jueves, 4 de abril de 2024

Niveles de metales pesados en suelos agrícolas del Valle del Cauca, sin evidente riesgo para la salud humana

 La evaluación de las concentraciones totales de mercurio, plomo, cadmio, cromo, níquel, cobalto y arsénico en los suelos donde se desarrollan los principales cultivos de la zona plana del departamento –como caña de azúcar, plátano, maíz, piña y cítricos– determinó que en más del 90 % de los sitios muestreados los niveles de metales pesados no representan un potencial riesgo para la población. Sin embargo, dado su carácter acumulativo en el suelo y la capacidad que tienen para afectar los cultivos, su monitoreo y seguimiento es fundamental.

La contaminación de los suelos por dichos compuestos de alta densidad es una problemática cada vez más recurrente, con más de 10 millones de áreas afectadas, fenómeno que se ha exacerbado por el crecimiento de la industria, la extracción minera y el uso de agroquímicos, llevando a algunos países a consecuencias económicas y ambientales significativas, como sucedió en China en 2018, cuando se tuvieron que desechar 12 millones de toneladas de granos, con millonarias pérdidas.

El proyecto de investigación de Gilberto Eduardo Marín Pimentel, del Doctorado en Ciencias Agrarias de la Universidad Nacional de Colombia (UNAL) Sede Palmira, originado a partir de una necesidad de la Corporación Autónoma Regional del Valle del Cauca (CVC), evaluó las concentraciones de seis metales pesados (mercurio, plomo, cadmio, cromo, níquel y cobalto) y un metaloide (arsénico) para anticipar posibles efectos adversos sobre la salud pública y el entorno natural.

El experto propuso los niveles de fondo y los valores de referencia para facilitarles a las autoridades ambientales la medición efectiva e integral de los suelos agrícolas, un primer aporte importante para diseñar la formulación de políticas y estrategias de gestión ambiental, ante la ausencia de un referente normativo.

La investigación adelantada en Colombia sobre este tema es incipiente; además, a diferencia de España, Brasil, Perú o México, que cuentan con una legislación más avanzada, acá es un tema pendiente. De hecho, para su trabajo el doctor Marín comparó los niveles de referencia hallados, y también consideró una amplia gama de factores del suelo como pH, materia orgánica, textura y otros aspectos fisicoquímicos, lo cual ofrece una visión más completa de la situación ambiental, ya que en el país solo se había hecho un primer acercamiento en el Piedemonte Llanero, pero con resultados específicos para ese territorio.

El estudio se ubica en una región donde el 17 % de los suelos se destinan a labores agrícolas, más del 95 % de ellos para cultivar caña de azúcar, plátano, piña, maíz y cítricos, claves para la economía regional. Por tanto, monitorear el impacto potencial de los metales es de suma relevancia, dado su carácter acumulativo en el suelo y su capacidad para afectar los cultivos.

Las muestras se tomaron a 30 cm de profundidad del suelo en 13 cuencas hidrográficas distribuidas estratégicamente a lo largo de la planicie vallecaucana, entre las que se destacan Guachal, Tuluá y Roldanillo-Unión-Toro (RUT) y las demás con influencia en los municipios de Cali, Bugalagrande, Palmira, Jamundí, Yumbo, San Pedro, Guacarí, Ginebra, Trujillo y Obando, principalmente.

El proyecto, financiado por la CVC y con apoyo del Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación (Minciencias), se realizó en varias etapas, comenzando con la delimitación del área de estudio mediante cartografía digital y la identificación de 489 sitios prioritarios por sus actividades agrícolas, las cuales incluyeron el muestreo y los análisis en laboratorio.

Entre las principales conclusiones se destacan que las concentraciones de arsénico y mercurio (dos de los elementos químicos más peligrosos para los seres vivos) fueron bajas (<0,10 mg.kg-1), y representan más del 98 % de los sitios analizados”, informa el investigador.

“Elementos como cadmio, cromo, níquel, cobalto y plomo mostraron una distribución diversa en la zona analizada; aunque los promedios de concentración total de cadmio (0,16 mg.kg-1) y cobalto (17,17 mg.kg-1) son superiores a los de la corteza terrestre, estos niveles no alcanzaron los límites considerados como peligrosos según los referentes en la literatura científica reportada en el mundo”, explica el doctor Marín.

De forma sectorizada, se registraron altas concentraciones de cadmio en algunos sitios de las cuencas de Tuluá y San Pedro. En cuanto al cobalto, se observó un mayor nivel en la cuenca Pescador, al igual que con el níquel.

En el caso del plomo, un elemento químico de alto riesgo para los seres vivos, se observó mayor concentración en la zona industrial de Yumbo, mientras que los mayores niveles de cromo se observaron en la cuenca de Guabas, que abarca los municipios de Ginebra y Guacarí, y también en la de Tuluá. Sin embargo, los niveles determinados globalmente no evidencian una amenaza potencial para el ambiente, los cultivos, los animales y la salud humana.

 






No hay comentarios:

Publicar un comentario