desarrollaron
productos enriquecidos con compuestos bioactivos para abordar problemas como la
hipertensión, la diabetes y las enfermedades cardiovasculares, enfoque que
inspiró al magíster Londoño a usar la cidra como materia prima para incorporar
nutrientes funcionales y microorganismos que promueven la salud intestinal,
cardiovascular y mental.
“La idea es trabajar en estrategias de prevención, no de
tratamiento. Nuestras ‘moneditas’ de cidra buscan combatir problemas como la
hipertensión, el síndrome de colon irritable y el colesterol alto, enfermedades
crónicas no transmisibles derivadas de malos hábitos alimenticios, incorporando
estos beneficios directamente en la dieta diaria”, afirma el magíster.
De hecho, el producto desarrollado cumple con la normativa
establecida en la Resolución 810 de 2021 del Ministerio de Salud y Protección
Social, la cual estableces los niveles de nutrientes funcionales en alimentos.
Cada porción de 100 gramos del pasaboca contiene 83 miligramos de vitamina C,
lo que equivale al 100 % del valor diario recomendado para un adulto.
Además incluye probióticos como Bacillus coagulans,
microorganismos que benefician la salud intestinal al mejorar la absorción de
nutrientes y fortalecer el sistema inmune. “Aseguramos un contenido superior a
un millón de unidades formadoras de colonias por gramo, garantizando un impacto
positivo en el consumidor”, agrega.
“Incluir antioxidantes en la dieta diaria es crucial para
prevenir el estrés oxidativo derivado de procesos normales como la respiración
y el metabolismo de nutrientes”, puntualiza.
Tecnología de alimentos aplicada a la cidra
El proceso para obtener los snacks comienza
con un impregnador al vacío, una tecnología patentada en la Universidad de
Caldas con modelos matemáticos desarrollados en España en 1992. “Este equipo
somete la cidra a condiciones de vacío para retirar el aire entre las células.
Al recuperar la presión ambiental la solución enriquecida con vitamina C y
microorganismos probióticos penetra en el fruto”, explica el investigador
Londoño.
Este método no solo preserva la textura y el sabor de la
cidra, sino que además asegura la distribución uniforme de los compuestos
bioactivos en el fruto.
Después las rodajas de cidra se someten a un secado por
ventana de refractancia, una tecnología que emplea temperaturas moderadas y
tiempos cortos. Este método minimiza la pérdida de nutrientes y asegura que los
probióticos, organismos vivos sensibles al calor, permanezcan activos.
“La vitamina C se descompone a temperaturas cercanas a los
56 oC. Gracias a esta tecnología pudimos evitar que el producto
se degradara”, destaca el investigador.
El desarrollo de este alimento funcional representa no solo
un avance tecnológico sino también un esfuerzo por rescatar tradiciones y crear
un impacto positivo en la salud pública.
El proyecto fue apoyado por el semillero en Diseño y
Formulación de Alimentos (Difoal), equipo dirigido por la docente Sneyder
Rodríguez Barona que le daría nueva vida a este fruto combinando tradición y
ciencia.
Según el magíster, las “moneditas” de cidra abrirían puertas
a nuevas oportunidades económicas para agricultores locales que cultivan este
fruto. El proyecto también busca incentivar el cultivo y consumo de la cidra,
demostrando que los alimentos autóctonos pueden competir en el mercado de
productos funcionales”.