El avistamiento de aves es una estrategia pedagógica efectiva para motivar el aprendizaje en el campo. Así se demostró en un colegio de Venecia (Antioquia), en donde jóvenes de grados 10 y 11, después de 7 salidas de campo y de registrar 130 especies, afianzaron sus conocimientos sobre qué es un ecosistema, cómo se mantiene su equilibrio, y por qué para mantenerlo no se debe tener fauna silvestre en las viviendas, entre otros aspectos.
Para diseñar esta estrategia didáctica basada en el
avistamiento de aves, Tania Lizet Garzón Caratar, magíster en Enseñanza de las
Ciencias Exactas y Naturales de la Universidad Nacional de Colombia (UNAL) Sede
Medellín, aprovechó la majestuosidad ofrecida por la naturaleza en dicho
municipio antioqueño, vecino del Cerro Tusa, una montaña a 1.850 msnm
considerada como la pirámide natural más alta del país.
La magíster menciona que “hacerse preguntas es un paso
fundamental para el aprendizaje, sobre todo si estas nacen de los intereses y
necesidades propias. Con esto en mente hice un diagnóstico en la Institución
Educativa Uribe Gaviria (Sede Villa Silvia) de Venecia, en donde yo trabajo.
Allí conversé con más de 60 estudiantes de distintos grados y sus familias, y
con los colegas docentes, sobre aspectos como sus gustos o aficiones,
motivaciones y formas de dictar clase”.
Así encontró que en la comunidad hay un interés creciente
por el ecoturismo, un pilar fundamental de la economía del suroeste antioqueño.
De hecho Venecia es un destino para el turismo de naturaleza al que llegan
viajeros interesados en subir al Cerro Tusa, y también quienes buscan el avistamiento
de aves o recorrer los senderos de arrieros, altares y hasta interesados en la
espeleología.
“Para mi trabajo tuve como referente al investigador
brasileño Marco Antonio Moreira y el Aprendizaje Significativo Crítico, que
reconoce al individuo como parte de una cultura, capaz de lidiar con ella y
aprovechar sus propios recursos para construir conocimiento. Para diseñar el
plan combiné el ámbito económico con la sensibilidad ambiental y los
conocimientos en biología”, explica.
La estrategia comienza con la evaluación de los
conocimientos previos de los estudiantes, a través de preguntas como: ¿qué
es un ave? ¿qué especies conoces? ¿qué función cumplen en el ecosistema?
Luego se les brindan bases conceptuales, se les explica qué es el turismo
sostenible, cuál es la distribución de las aves, qué es la fauna
silvestre, etc., luego se hace un acercamiento a instrumentos como
binoculares para que exploren los alrededores de la institución, para
posteriormente llevar a cabo las salidas de campo y, al final, evaluar y
recolectar preguntas e ideas nuevas. Todo ello en un lapso de varios días.
Al final recopilaron un listado de 134 especies, localizadas
en 4 veredas y 1 corregimiento (El Vergel, Villa Silvia, La Arabia, El Narciso
y La Mina). “Evaluamos un antes y un después de los conocimientos. Por ejemplo,
los estudiantes no volvieron a traer a colación aves comunes como la guacamaya,
el colibrí o el loro, sino que mencionaban otras como el rey gallinazo, el
barranquero, el águila, el sinfín y la oropéndola, propias de la región”.
Al final de la estrategia quedaron consignados nuevos
conceptos a tratar desde las ciencias, como por ejemplo especie invasora,
reptil, ecosistema, y geografía.
“El avistamiento sirvió como facilitador de los conceptos
que exige la malla curricular, pero también fortaleció la convivencia y a los
estudiantes se les abrieron proyectos a futuro. Muchos dijeron que les gustaría
estudiar y convertirse en guías, y además pidieron que la experiencia se
replique en grados inferiores.
El grupo con el que trabajó la magíster se autodenominó “Cucaracheros
del Cerro Tusa”, en alusión al cucarachero paisa, un ave endémica de Antioquia.
Al final la investigación dejó una cartilla que cualquier docente puede
utilizar como inspiración.
“La estrategia es replicable en otras instituciones rurales.
Lo importante es identificar cuáles son los intereses particulares de la
comunidad con la que se trabajará, puede ser la agricultura, el agua, u otro
tipo de animales. A partir de ahí se puede ajustar”, concluye la magíster.
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