Por la vistosidad de la flor del lirio y la mezcla amarilla
y verde de las hojas de lengua de suegra, estas especies se han usado
históricamente con fines ornamentales, y ahora sus extractos se están probando
en laboratorio como una materia con alto potencial para descontaminar aguas
residuales.
La lengua de suegra (Sansevieria trifasciata) se
llama así por sus hojas largas y curvas, que en la región Caribe se le atribuye
en tono de burla a las suegras que critican a las parejas de sus hijos. Según
el feng shui –antiguo sistema filosófico chino basado en la
ocupación consciente y armoniosa del espacio para lograr que este influya
positivamente sobre las personas que lo ocupan–, esta planta originaria de
África es ideal para atraer dinero, prosperidad y buena energía.
En cuanto a su uso medicinal, ayuda a cicatrizar heridas,
disminuir dolor de cabeza y migrañas, reducir los niveles de azúcar en la
sangre, aliviar padecimientos de riñón, combatir inflamación de las vías
respiratorias y prevenir el cáncer, y además tiene propiedades laxantes.
Por su parte, el lirio (Lilium candidum) se usa como
remedio casero para mejorar trastornos como gripe, resfriado, asma, bronquitis,
dolor estomacal, insomnio, retención de líquidos y estreñimiento. Además
fortalece el cuero cabelludo, elimina impurezas y gérmenes, ya que cumple las
mismas funciones de una loción astringente, ayuda a mantener la piel hidratada
y en aceite se usa para masajes corporales.
Teniendo en cuenta las propiedades del lirio como depurador
de compuestos nocivos, eliminador de toxinas (detoxificante) y descontaminante
natural, y de la lengua de suegra como oxigenadora del agua, los estudiantes
Ana María Amaya Gámez, Andrés David Ochoa Avendaño, José Carlos Pedrozo Carmona
y Zahoris Daza Ortiz, de Ingeniería Biológica de la Universidad Nacional de
Colombia (UNAL) Sede de La Paz, probaron en laboratorio los extractos de estas
plantas en busca de alternativas para descontaminar el río Cesar.
Este río, principal afluente hídrico del departamento, tiene
una extensión aproximada de 280 km desde la Sierra Nevada de Santa Marta
hasta su desembocadura en el río Magdalena, y aunque ha jugado un papel
fundamental en el desarrollo de las ciudades ribereñas en actividades como la
agricultura, la pesca, la explotación de material de arrastre y la ganadería,
también se ha llevado la peor parte, que consiste en el daño al ecosistema,
pues recibe las aguas residuales.
Según la organización Protección Ambiental Valledupar, una
de las principales cargas contaminantes que recibe este río provienen tanto del
sistema de alcantarillado –que contienen aguas de inodoros, cocinas, duchas y
lavanderías– como de la laguna de oxidación Salguero y de otros municipios como
La Paz.
La
ingeniera física Diana Rojas, docente de la UNAL Sede de La Paz, explica que
“buscamos maneras de obtener aguas residuales más limpias, incluso después de
ser sometidas a los tratamientos estandarizados por las entidades encargadas,
los cuales consisten en aplicar una serie de procesos físicos, químicos y biológicos para
eliminar los contaminantes presentes en el agua, resultado de actividades
humanas u otros usos”.
“El objetivo de este proyecto es tener una buena calidad de
agua y proteger la biodiversidad de los hábitats acuáticos, eliminando residuos
sin generar agentes contaminantes secundarios que puedan surgir a causa de las
sustancias empleadas”, precisa.
Al respecto, el estudiante Pedrozo enfatiza: “no se trata de
potabilizar las aguas residuales, sino de transformar los vertederos en
ambientes aptos para el buen desarrollo natural de los ecosistemas, sin
contaminación, pero sin llegar convertirla en potable, pues para eso se
necesitarían estudios mucho más profundos”.
El proceso
Para el trabajo, los jóvenes investigadores tomaron muestras
de agua contaminada de varios puntos del Cesar –entre ellos La Paz y Manaur– y
las observaron en microscopio evidenciando la presencia de parásitos, entre
otros microorganismos.
Para la prueba emplearon 4 ml de extracto de hojas de
lirio y 20 ml de lengua de suegra. El proceso utilizado fue la maceración,
que consiste en dejar la planta molida en contacto con el solvente, en este
caso agua, a temperatura ambiente. Después procedieron a obtener los extractos
naturales a través de maceración y licuado, el resultado de este proceso se
filtró tres veces.
Previamente realizaron un proceso de fotocatálisis (reacción
que involucra la absorción de luz por parte de un catalizador o sustrato) así:
pesaron 1 gramo de dióxido de titanio para adicionarlo a las muestras que
estaban en unos envases de plásticos y que llevaron al sol mediante 20 horas.
“Lo que hace el dióxido de titanio, que se conoce como
catalizador en este proceso, es aprovechar la energía solar, los rayos UV y la
ozonización, la cual se encarga con la energía que absorbió, acelerar el
proceso de limpieza de las aguas. Eso ayuda a degradar a los contaminantes y
puede servir como ayuda extra de los extractos a una mejor limpieza”, sustentan
los investigadores.
Luego se procedió a tomar el pH para conocer sus
propiedades, donde se evidenció que el extracto de la lengua de suegra tiene un
pH de 5,34 y el del lirio de 6,89. Posteriormente, tomaron la muestra de pH de
las muestras de agua de Manaure y La Paz, más los extractos naturales. Luego
tomaron el pH para conocer sus propiedades, y evidenciaron que el extracto de
lengua de suegratiene un pH de 5,34 y el lirio de 6,89. Después tomaron el pH
de las muestras de agua de Manaure y La Paz, más los extractos naturales, y
obtuvieron agua con un pH básico de 7, que es neutro.
“Este pH indica que eventualmente el agua se podría
consumir, pero aún falta determinar parámetros como la conductividad y la
oxigenación para establecer con propiedad que el agua se pueda tomar”, anota el
estudiante Ochoa.