En un innovador proyecto de clase que le apuesta a explorar el potencial para la clonación y propagación de esta planta, estudiantes del Colectivo Siembra de la Universidad Nacional de Colombia (UNAL) Sede Palmira cultivaron en laboratorio tejido vegetal de Cannabis sativa de la variedad “mango biche”, muy reconocida en el mundo por su peculiar aroma a dicha fruta tropical y su color amarillo intenso. Este resultado es un importante avance para la agricultura nacional.
En la agricultura moderna, el cultivo de tejidos vegetales
es una técnica que viene transformando la manera en que se propagan y mejoran
las plantas bajo condiciones controladas en el laboratorio, y que no solo
permite la multiplicación clonal de individuos con características o rasgos
específicos sobresalientes, sino que también puede contribuir a la creación de
nuevas variedades e implementar sistemas de conservación.
Dicho método ha mostrado ser una herramienta poderosa en la
mejora genética de cultivos, la conservación de la biodiversidad vegetal y la
producción sostenible de alimentos, flores, fibras y productos medicinales, ya
que tiene aplicaciones comerciales y ecológicas significativas, como la
proliferación de especies en peligro de extinción, la propagación rápida,
limpiar enfermedades y producir material de siembra libre de estas, y la
producción de metabolitos de interés comercial entre otras aplicaciones.
Para que el impulso de estas tecnologías sea una realidad en
países como Colombia se necesitan expertos, personal cualificado; por eso entre
la oferta académica de la Sede Palmira se encuentra la asignatura “Cultivo de
tejidos vegetales”, dirigida a estudiantes de pregrado y posgrado.
En ella se ofrece una visión profunda de esta fascinante
área de estudio que cuenta con la experiencia del profesor Roosevelt Humberto
Escobar Pérez, de la Facultad de Ciencias Agropecuarias de la Sede
Palmira.
“En nuestro entorno académico aprovechamos esta técnica para
enseñarles a los jóvenes de manera práctica y pedagógica cómo partir desde un
pequeño fragmento de tejido hasta producir una planta completa. Los estudiantes
deciden qué especie quieren trabajar, luego deben argumentar el porqué la
quieren propagar, y a partir de allí escogen el explante, el medio y la técnica
adecuada, hasta lograr que el tejido crezca y en algunos casos, recupere una
planta completa con capacidad de ser llevada y crecida en vivero”, explica el
docente.
Aporte a la creciente industria del cannabis
En el contexto del cannabis, el cultivo de tejidos se constituye en un proceso crucial para la industria, dada la creciente demanda de variedades de alta calidad con perfiles genéticos específicos. En ese sentido, esta planta es especialmente adecuada debido a su capacidad natural de regeneración y a su amplia variabilidad genética.
El Colectivo Siembra está integrado por más de 30
estudiantes de todos los programas de la UNAL Sede Palmira con interés en la
investigación científica y la promoción de las plantas enteógenas o con algún
efecto psicotrópico, entre ellas el cannabis. Así, los estudiantes Harold
Mauricio Peña Silgado y Néstor Eduardo Valencia Ordóñez, del programa de
Ingeniería Agronómica, decidieron trabajar con este material y a la fecha han
logrado resultados promisorios.
El estudiante Valencia explica que “el proceso de cultivo de
tejidos de la planta de cannabis de la variedad ‘mango biche’ comenzó con el
explante de la planta madre, que se refiere a la porción de tejido vegetal que
se extrae y se utiliza como material para iniciar el cultivo in vitro. Este se
puede tomar de diferentes partes de la planta, como el ápice del tallo, las
yemas o las hojas”.
Una vez seleccionados, se desinfectaron y pusieron en un
medio de cultivo estéril que contiene nutrientes y reguladores de crecimiento
para proporcionar las condiciones óptimas con el fin de que las células se
multipliquen y se diferencien, hasta formar estructuras conocidas como callos
con capacidad de diferenciar estructuras definidas.
A partir de estos se puede inducir la formación de brotes
mediante la suplementación de reguladores de creciente en el medio de cultivo.
Estos brotes continúan su desarrollo hasta lograr una planta completa.
Posteriormente se endurecen, se aclimatizan y se trasplantan a un sustrato
adecuado, que bajo condiciones semi controladas de humedad y temperatura pueden
continuar su desarrollo en vivero y alcanzar su madurez en campo.
Los estudiantes consideran que “el cultivo de tejidos ofrece
varias ventajas para la industria del cannabis. En primer lugar, permite la
propagación masiva de plantas con características deseables, como altos niveles
de cannabinoides o resistencia a enfermedades, lo que facilitará la producción
a gran escala de variedades consistentes y de alta calidad. Además permite
conservar su diversidad genética a largo plazo”.
Este proceso abre nuevas posibilidades para la mejora
genética del cannabis y el desarrollo de variedades con perfiles genéticos
personalizados para usos medicinales, recreativos o industriales que satisfagan
la creciente demanda de este mercado en Colombia y el mundo.
En el laboratorio se cultiva una variedad de tejidos
vegetales con diferentes propósitos, desde papa, yuca, ajo, batata y pitaya,
hasta plantas ornamentales, en donde los estudiantes exploran la diversidad
vegetal y aprenden las técnicas necesarias para cultivar tejidos con éxito,
pese a los desafíos logísticos como disponibilidad de espacio, equipos y
materiales.
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